Capítulo 8

732 37 4
                                    

        – ¡Ay! — Me quejé yo, quedando aún más cerca de Shawn, si es que eso era posible. Jc había caído encima de nosotros. Lo sabía, sabía que se caería de un momento a otro, y cómo no, yo siempre tenía que estar en medio de todo. A pesar de todo, estaba disfrutando del momento. Ya casi se me había olvidado que Jc estaba encima de nosotros, sólo pensaba en que tenía a Shawn debajo de mí.

        – ¡Mierda! — Protestó Shawn. Lo miré confundida, intentando preguntar con la mirada lo que le pasaba —. Mi mano. ¡Se me durmió la mano! — Dicho eso, tiró de su mano hacia afuera, pero al hacerlo me subió ligeramente la camisa, haciéndome sentir escalofríos cuando su piel tocó la mía. Caylen se levantó y, luego, nos ayudó a nosotros.

        – ¡Y hasta aquí el nuevo vídeo de esta semana! — Comentó Kian después de haber cortado y vuelto a empezar el vídeo —. Esperamos que lo hayáis disfrutado. Nos vemos la próxima semana —. Después de decir eso, Caylen giró la cámara y todo terminó. Todos teníamos comida hasta en los lugares menos pensados. Abbey y yo nos miramos y comenzamos a reír. Nunca en mi vida habría pensado que llegaría a estar grabando vídeos con unos youtubers famosos, en la casa de uno de ellos, y haciendo el idiota. Pero me mudé para cambiar, para dejar todo detrás, así que, supongo que este es uno de los primeros capítulos de mi nueva historia.

        Alguien pasó por detrás, arrastrando su mano por mi espalda. Aunque estuviera camuflado bajo kilos de mayonesa y kétchup podía distinguir aquel olor, ese que tantas veces he tenido hoy tan cerca de mí.

        – Siempre tan cerca y a la vez tan lejos —. Dijo él, sintiendo el tacto de sus labios en mi oreja, su aliento chocando contra mi piel. No pude evitarlo, mi cuerpo temblaba cada vez que él estaba cerca. Debía impedirlo, debía reprimirlo. Nada podía pasar. Debajo de las caras bonitas siempre se escondían grandes mentiras, dolores. No quería volver a pasar por lo mismo, mi corazón no estaba preparado aún.

        – ¡Hey, Rutty! Vamos a dentro —. Escuché la voz de Caylen a la vez que una mano me cogía por el codo. No me había dado cuenta, pero me había quedado en blanco mirando a la nada, mientras los otros recogían. Seguro pensarían que era una vaga a la que no le gusta hacer nada. Asentí a Caylen y entré con él, mientras, Kian limpiaba con la manguera todo el desastre del patio trasero. Como estaba hecha una completa mierda, le pedí permiso a Abbey y fui a bañarme. Me costó quitarme toda la comida que tenía pegada en el pelo, que hasta hacía un rato parecía una ensalada en un nido de aves. Me limpié bien, en cada rincón. Casi no saco el olor de mi cuerpo, olía asquerosamente mal. La mezcla de pescado, mostaza y pepinillo no era una buena idea para un día que tuvieras una cita, porque ese olor duraría al menos unos tres días.

Claridad - SMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora