Capítulo 21

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  Sentía que me habían quitado un peso de encima sabiendo que una persona como Edward Polanski estaba en la cárcel. Ha pasado una semana desde eso, y estamos a finales de noviembre. Lo que quiere decir, que cada vez tengo menos tiempo para preparar el reencuentro de los chicos de MagCon. Y todo si salía bien. Por ahora había conseguido hablar con Nash, y he de decir que un chico realmente amable y simpático. Me está ayudando mucho a contactar con los demás, y llevar a cabo los detalles. También me había comentado que los Jacks vendrían a Toronto, hoy viernes, para finalizar su tour. Y se había encargado de conseguirme entradas vip para así poder hablar con ellos. La verdad, no sé ni cómo acepté esa idea. No sabía cómo les contaría los planes cara a cara, seguro pensarían que sería una fan y que decía tonterías.

        – Aún no estoy muy segura del plan —. Le comenté a Nash. Él levantó la vista de su móvil y me miró poniendo una cara de ya-hemos-hablado-de-esto —. Es que seguro pensarán que soy otra fan loca, me darán un abrazo, una foto y con Dios.

        – Tienes razón —. Miró hacia abajo, mordiéndose el labio inferior. Seguramente estaría pensando en algún plan —. ¿Y si hacemos facetime cuando vayas a verlos? Así sabrán que me conoces.

        – Sería un buen plan —. Asentí, pasándome la lengua por los labios que los tenía resecos. Miré la hora en mi móvil, quedaban dos horas para irme, y sólo media hora para poder hablar con Nash —. Pero sigo sin entender por qué no pude decírselo por el móvil.

        – Encima que te regalo unas entradas para un concierto de unos artistas geniales, te quejas —. Intentó hacerse el enfadado pero no aguantó mucho —. Sabes que son famosos y no contestarían a cualquier número. Pensarían que eres otra fan loca —. Finalizó usando las mismas palabras que había dicho anteriormente.

        – ¿Y por qué tú si lo hiciste? —  le pregunté; frunciendo el ceño.

        – Porque a mí me gusta el salseo —. Me respondió alzando las cejas repetidas veces. No pude evitar reírme ante su gesto. A veces llegaba a ser tan idiota.

        – ¡Holaaaaaa! — gritó Abbey; entrando en mi habitación. Estaba mirando a la pantalla de mi portátil y abanando la mano en el aire. Nash le saludó también, con el mismo gesto. Él chico de ojos azules se fue un momento porque lo estaban llamando por el móvil, dejándonos a la pelirroja a mí, solas. Me giré para así verla mejor. Estaba vestida con unos vaqueros pitillos, una camisa de los Jacks y una bandana en la cabeza.

        – ¿En serio eso era necesario? — pregunté; refiriéndome a su ropa. Ahora sí que pensarían que éramos unas fans, gracias a Dios que llevaría la prueba de que conozco a Nash.

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