Final

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Wonwoo abrazó a Mingyu con fuerza hasta que por fin él se quedó en silencio, totalmente agotado. Entonces lo soltó y fue a la cocina. Al cabo de un momento regresó con una lata de cerveza, un pequeño capricho que se había permitido el día que compró el coche. No sabía qué hacer ni qué decir. A lo largo de su vida había oído historias espeluznantes, pero ninguna como aquella.

Mingyu alzó la vista cuando el mayor le ofreció la cerveza. Con el semblante triste, abrió la lata y tomó un sorbo. Luego la bajó hasta el regazo y la cubrió con ambas manos. Wonwoo se sentó a su lado y le puso la mano en el muslo. Él cubrió la mano con la suya.

—¿Estás bien?

—No —contestó el menor sin vacilar—, aunque quizá nunca lo he estado.

Jeon le apretó la mano con ternura.

—Probablemente no —convino, sonriendo con desgana—. ¿Por qué esta noche, Mingyu?

Pese a que podría haber intentado convencerlo de que el accidente de su padre no había sido culpa suya, la intuición le decía que ese no era el momento. Ninguno de los dos estaba listo para enfrentarse a esos demonios. Mingyu hizo rotar la lata de cerveza entre sus dedos, con aire ausente.

—No he dejado de pensar en Seungmin desde que murió... Y al enterarme de que Seungcheol y Jeonghan se van del pueblo..., no lo sé..., he tenido la impresión de que me ahogaba en mi propia agonía.

«Me parece que ese ha sido siempre tu problema, Mingyu»

—¿Por qué has decidido contármelo a mí, y no a otra persona?

Mingyu no contestó de inmediato. Cuando alzó la vista hacia Wonwoo, sus ojos dejaban entrever todo su arrepentimiento.

—Porque nunca antes había sentido algo tan profundo por nadie como lo que siento por ti —se sinceró.

Jeon contuvo el aliento. Al ver que no decía nada, el moreno apartó la mano, cohibido, tal y como había hecho en la feria unos meses antes.

—Tienes todo el derecho a no creerme. Probablemente yo tampoco lo haría, por cómo me he comportado. Lo siento, de verdad. Te pido perdón por todos mis errores. Me equivoqué —hizo una pausa. Con el dedo pulgar, empezó a juguetear con el anillo de la lata—. Me gustaría poder explicar por qué me comporté así contigo, pero no puedo. Llevo tanto tiempo mintiéndome a mí mismo que ni siquiera estoy seguro de si soy capaz de reconocer la verdad. Lo único que sé es que he echado a perder lo mejor que me ha pasado en la vida.

—En eso te doy la razón —admitió Wonwoo.

Su comentario le arrancó a Mingyu una carcajada nerviosa.

—Supongo que no estás dispuesto a darme una segunda oportunidad... ¿No?

Wonwoo se quedó en silencio, consciente de que, en algún momento de la noche, su rabia hacia el moreno se había evaporado. Aún le dolía todo por lo que había pasado, y todavía sentía miedo por lo que pudiera depararle el futuro. Sentía la misma ansiedad que lo había dominado hacía unos meses, cuando había conocido a Mingyu.

—Ya recurriste a la misma táctica antes —respondió el mayor sin alterar la voz—. Creo que deberías cambiar de método.

Kim alzó la vista para mirarlo a los ojos, esperanzado por lo que le había dicho Wonwoo y por cómo se lo había dicho.

—¿Tú crees?

—Sí —dijo el pelinegro, sonriendo—. Si fuera el rey, ya habría ordenado que te cortaran la cabeza.

—¿Así que no hay esperanza?

¿Había esperanza? Al final, todo se reducía a esa cuestión. Wonwoo vaciló. Podía notar que su firme tenacidad se hacía añicos ante la mirada de Mingyu, que parecía decirle más cosas que cualquiera de sus palabras. De repente, se sintió desbordado por los recuerdos de todo lo que había hecho por él y por Bohyuk. Los sentimientos que había intentado reprimir con tanto esfuerzo durante las últimas semanas salieron a flote.

Rescued ➳ MeanieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora