𝑴𝒐𝒐𝒏𝒍𝒊𝒈𝒉𝒕© <byler>

𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝟦

Estamos terminando de cenar y todo está yendo bastante bien hasta ahora, de momento. A veces hay algunos silencios incómodos pero mi madre siempre consigue sacar un tema de conversación, siempre se le ha dado bien eso. Yo sin embargo me quedo en silencio en toda la cena, no me quiero unir a la conversación aburrida de los adultos y tampoco tengo nadie cerca para hablar ya que Jonathan está hablando con Nancy y Once con Mike. Creo que mi madre se ha dado cuenta porque a veces dice algo para que me una a la conversación, cosa que le agradezco pero prefiero quedarme en silencio. Nunca he sido una persona que hablara demasiado, para mí es mejor quedarme sumergido en mis pensamientos sin que nadie me moleste y así yo tampoco molesto a nadie. Envidio a la gente que pueda decir lo que les pasa por la cabeza sin miedo a que les juzguen o que le miren raro, yo nunca podré ser así incluso con personas a las que se supone que tengo confianza.

Cuando terminamos de cenar, ayudo a mi madre a recoger la mesa y a lavar los platos mientras ella se queda en el comedor hablando con los invitados. Me dice que no hace falta que le ayude a recoger pero la verdad es que no tengo nada mejor que hacer, así me puedo distraer con algo.
Miro hacia la puerta de la entrada de la casa y veo que hay una carta en el suelo, qué raro, ¿hay correo a estas horas? Me acerco ahí y la recojo, lo primero que pienso es que seguramente será publicidad o alguna cosa así hasta que leo la parte de alante del sobre, pone: "Para Will."
¿Para Will? Nunca había recibido una carta antes, seguramente será un error o una broma. Rápidamente la abro y leo lo que pone en su interior:

"Hay veces que el amor más intenso se oculta detrás del silencio más profundo."

Si, definitivamente es una broma. ¿Quién va a querer escribirme eso a mí? No tiene sentido. La guardo en el bolsillo de mi pantalón sin darle demasiada importancia y vuelvo al comedor con los demás.

— Bueno, ya es tarde, nos tenemos que ir —dice la madre de Mike levantándose de la silla.

— ¿No queréis quedaros un poco más? —ofrece mi madre.

— No podemos, gracias —dice el señor Wheeler— pero la cena estaba muy rica, hay que repetir —pero que la próxima vez me avisen, por favor.

— Claro —mi madre sonrie— cuándo queráis.

— Venga Mike, hay que irse —dice el señor Wheeler, a veces me da miedo que hable con un tono tan serio.

— ¿Ahora? no –responde Mike pero ve la mirada seria de su padre e intenta decirlo de otra forma— ¿ni cinco minutos más? Por favor.

— No, Mike, vámonos —dice la señora Wheeler con un tono más calmado.

— ¿Puede quedarse a dormir? —interviene Once, ¿qué? ¿a dormir? Ni de broma.

— ¡Si! Mamá por favor —insiste Mike, ¿para qué quieren dormir juntos? se van a volver a ver mañana.

— Mike, cariño, sabes que eso no puede ser —dice su madre, sabía que era imposible que le dejaran quedarse.

— Aquí no molesta—dice mi madre— si quiere puede quedarse.

— ¡Si! Venga, estamos en vacaciones —Mike sigue insistiendo.

Los padres de Mike se miran y parecen acceder, mierda.

— Está bien, pero no hagáis cosas raras —advierte su padre, y yo intento ocultar una pequeña risa.

— ¡Papá! —exclama Mike sonrojado— qué asco.

— En fin, mañana a la hora de comer te esperamos en casa —dice la señora Wheeler— gracias de nuevo por la cena —le dice a mi madre.

— No hay problema –mi madre sonrie les acompaña hacia la puerta.

Once, Mike y yo nos quedamos sentados en el sofá en silencio. No sé si debería dejarles solos o debería decir algo para romper el silencio.

— ¿Tienes algún saco de dormir para dejarme? —pregunta Mike a Once.

— O puedes dormir en la cama conmigo —responde Once y Mike le lanza una mirada pícara.

— No debemos hacer cosas raras —dice él imitando el tono de voz de su padre, ugh.

Son estos momentos en los que desearía que el demogorgon me hubiese comido.

— Bueno... me voy a mi habitación —intento irme pero Mike me agarra del brazo, odio que haga eso.

— ¿Tan pronto? ¿No puedes quedarte un poco mas?

— Prefiero irme antes de que hagáis cosas raras.

— Tranquilo, era broma —Once y él rien, está situación se está volviendo muy rara— aunque si quieres... —joder, ¿desde cuando se ha vuelto tan pervertido? Qué asco.

— No, gracias —digo volviéndome a sentar en el sofá y ruedo los ojos.

— ¿Qué queréis hacer? —interviene mi hermanastra.

— ¿Y si jugamos a dragones y mazmorras?

— Will, no —dice Mike, no sé por qué le tienen tanto asco a ese juego— podríamos jugar al juego de las preguntas, es como verdad o atrevimiento pero solo con la verdades.

— Me apunto —accede mi hermana sonriente y me mira— Will, ¿y tú?

— Está bien —suspiro, no me apetece negarlo porque siempre me acaban obligando a jugar a esto por mucho que lo odie.

Mike saca una botella y la pone en el suelo.

— Hay que girar esta botella y a quien apunte, tiene que responder a una pregunta, y no vale mentir —explica— venga, empiezo yo —gira la botella que al cabo de unos segundos me apunta a ¿mi? Por favor no, ¿por qué siempre tengo que ser el primero?

— Will, te tocó —dice Mike con una sonrisa maligna.

— Ya, no me digas —suspiro— venga, suelta la pregunta ya.

— Es verdad que... ¿nunca has besado a una chica?

Mierda.

— No, nunca —respondo mirando al suelo— en fin, me toca girar la botella ahora ¿no?

— No, todavía no —Mike por favor, ya sabes que odio este juego— ¿y a un chico?

— ¿P- por qué iba a besar a un chico? —me quiero ir de aquí.

— ¿O sea que tampoco has besado a un chico?

— C-claro que no, qué asco.

— Pues ya va siendo hora de que beses a alguien Will, ya tienes casi 16 años —oh gracias Mike, no me había dado cuenta.

— ¿Y? ¿Hay alguna norma que diga que tengo que besar a alguien antes de los 16?

— La norma de que si lo lo haces te vas a quedar solo toda la vida —ya está bien, esto fue el colmo.

— Esto es increíble —me levanto— os dejo solos, expertos en el amor.

— ¡Will espera! Era broma —interviene Once— no te preocupes, seguro que pronto encuentras a alguien.

— Ya, pues según tu novio eso no va a ser así —le lanzo una mirada a Mike y me voy, no me puedo creer que se haya vuelto tan idiota.