Capítulo 8: Detalles Ignorados

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Sorpresa y angustia eran las palabras con las que podía describir a mi rostro. Apenas alcancé a tomar el mango de mi cuchillo, cuando otra oración fue pronunciada.

-Sabes que puedo desintegrarte, así que guarda tus energías para lo que se avecina- Pude distinguir la voz del cuervo. Giré mi cabeza y lo vi.

-Pensé que estabas dentro de mí.

-Lo estoy. Lo que vez ahora es solo un hueco en la realidad en el que tu mente y la mía se unieron en un solo espacio del conocimiento.

-¿Por qué me trajiste aquí?

-Mira tus heridas, ¿No te parece extraño que ya no sientas dolor?

-¿Cómo?- Era cierto, no me di cuenta que mi dolor había desaparecido.

-Se curaron.

Con cuidado, pasé la yema de mis dedos alrededor de donde se suponía debía de estar la herida de mi pierna, mas ya no tenía sensación alguna. Presioné sobre esta, pero era como si lo hiciera sobre mi carne firme.

-¿Cómo pasó eso?

-Cada vez que matas a un ser viviente, su alma no tiene descanso, ni sufrimiento, sino que se queda en este mundo para servir a su asesino, como un precio a pagar por haberlo ayudado a alcanzar la eterna sabiduría. Sus funciones son variadas, en este caso tu cuerpo utiliza parte de una de esas almas para regenerarse y asimilar las características físicas que más le favorece para la supervivencia.

-¿Quieres decir que soy algo así cómo inmortal en este momento?

-Ingenuo, tal cosa es mucho más de lo que puedes comprender. Solo las almas retrasaran tu partida. Sin embargo, si solo cuentas con tu alma, no podrás regenerarte.

-¿Eso quiere decir que, entre más asesine, más tengo posibilidades de vivir?

-Correcto, pero solo si estás en la Locura.

-¿A qué te refieres?

-Has aceptado la Locura en tu cuerpo, esta te llevará al límite, sacando tu verdadero ser, con el poder de la Oscuridad. Este día, fui yo quien la activó momentáneamente, solo para que tuvieras una muestra de su poder.

-¿Cuándo la activaste?

-Fue justo en el momento en el que la aceptaste. Fue una pequeña porción brindada por mí, así que sus efectos no fueron percibidos. Pero, llegará el momento en el que tengas que utilizarla por tu cuenta.

-¿Cómo la activo?

-Descúbrelo- Se desvaneció sin más.

Volvía a estar solo, no escuchaba nada en mi cabeza, ni veía los hilos de humo que había dejado antes. Decidí no insistir en mi pregunta, pues tenía cosas más importantes que hacer.

Volví a mirar por el telescopio, dándome cuenta que los Höllenjunge estaban en el mismo lugar de antes, como si se hubiesen mantenido inmóviles durante mi plática. Uno de ellos se acercó a la casa iluminada y, al ver el cadáver de uno de su raza, lanzó un chillido al cielo, que fue contestado por varios que estaban dispersos por la ciudad. Con el otro, pasó lo mismo, solo que esta vez escuchaba sollozos al terminar el grito en el aire. Un Höllenjunge se tiró al suelo y comenzó a llorar desconsoladamente, al igual que algunos de sus compañeros, mientras que otros sacaban sus garras y corrían desesperados hacia las casas, arañando las puertas y rompiendo las ventanas. Podía notar cómo estos se hacían daño al intentar entrar, incluso uno llevaba las zarpas ensangrentadas por los restos de vidrio que se había incrustado. Otro había perdido sus garras al intentar romper la puerta con estas. Tal parece que entran en un estado de frenesí descontrolado al ver a más de un muerto de su especie. Suspiré y anoté esto en mi diario.

Aun escucho los llantos de esos niños, no sé si son verdaderos o es una trampa, pero debo admitir que me rompen el alma al escucharlos, es como si de verdad les importase la muerte de sus semejantes. Veo a uno frente al portón, de sus ojos caen líneas rojas, simulando lágrimas. Está mirando en dirección a la puerta, no puede ser que me haya descubierto. Noto un sonido apenas audible entre los llantos, es como si un gis o piedra fuese rozado contra el suelo...

"Hunter." Afirmaba en mi cabeza. Podía escuchar el leve rose de sus garras al subir las escaleras, al igual que su modo cauteloso de moverse, haciendo pausas cada cierto tiempo a la espera de algún sonido que pudiera ser emitido por su presa: Yo.

No sé cómo pudo entrar sin que lo viera, él no estaba aquí, no pudo haber aparecido de la nada... ¡Mierda! La camioneta. Cuando iba en esta, el sonido del motor era el único audible en los alrededores, además de que mi vista era limitada a los espejos, a los cuales les prestaba poca atención al conducir.

Mi "visitante" ya estaba completamente en la planta alta, escuchaba su caminar por el pasillo. Ya sabía que estaba aquí, me había estado estudiando todo este tiempo, solo esperaba el momento en que yo bajara la guardia, para él poder atacar.

Intentaba pensar en una forma de escapar, mas esos gritos no me dejaban encontrar solución. Puede que por la ventana, pero corro el riesgo de ser visto por el Höllenjunge de afuera, quien puede alertar a sus amigos y, en estos momentos, no creo poder correr de la misma forma que ayer, ni siquiera creo que ahora se lo piensen dos veces antes de atacarme.

El Hunter ya estaba del otro lado de la puerta, tocaba a esta como si fuese una persona.

Toc, toc.

"Saltaré."

Toc, toc.

"Mejor me escondo debajo de la cama."

Toc, toc.

"El armario se ve seguro."

¡Toc, toc!

"¡Puta madre! ¡Ya se desesperó!"

Empuñé mi cuchillo con firmeza. Tenía miedo, la última vez casi me matan, ahora no sé cuántos son, no tengo una gran salida, el portón está bloqueado, me he puesto yo mismo una trampa, he cavado mi propia tumba.

Silencio, ya no había más toques. El Hunter se retiraba, al parecer esperaba alguna reacción o respuesta del otro lado, mas no la consiguió. Me sentía aliviado, estaba a salvo por el momento, esta habitación había sido descartada.

Mi respiración se tranquilizaba, mi corazón retumbaba en mi pecho, pero ya había pasado el peligro. O eso pensé...

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