«Capítulo 22»

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A la mañana siguiente, mientras Wonwoo bebía una taza de café a primera hora, sonó el teléfono. Bohyuk estaba tumbado en el suelo del comedor, esforzándose por pintar un dibujo lo mejor que podía, aunque le resultaba imposible no salirse de las líneas. Cuando él contestó, reconoció la voz de Mingyu al instante.

—¡Ah, hola! ¡Me alegro de encontrarte despierto!

—Ya sabes que siempre me levanto muy temprano —le contestó Jeon, al tiempo que le invadía una extraña sensación de alivio por oír su voz—. Anoche te eché de menos.

—Yo también. Debería haberme quedado. No he dormido bien.

—Yo tampoco —admitió el mayor—. Me he despertado un montón de veces. Me parecía extraño disponer de toda la manta para mí solo.

—Oye, que yo no te quito la manta. Seguro que estás pensando en otra persona.

—¿Ah, sí? ¿En quién?

—Quizás una de esas personas tan solícitas del restaurante.

—No lo creo —se echó a reír Wonwoo—. ¿Qué, llamas porque has cambiado de idea sobre el almuerzo?

—No, hoy no puedo. Me pasaré cuando acabe para llevarte al trabajo, ¿Si?

—¿Quieres que prepare una cena temprano?

—No, no creo que llegue a tiempo, pero gracias de todos modos. Esta tarde he de recibir un pedido de paneles, así que no puedo comprometerme.

Wonwoo se dio la vuelta hacia la otra pared; el cable del teléfono se tensó a su alrededor.

«¿Desde cuándo llegan los pedidos después de las cinco de la tarde?»

—Ah, bueno, pues ya te veré esta noche —respondió el pelinegro, jovial.

Entonces hubo una pausa más larga de lo normal.

—De acuerdo —contestó Kim al fin.

—Bohyuk se ha pasado toda la tarde preguntando por ti —dijo Wonwoo en un tono informal.

Tal como le había asegurado por teléfono, Mingyu lo esperaba en la cocina mientras el mayor recogía el bolso, aunque había llegado con el tiempo justo para llevarlo al restaurante. Se dieron un beso rápido. Él parecía un poco más distante que de costumbre, si bien se disculpó atribuyendo su estado al estrés en el trabajo.

—¿Ah si? ¿Dónde está el muchachote?

—En el jardín de atrás. No creo que te haya oído llegar. Espera un momento, que lo aviso.

Wonwoo abrió la puerta trasera y lo llamó. El pequeño entró corriendo en la casa.

—¡Oa, Ingu! —lo saludó el niño, con una amplia sonrisa en la cara.

Sin mirar a su hermano, fue directamente hacia Mingyu y saltó a sus brazos. Él lo atrapó en el aire sin problemas.

—¡Hola, muchachote! ¿Qué tal estás hoy?

El mayor no pudo evitar fijarse en el cambio en la actitud de Kim cuando alzó a su hermano hasta la altura de sus ojos.

—¡Él está quí! —gritó Bohyuk con alegría.

—Lo siento, pero hoy tenía mucho trabajo —se excusó Mingyu—. ¿Me has echado de menos, muchachote?

—Sí, te he echado de menos —contestó el pequeño.

Era la primera vez que Bohyuk contestaba a una nueva pregunta de forma correcta, sin que Wonwoo tuviera que pedirle que lo hiciera. Ambos se quedaron en silencio, estupefactos. Y, por un segundo, el pelinegro olvidó las preocupaciones de la noche anterior.

Rescued ➳ MeanieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora