Capítulo 20

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        Los minutos habían pasado volando cuando comencé a escuchar la voz de Shawn. Todo sentimiento de pánico había desaparecido y había conseguido salir sana y salva de la resonancia. Ese mismo día, en cuanto tuvieron los resultados y vieron que estaba completamente sana, me pude ir a mi casa. Me había molestado el hecho de que mi hermana no se hubiera preocupado por mí. Lo entendía de mi madre, ella debía trabajar y no podía perderlo. Además, había hablado con mis amigos y sabía que no estaba sola. Pero mi hermana, sin embargo, no tenía nada que hacer y me dejó sola – por así decir –, como si no le importara.

            Ahora estaba tirada en mi cama, con la vista fija en el techo. Ni yo, ni Cameron fuimos al instituto. No era cuestión de tener todas las miradas en nosotros, tampoco queríamos encontrarnos a Polanski. El día anterior lo habíamos denunciado. Como veis no soy una chica que tiene miedo de quejarse. Prefiero que me maten por haber intentado algo, a quedarme callada y que la otra persona consiga salirse con la suya, haciéndoselo pasar mal a más gente. Después de haber presentado la denuncia, nos sacaron fotos y fotocopiaron nuestros análisis médicos, para tener pruebas. También pidieron la versión de algunos testigos: Abbey y Taylor. Seguramente, ahora Edward, estaría en la comisaría prestando declaración. Sólo esperaba que todo saliera bien. Y pensar que todo esto fue por un estúpido roce de mi puerta con su coche.

        Negué con la cabeza, despejándola, y me arrepentí por completo. Aún me dolía, pero no tanto como ayer. Cogí los calmantes que descansaban sobre la mesilla de noche y tomé un poco de agua, dejando que la pastilla bajara. Luego, me levanté lentamente, dejando que mi cabeza se acostumbrara al movimiento, y me dirigí al baño. Poco a poco, la pastilla iba haciendo efecto y podía moverme con más soltura. Una vez en el baño, me metí en la ducha sin pensármelo dos veces. El agua fría hizo que mis músculos reaccionaran y que mi cabeza se enfriara. Eso era lo único que necesitaba en ese momento. Salí de la ducha y envolví mi cuerpo en una toalla. Tan siquiera me molesté en secarme el pelo, sólo peiné un poco el desastre y me senté en la cama. No tenía ganas de vestirme, así que, simplemente, me quedé allí mirando a la nada mientras el agua de mi pelo goteaba por mi espalda. Cuando ya estaba un poco más seco, cogí un libro y seguí con la lectura que tenía pendiente. Tenía hambre pero no pensaba bajar, no tenía ganas de verle la cara a mi hermana. Seguramente me estaba comportando como una completa y absoluta niñata, pero me daba igual. Creía que ella debería disculparse, al menos, y hasta el momento no se había dignado ni a hablarme.

        A las doce de la mañana ya había terminado de leerme el sexto libro de Cazadores de Sombras, y sólo había sacado una cosa en claro: Es la mejor saga que me he leído en mi vida. Aunque Harry Potter siempre será mi amor incondicional. Cogí un coletero que tenía en mi muñeca y me até el pelo en una coleta alta, sin molestarme en quitar las petas que se formaban por las ondas de mi pelo. Ahora que ya había terminado el libro, no sabía qué hacer. No podía hablar con mi hermana por lo antes mencionado, tampoco ver una película porque tendría que bajar al salón y eso indicaría ver a mi hermana. Así que, opté por ir a ver a mi amigo Cameron. Después de enviarle un mensaje y ver si estaba despierto, me vestí y me fui a su casa en bici. Mi coche aún seguía en el aparcamiento del instituto y le había dado las llaves a Taylor para que me lo trajera a mi casa.

        Cuando llegué, dejé la bicicleta a un lado del camino y toqué en la puerta dos veces. En menos de cinco minutos, tenía a un Cameron con la cara llena de cardenales y sin camisa, enfrente de mí. Debajo de sus ojos tenía un largo rastro de ojeras, según me había contado por mensajes, se había pasado toda la noche en vela pensando lo que pasaría si Polanski no entrara en la cárcel o, simplemente, la policía no hiciera nada a cambio. Él era todo lo contrario a mí. Mientras yo estaba completamente decidida a hacer que todos tuvieran su merecido, Cameron prefería callarse y dejar que todo pasara. Pero, gracias a Dios, tengo el don de convencer a la gente y conseguí que fuéramos a denunciar.

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