Capítulo 18: El Verdadero Cazador Parte 3

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Mis recuerdos desaparecían así como aparecieron. Olvidaba lentamente todo, excepto aquella promesa que le hice a Karla en aquel bosque. Silenciosamente, la oscuridad abrazaba mis parpados, consumiendo la poca luz que por estos pasaba. Abrí los ojos un momento, encontrándome en un sitio completamente oscuro, en el que podía distinguir un par de ojos rojos e iluminados frente a mí. Una tenue luz se encendió encima de nosotros, dejándome ver mejor a la figura que se encontraba frente a mis ojos. Lo observaba atónito al descubrir su cabellera negra que casi le llegaba a los hombros, su mirada de psicópata, su sonrisa que presumía un líquido rojo que manchaba sus dientes y escurría en un delgado hilo fuera de su boca... Era yo, solo que creo que era mi versión en modo Locura y en una versión un poco mayor, como de unos 17 año. Por un momento pensé que me iba a atacar, hasta que repentinamente colocó su mano de frente, tocando una especie de pared invisible que nos dividía.

-¡Ey niño! No tienes de qué preocuparte, aquí hay una maldita pared que evita que te golpee-Aquel chico rompe el silencio incomodo, su voz es ligeramente parecida a la mía, con un tono un poco grave.

-¿Quién eres tú?

-Se supone que ya lo tendrías que saber: Soy aquello que buscas ocultar en tus ojos, por lo que todos se esconden en sus sueños, a lo que alejan saciando sus necesidades básicas, yendo con loqueros, viendo estúpidos tutoriales en las redes sociales de cómo ser más "fuerte" psicológicamente. Soy aquello que todos niegan, la cumbre de la evolución humana, soy la Locura hecha hombre. Alabado entre los oscuros y temido entre los luminosos, vago por los rincones del alma de cada quien, buscando una abertura por la cual atravesar el umbral que me separa de la realidad.

-Mi locura.

-Así es... Eres un hijo de puta con mucha suerte, en más de una ocasión has estado al borde de la muerte, mas me has logrado sacar a flote. Juegas con tu destino, tientas a la suerte y la muerte está al lado tuyo. Muchos en tu lugar ya habrían tomado una pistola y se hubiesen bolado los sesos, pero tú eres diferente.

-Yo solo me aferro a la vida, como todos...

-Mientes, pues hace falta más que un mero deseo de vivir para que yo me apodere de tu cuerpo. No es una, son varias las llaves dimensionales las que abren las puertas, dejándome salir. Tienes miedo, odio, dolor, sufrimiento, melancolía... ¡¿Qué mierda haces aquí?! ¡Deberías estar en este momento comiéndote a esos venados!- Exclamó en un tono de burla y asombro.

-Aún no es el momento, necesito tener todo asegurado, o tan siquiera la mayoría de lo que haré, pues la suerte es algo con lo que no se juega. Y a lo que llamas suerte, yo le llamo ayuda, tanto del cuervo como de... Alejandro-Di un largo suspiro.

-¿Has pensado alguna vez en estar frente a un ejército de espantapájaros?- Su pregunta fuera de contexto me intranquilizó un poco, mas pude recapacitar lo suficiente, como para analizar antes de responder.

-No, aunque he visto a uno.

-Lo sé, por algo somos iguales, con la diferencia de que uno muestra el inicio y el otro el final. Estando solos en este mundo de miseria, creamos fortalezas imaginarias que son movidas a nuestra voluntad, entes irreales que nos vigilan, voces en nuestras cabezas, monstruos salidos del culo del Diablo, todo aquello escapando de lo que en verdad está frente a nosotros, arruinando nuestros mejores momentos con aquello que solo nosotros producimos.

-¿Me estás diciendo que todo esto es un sueño?

-No, todo esto es tan real como tú, pero la realidad se deforma ante los ojos de quien la ve, adaptándose a lo que a su subconsciente más le conviene.

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