«Capítulo 15»

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Por suerte, el domingo refrescó un poco.

El cielo había amanecido parcialmente nublado, evitando que el sol atacara con toda su fuerza. La brisa de la tarde se había levantado justo cuando Mingyu aparcó frente a la casa de Wonwoo. Un poco antes de las seis su furgoneta ascendió por el camino de tierra, botando sobre los baches y levantando una nube de polvo y gravilla. Jeon salió al porche, ataviado con unos pantalones descoloridos y una camisa de manga corta, justo en el momento en que el moreno se apeaba del vehículo.

Esperaba que no se le notara el nerviosismo. Era su primera cita en lo que se le antojaba como una eternidad. Cierto, Bohyuk estaría con ellos, y técnicamente no era una cita formal... Pero, de todos modos, para Wonwoo era como si lo fuera. Se había pasado casi una hora pensando qué ponerse hasta que al final había tomado una decisión, pero incluso después no se había sentido totalmente seguro. Al ver a Mingyu, que también iba con ropa cómoda, respiró aliviado.

—Hola, espero no haberme retrasado.

—No, llegas justo a tiempo.

Mingyu se rascó la mejilla, distraído.

—¿Dónde está Bohyuk?

—En casa. Voy a buscarlo.

Apenas tardó un minuto en volver a salir. Mientras cerraba la puerta con llave, Bohyuk arrancó a correr.

—¡Hoa, Ingu! —exclamó el pequeño.

Mingyu mantuvo la puerta abierta y ayudó al niño a subir, tal como había hecho el día anterior.

—¿Qué tal, Bohyuk? ¿Preparado para ir a la feria?

—¡Amión monstuo! —exclamó el niño, feliz.

Inmediatamente después de trepar hasta el asiento, se colocó de nuevo al volante, intentando sin éxito moverlo de un lado al otro. Mientras se acercaba a la furgoneta, Wonwoo oyó que Bohyuk imitaba el sonido de un motor.

—Se ha pasado todo el día hablando de tu coche —explicó el pelinegro—. Esta mañana, ha encontrado una caja de cerillas que le recordaba a tu furgoneta y se ha pasado el rato jugando con ella.

—¿Y su avión?

—Eso era ayer, cosa del pasado. Hoy toca la furgoneta.

Kim hizo un gesto hacia la cabina.

—¿Debería dejar que conduzca otra vez?

—No creo que Bohyuk te dé la oportunidad de decir que no.

Mientras Mingyu dejaba espacio para que Wonwoo se subiera, este notó el aroma de su colonia. Nada sofisticado, pero agradeció el detalle. El niño se apartó para dejar espacio al bombero, y tan pronto como este se hubo acomodado en el asiento, el pequeño se le sentó encima. Jeon se encogió de hombros, con una expresión de «Ya te lo había advertido». El moreno arrancó el motor, entre risas.

—¡Muy bien, muchachote, vamos!

Volvieron a conducir despacio, dando botes de vez en cuando sobre la hierba y sorteando los árboles hasta que al final llegaron a la carretera. Inmediatamente, Bohyuk saltó del regazo de Mingyu hasta el asiento, con cara de satisfacción. El moreno agarró el volante y condujo hacia el pueblo. El trayecto hasta la feria duró solo unos minutos. Kim estaba ocupado mostrándole al pequeño diferentes partes de la furgoneta: el radiotransmisor, la radio, los interruptores en el salpicadero. Estaba claro que él no entendía lo que le decía, pero no parecía querer darse por vencido. Wonwoo se dio cuenta de que Mingyu hablaba más despacio que el día anterior. Además, usaba palabras más simples. No estaba seguro de si se debía a la conversación que habían mantenido en la cocina o a que se le había contagiado la cadencia. Fuera como fuera, se lo agradeció.

Rescued ➳ MeanieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora