Claridad - SM

Capítulo 19

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El camino del estacionamiento al hospital fue bastante borroso. Ya no sólo por el hecho de que no veía nada, sino que tan siquiera podía prestar atención a las palabras. Cada cosa que decían sonaba como un susurro, y el pitido se volvía cada vez más incesante. Notaba la mano de Shawn sujetando la mía, aunque intenté, con todas mis fuerzas, poder devolverle el gesto; simplemente no podía con mi propio cuerpo. El reloj sonaba y las horas corrían para mí. El hospital más cercano estaba a hora y media, pero era la hora en la que todo el mundo salía a trabajar por lo que había cola. Intenté ser fuerte, lo juro que lo intenté. Pero mis ojos pesaban cada vez y me cansé de luchar.

        Sentí un escalofrío cuando la brisa chocó contra mi piel desnuda. Gruñí mentalmente y fruncí el ceño, arrepintiéndome totalmente de ello. La cabeza estaba a punto de explotarme. Pasé la lengua por mi labio inferior, lo tenía reseco, y tragué saliva costosamente. Sentía como si miles de hormigas me estuvieran recorriendo el brazo derecho; por dentro. Quise doblarlo, ponerlo sobre mi estómago, pero cuando lo hice sentí que algo se clavaba en mi piel. Fui abriendo los ojos, lentamente, para así ver lo que estaba sucediendo, pero la luz me lo impidió. La veía tras los párpados, insistente, brillante, pero no me atrevía a volver a mirar. No quería que me doliera aún más la cabeza, los ojos. Me acomodé mejor sobre la cama, acomodando la almohada bajo mi cabeza. No era como la mía, esta era mucho más plana, y eso hacía que me doliera el cuello.

        – Se está despertando —. Susurró alguien a mi derecha. Giré la cabeza, inútilmente, ya que con los ojos cerrados iba a seguir sin ver nada. Una mano fría pasó por frente, aliviando un poco el dolor. Quitó el pelo que restaba sobre mi cara, dejando que notara la brisa fresca. Sonreí instantáneamente, sintiendo la suavidad de sus manos rozando mi piel. Conocía bastante ese tacto. Sabía que las manos de Taylor estaban desgastadas de las caídas con el monopatín. Cameron solía tocarme con respeto, por lo que parecían más secas. Y esta mano olía a perfume de hombre: Invictus; por lo que Abbey quedaba descartada.

        – Shawn… — susurré, más bajo de lo normal. Lo escuché sonreír. Sí, sé que una sonrisa no se debe oír, pero esta sí. Había soltado un suspiro al mismo tiempo, como siempre hacía.

        – Hola —. Saludó en el mismo tono que yo, y se lo agradecía. Bajó su mano hacia mi mejilla, haciendo círculos con su pulgar —. ¿Cómo te encuentras?

        – Drogada —. Respondí; riéndome vagamente acompañada por él. El dolor de cabeza se me iba yendo por momentos y sentía como si mi cabeza flotara. Seguramente me habrían puesto calmantes. Abrí los ojos, lentamente, y dejé que se fueran acomodando a la luz. En poco rato, pude ver las facciones del chico que estaba delante de mí, sonriendo. No era una sonrisa triste, pero tampoco alegre. Se le veía preocupado, pero había algo más. Bueno, por supuesto. Pero no sabía qué era eso que hacía que su sonrisa pareciera tan tierna.