𝑴𝒐𝒐𝒏𝒍𝒊𝒈𝒉𝒕© <byler>

𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝟣𝟧

— Hey —oigo una voz lejana que la reconozco al instante— ¡Will!

Abro los ojos lentamente y me encuentro con Mike acostado justo enfrente de mi. Ojalá despertarme con estas vistas todas las mañanas.

— ¿Qué? —murmuro medio dormido todavía.

— Buenos días —me da un pequeño beso y sonríe.

— Jodeer...

Me pongo boca abajo y hundo mi cara en la almohada. Admito que no soy de esas personas que se levantan con buen humor por las mañanas.

— ¡Oye! —Mike ríe— ¡no me hagas el vacío!

No digo nada y yo solo pongo mi cabeza debajo de la almohada para intentar volver a conciliar el sueño.

— ¿No te vas a levantar? —pregunta, pero yo niego con la cabeza— bueno, como quieras...

De repente siento una oleada de frío por todo el cuerpo, saco la cabeza de debajo de la almohada y veo que Mike me ha quitado las sábanas.

— ¿Por qué tenemos que madrugar? —gruño.

— Son las once, Will —dice y me tira un cojín— venga, no puedes quedarte ahí todo el día.

— Pareces mi madre.

Ruedo los ojos y por fin consigo salir de la cama. Debo de tener unas ojeras terribles, siempre me cuesta mucho dormirme cuando estoy en una habitación que no es la mía.

— ¿Y mi besito de buenos días? —dice y pone morritos.

— Vete a la mierda —río— ¿qué hay para desayunar?

Salgo de la habitación y Mike me sigue.

— Con que ahora si tienes hambre ¿eh? —ríe— puedes prepararte lo que quieras, no he tenido tiempo a hacer nada.

— ¿Así es como tratas a tus invitados? —me volteo a mirarle— que mierda de servicio, ¿no?

— También puedes desayunarme a mi, como quieras... —pone una sonrisa pícara, lo que hace que ría.

— Eso ya se verá —le devuelvo la sonrisa.

Abro la nevera de su cocina para ver lo que puedo hacerme para desayunar. No hay demasiado, se nota que sus padres no pasan mucho por casa últimamente.

— Si quieres tostadas hay aquí —me ofrece.

— ¡Si!

Cierro la nevera y voy hacia las tostadas. Mientras que Mike solo se toma un tazón de cereales y se sienta en el sofá.

— Los chicos deben de estar de camino ya —dice revolviendo los cereales con la cuchara.

Agarro mi tostada y le miro sin entender. ¿Cómo que los chicos van a venir?

— ¿Qué? ¿Ahora?

— Si, quieren hablar de no sé qué, la verdad es que no estaba prestando atención cuando me lo dijeron —ríe.

— No les habrás dicho lo nuestro... ¿verdad?

— No no, creo que todavía no es el momento —me mira.

Me siento a su lado y le miro también.

— Es que no sé, lo he estado pensando y...

— ¿Crees que deberíamos decirlo? —dice acabándome la frase.

— Si, creo que si —me encojo de hombros— son nuestros amigos, se supone que tendrían que aceptarlo ¿no?

— Si, supongo que s-