Capítulo 3: Trampa

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Abría mis parpados lentamente, escuchaba un crujir en la lejana, que era acompañado del silbido característico del viento cuando hay ráfagas fuertes. El cuaderno se encontraba donde mismo, mi cuerpo estaba en la misma posición y podía recordar con lujo de detalle a aquella ave que trajo un dolor infernal cuando se desapareció.

Moví ligeramente mi mano, descubriendo que esta ya no estaba adolorida, solo algo caliente y entumida. Lo mismo con el resto de mi cuerpo: Ya no había dolor, solo calidad y adormecimiento. Con esto encima, logré pararme y mirar hacia afuera de la caja. Tal parece que estuve dormido por algún tiempo, ya que está anocheciendo. Cogí el cuaderno, junto con el bolígrafo, y me dispuse a regresar por donde había venido.

Las calles estaban tal cual las había dejado, solo periódicos adornaban algunas avenidas, llevados por el viento, cual ruedas del desierto. Tomé uno de ellos, no era gran cosa lo que decían, solo era noticias típicas, como:

"Sujeto apuñala a otro."

"Hombre viola a su hijastra."

"Desaparecen 50 jóvenes de forma desconocida."

La última noticia hizo que me pasara un escalofrío por todo el cuerpo, quizá por la palabra "desconocida". Lo desconocido ha adornado mi día, desde que he despertado no ha habido algo que se me haga normal.

La temperatura había bajado considerablemente, exhalaba vapor por la boca y ahora no estaba el Sol conmigo, las nubes grises habían cubierto todo el cielo.

Tuve que tomar una chamarra "prestada" de una tienda. Aún tenía las esperanzas de que algún guardia de seguridad apareciera y me la quitara en el acto. Sin embargo, solo había maniquíes a mí alrededor.

La sensación de desánimo no me dejaba en paz. Debería estar feliz, debería estar jugando todos los títulos de consola que veo en un centro de videojuegos al otro lado de la calle, debería estar consumiendo comida chatarra hasta que me estallara el estómago, o por lo menos escoger una guitarra y tocarla para sentirme relajado. Pero, no tengo ánimo de nada. No me explico por qué una gran tristeza me hiere por dentro, es como si extrañara algo, como si esta no fuese la vida que quiero. Sé que la soledad es el paraíso de varios, un momento de paz en el que puedes ordenar tus ideas, desahogarte, escribir, dibujar, o hacer alguna otra actividad con la seguridad de que no serás interrumpido. Bueno, para mí no es del todo así, estoy un poco desanimado por la nada, literalmente, hay algo en el pasado que no recuerdo, algo que me quita la felicidad, algo que combina con este ambiente, algo que me llama desde lo más profundo de mi mente, rogando por salir a flote, mas parece que existe una barrera entre eso y yo, impidiendo su resurgir de entre el olvido.

De camino hacia aquella casa, buscaba con desesperación en mi mente algún recuerdo que me dijera algo sobre mí, pero lo único relevante que recordaba era mi edad, sexo y vagos recuerdos de haber estado en esta ciudad, con personas cuyos rostros no se mostraban. La melancolía se apoderaba de mí, aun sin recuerdos, sin saber cuál es mi propósito en esta densa soledad, luego de ver todo de la caja, creo que... me estoy precipitando.

"Puede que el cuervo haya sido solo una alucinación por alguna enfermedad, puede que esté soñando, puede que las personas estén en otra ciudad, debido a unos gases tóxicos que se han liberado aquí. Tal vez aquella caja los haya contenido y yo había sido el afortunado que le había tocado estar en el lugar y momento equivocado." Pensé.

Mi ánimo se elevó un poco al pensar por un segundo que había esperanzas.

"Bien, creo que, si esto es una alucinación, puedo hacer lo que se me venga en gana. Igual, si me voy a quedar aquí un rato, disfrutaré mi estancia." Afirme, para luego ir corriendo hacia el centro de videojuegos del que había comentado.

Si les soy sincero, me la pasé horas frente a las consolas, jugando y consumiendo golosinas como loco. Cuando me aburrí, salí de ahí con un par de consolas y videojuegos que me habían gustado. Uno de estos era un "Assassins Creed", "GTA 9", "Resident Evil: Umbrella Resurrection", entre otros que me habían parecido divertidos e interesantes.

Guardé estos en una casa cercana de 2 pisos, justo debajo de la cama.

Salí rumbo al supermercado. De este saqué 2 carritos llenos de galletas, refrescos, papas fritas, helado, malvaviscos, verduras y unas carnes para la cena. Obviamente no comeré solo golosinas, estas me las llevo como postres.

Ya habiendo sacado estos carritos, entré con otro diferente y comencé a pasearme con este, dándole impulso con una escoba. Varias veces choqué, pero mi diversión no era interrumpida. Me sentía todo un marinero sobre el carrito, digan lo que digan, hacer esto es divertido.

Saliendo, amarré los dos carritos y los llevé empujándolos, como si anduviera en un "Patín del diablo". Ojalá supiera conducir, pues había muchos autos con las llaves puestas. Tal vez me atreva a conducir alguno.

Llevé las cosas hacia la casa donde había dejado los videojuegos y guardé la mayoría en el refrigerador.

Volví hacia el estacionamiento, estaba decidido a intentar manejar un auto rojo que me había gustado. No debería de ser tan difícil, o eso pensaba. Justo cuando entré en el coche, pude observar, de reojo, cómo una silueta se movía dentro del supermercado. Giré mi cabeza hacia este, llevándome la sorpresa de que había algo escrito sobre las puertas de cristal:

"AYUDA"

-¿"AYUDA"?, ¿A qué se refiere?, ¿Quién lo hizo?- Luego de un largo silencio, solté mis dudas al aire para tranquilizar el ambiente.

El texto estaba escrito en tinta negra, parecía estar pintado con algún tipo de brocha o rodillo. Quien sea el que lo haya hecho, debe estar ahí adentro.

Salí del auto y caminé firme hacia las puertas. El ambiente se sentía pesado, a veces sentía como alguien me observaba desde un rincón, pero, cuando volteaba, no se encontraba nada. En más de una ocasión logré ver cómo figuras se asomaban por la esquina de un edificio, detrás de un auto o, simplemente, veía figuras ocultándose detrás de la mercancía del centro comercial.

-¡Hola! ¿Alguien me escucha?- Gritaba intentando que aquel que estaba ahí adentro, saliera.

El frio se hacía más fuerte y un pánico se adueñaba de todo mi cuerpo, un instinto me gritaba que no entrara. El miedo me hacía sudar frio, sentía un nudo en la garganta y mis pies temblaban un poco. Era como si todo mi ser se negara a cruzar las puertas de cristal por temor a descubrir lo que hay ahí adentro.

"Corre." Escuché una voz en mi cabeza justo cuando las puertas automáticas se abrían frente a mí.

-¿Qué?- Pregunté, a la par de que notaba otro movimiento frente a mí. A 5 pasillos, algo se veía moverse por una rendija. Lo que era extraño es que se veía de un color totalmente negro y se movía en 4 patas, con un caminar parecido al de un reptil.

Una garra se asomó de aquella estantería, era completamente negra, tenía la palma larga, así como los dedos, que terminaban en garras curvas, como las características de un raptor.

Estaba pálido completamente, la temperatura me había abandonado. Quería correr, dar media vuelta y salir como loco hacia mi refugio, pero no podía hacerlo, estaba paralizado por el miedo, mi atención se ponía en aquella cosa negra que asomaba la cabeza poco a poco.

"¡CORRE!" Su grito me despertó del trance. Sin dudarlo, di media vuelta y... es una trampa.

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