Capítulo 17

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          Antes de nada, ¿Qué tal si os pasáis por la fanfic de horanhugs93? Do you remember? Es muy buena, os la recomiendo.  

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        La tarde del día anterior me la pasé pensando en lo idiota que había sido. Me seguía preguntando por qué un chico al que conocía de apenas un mes me estaba haciendo sentir un montón de emociones al mismo tiempo. En mi interior se estaba ocasionando la tercera guerra mundial entre mi cerebro y mi corazón. Mi corazón pedía adrenalina, latir, divertirse; pero mi cerebro siempre se lo negaba. Él aún recordaba lo mucho que sufrí alguna vez y quería ser precavido. Ese día había llegado a la conclusión de que, al fin y al cabo, no somos más que marionetas guiadas por dos músculos. Nosotros sólo podíamos ver y sentir lo que pasaba, pero después de todo, quién realmente nos llevaba a sentir emociones es nuestro cerebro y nuestro corazón.

            Me giré sobre mí misma, dirigiendo la vista hacia la ventana. Subí la persiana, y por primera vez en horas, volví a ver la luz del sol ocultada por los árboles. Éstos se movían al son del viento, el frío viento de otoño. La hora había cambiado aquella madrugada, así que juzgando por la luz del sol, eran las doce de la mañana. Sí, soy una pequeña marmota. Me estiré en la cama, quitándome las mantas de encima. Sé que afuera hacía frío, pero yo tenía calor. Me pasa cada mañana, tengo que quitarme las mantas porque siento como si me estuvieran metiendo en una secadora y me abrasaran el cuerpo. Me quedé mirando el techo por un par de segundos, estirando bien cada músculo de mi cuerpo y me volví a girar, esta vez mirando a la puerta. Mi móvil se encendió, dándome a entender que tenía un mensaje nuevo. Cogí el móvil y miré quién me había escrito. Para mi sorpresa, tenía más de treinta mensajes de siete conversaciones. No era una persona que hablara mucho por el móvil, por lo que me sorprendía tener tantos mensajes. Abrí la aplicación de mensajería y miré por encima los mensajes, parándome en los de Shawn:

        “¿Escuchaste la entrevista?” fue su primer mensaje, que completó una hora más tarde. “Bueno, si no…tampoco importa, supongo :)” “Oye, ¿estás bien?” Iba a contestarle cuando vi que estaba escribiendo. Me mordí el labio inferior esperando por su respuesta. Si tanto estaba tardando era porque estaba escribiendo algún testamento, seguramente molesto por no haberle contestado. Pensará que me enfadé con él o algo por el estilo. “No sé si estás enfadada conmigo, o simplemente que decidiste olvidarte de las redes sociales; pero tenía un plan en mente y me gustaría compartirlo contigo. ¿Qué te parece? ;)”

        Sonreí y no me paré a pensar ni un segundo qué responder. Para aclararlo, accedí a ver qué era ese plan y, cómo no, sería una sorpresa. Sólo me pidió que me pusiera una chaqueta de cuero y mis botas preferidas, porque lo iba a necesitar. No entiendo esa manía de hacer que todo sea una sorpresa, en serio. No va a ser peor el día si algún día cuentan lo que van a hacer. ¿Es por si les cambian el plan? En serio, aún así, no lo pillo. Me encogí de hombros ante mi propio pensamiento y salté de la cama, poniéndome de pie. Me volví a estirar e hice crujir los huesos de mis dedos, o lo que sea que suena. También giré el cuello, haciendo que sonaran más. Parecía que por las noches me moliera en mil pedazos y por la mañana tuviera que volver a juntar todos los huesos de nuevo. A veces me daba miedo a mí misma.

        Fui al baño, sin molestarme en el elegir la ropa, y puse a calentar el agua. Cogí mi móvil antes de entrar y lo conecté a la cadena, para así escuchar música mientras me duchaba. Cuando el agua ya estaba caliente, me metí y comencé a ducharme, con la música sonando por todas partes. Todos sabemos que los baños tienen mejor acústica que cualquier otro sitio, así que era más o menos como estar en un concierto para ti misma un día de lluvia. Terminé de ducharme, me enrollé una toalla en el cuerpo y otra en el pelo, y salí del baño aún con la música puesta. Me paré enfrente del armario y me puse a mirar la ropa, como si ella sola fuera a salir y decir: Aquí estoy, soy lo mejor para ti hoy. Pero no, desgraciadamente la ropa no hace eso.

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