Capítulo 16: Espejos Parte 3

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Nunca me había imaginado estar en ésta situación, solo teníamos que llegar a los extremos del "Abis", recopilar información de éste, ver las posibles defensas de Alejandro y reportarlo ante nuestro líder. Nuestro plan era perfecto, incluso habíamos llevado algunos del rango "Upyr" por si las cosas se complicaban. Nuestro grupo estaba formado por 10 "Novicios" y 5 "Upyr", entre ellos estaba uno que había sido reconocido por herir a un Centinela. Nuestras posibilidades de salir ilesos eran del 100% según nuestras expectativas. Si tan solo hubiéramos sabido a lo que nos enfrentábamos, si tan solo hubiésemos traído a los "Electi", jamás hubiéramos perdido, no hubiera visto a mis compañeros ser masacrados de tal forma ante mis ojos, ni siquiera los "Upyr" tuvieron posibilidad de hacerle algún daño a aquel Nigromante. Su estilo de combate nunca la había visto en ningún otro de nosotros, su escalofriante máscara era lo único que uno podía ver antes de ser desmembrado, la sangre no me apetece después de eso, miro los rostros de terror en las cabezas cercenadas de mis antiguos compañeros, mientras me encuentro de rodillas, escribiendo ésta nota, esperando a que él regrese.

-Bien, bien, así que aquí está una de las putas de Eidan- Su repentina aparición me hizo saltar de la impresión. En verdad era él: Alejandro.

-Puta tu ma...- Me interrumpió acomodándome un revés que me tiró varios dientes.

-¿Con esa boca le lamias el culo a Eidan?

-¡No te atrevas a pronunciar su nombre, sucio traidor!

-¿O qué?, ¿Me matarás?- Acercó su rostro al mío.

-Sí-Clavé una estaca directamente en el corazón, sangre salpicó el suelo y mis manos resbalaban del arma que quemaba la carne de éste maldito-. Has sido un verdadero estúpido Alejandro. Ésta estaca está hecha de plata bendecida, no hay manera de que un Vampiro pueda soportarla.

Alejandro retrocede un poco y observa su pecho, sin borrar esa estúpida sonrisa de su rostro.

-¿Plata bendita? He de reconocer que me has sorprendido- Toma el mango de la estaca-. Sin embargo, necesitarás algo más que una simple estaca para acabar con un Hellhound- Saca la estaca de un solo movimiento, dejando que la sangre salga de su pecho y se evapore.

-¿Pero... cómo?- Miraba estupefacto a la plata fundirse en su mano desnuda.

-¡Estúpidos "Novicios"! No comprenden lo que en realidad soy, niegan ver lo que ante ustedes está y se engañan comparándome con un Nosferatu común. Su error más grande es pensar que tienen esperanza.

-Y tu error fue meterte con...- Mi garganta se cierra y un ardor insoportable inunda mis venas. Caigo al suelo y me retuerzo, siento como si hierro fundido estuviese en éstas. No había sentido este dolor desde que era un humano. Miro mis brazos y mis venas están tornándose de un color oscuro que se extiende lentamente por mi piel y carne, quemándola lentamente.

-Mi sangre es un veneno mortal para ustedes, no debiste tocarla- Alejandro se mofaba de mi dolor-. Ahora dime: ¿Dónde están los demás?

-¡Nunca te lo diré!- Rugí, para luego sentir un dolor más intenso.

-Veo miedo en tu mirada, ¿Acaso temes que los encuentre? Piénsalo: Solo somos 4 los que estamos en "Abis", si vamos hasta ellos, puede que nos maten apenas nos detecten. Es más, conociendo a Eidan, arremeterá contra mí en cuanto salga de "Abis".

-Aun así... no te lo diré. Quiero que pases cada momento de tu corta y... patética existencia sabiendo que en cualquier momento morirás- Se me dificultaba el habla, sentía que iba a desmayarme.

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