Capítulo 22

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        El resto del concierto fue una locura. Cuando los chicos salieron a cantar pudimos oír a las fans corear sus nombres desde el backstage; pero no fue hasta que los Jacks se quitaron la camisa que todas las fans empezaron a gritar como locas, disfrutando de sus bailes y sus voces. Abbey y yo estábamos en el lado izquierdo del escenario, observándolo todo. De vez en cuando nos poníamos a bailar y a cantar; por no decir que siempre. El concierto acabó sobre las diez de la noche, y aún tenían que estar una hora más atendiendo el meet and greet. Nosotras, por supuesto, nos despedimos antes de que empezaran con él. Ya ellos tenían mi número y no habría problemas para futuras comunicaciones.

        – ¡Gracias! — gritó Abbey mientras salíamos del recinto por la parte trasera. Había algunas fans esperando al lado del bus. Yo giré para encarar a mi amiga; con el ceño fruncido —. Si no fuera por ti, no habría vivido nada de lo que estoy viviendo ahora mismo.

         Me dio un abrazo, el cual yo correspondí sin ninguna duda. Tampoco creía del todo lo que ella decía. Su hermano era uno de los youtubers más famosos del momento, y pronto, lo sería ella también. Todo lo que estaba viviendo ahora no era más que un comienzo del porvenir. Continuamos caminando, encontrándonos de nuevo con el mismo guardia de seguridad. Éste estaba con la espalda apoyada en la verja y la mirada perdida, entre sus labios llevaba un cigarro sin consumir –no, este no era una metáfora–, en ese momento sacaba un mechero de uno de sus bolsillos y lo llevaba hasta sus labios, prendiéndolo para encender el cigarrillo. Cuando nos vio, nos dedicó una sonrisa completamente falsa y abrió la puerta. Nosotras hicimos lo mismo y salimos.

        – Hola —. Dijo una voz a mi lado. Abbey y yo nos giramos para ver quién era. Una niña con el pelo castaño –el cual le llegaba a media espalda–, ojos castaños y mofletes sonrojados; nos sonreía —. ¿Eres Abbey Lawley?

        Miré a mi amiga, ésta tenía los ojos completamente abiertos. Ella sabía que había gente que la conocía, pero eso no era usual. Pero supongo que si vas a un sitio donde se reúne un montón de gente que tiene como afición pasarse todo el día en internet, acabas encontrando a alguien que te conoce.

        – Sí —. Le respondió la pelirroja tímidamente.

        La niña pegó un chillido y se giró para mirar a sus amigas —. Os lo dije, es ella —. Les gritó, haciéndolas venir. Las cinco chicas se sacaron unas cuantas fotos con ella, y yo me ofrecí para sacarlas. Andrea, que era una de ellas, comenzó a hacer preguntas sobre cómo era vivir con Kian, o incluso, cómo eran los besos de Jc. En ese momento vi como la sangre de Abbey se concentraba en sus mejillas, pero aún así contestó.

        – Increíbles —. Respondió ella; siendo completamente sincera. Mi amiga pareció divagar por sus pensamientos durante una fracción de segundo, hasta que recordó dónde estaba y con quién. Yo me encontraba un poco más apartada de ellas, con la espalda apoyada en la puerta por la que habíamos salido segundos antes. Mis manos descansaban en los bolsillos de mi sudadera –o más bien la de Abbey–, escabulléndose del frío que hacía aquella noche. Me permití pensar en el comienzo del curso; el primer día de clase. Recordé llegar aquella mañana pensando en cómo todo cambiaría; y estaba en lo cierto. Pero no me arrepentía de ello. Si tuviera la oportunidad de quitar de mi vida el momento en que conocí a Shawn o Abbey, no lo haría. Quizá cambiaría la forma en la que lo conocí, pero nunca me arrepentiría de habérmelo cruzado en mi vida.

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