𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝟧

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Me voy a mi habitación cerrando la puerta de un portazo y al sentarme en mi cama las lágrimas no tardan en empezar a caer. Soy un imbécil, podría haber mentido y dicho que ya he dado mi primer beso para que no pasara todo esto. Igual tiene razón, igual nunca le voy a gustar a nadie, lo más cerca que he estado de una chica fue en el baile de la snowball y ella ni siquiera me gustaba, y creo que yo a ella tampoco, seguro que solo bailó conmigo para luego burlarse de mí con sus amigas. Joder, soy estúpido. Igual es verdad lo que decía la gente, soy un gay de mierda, soy el "niño zombie" al que nadie se acerca y también soy la segunda opción de todo el mundo. A quién quiero engañar, ni siquiera soy una opción para nadie.
Saco de mi bolsillo la carta que había encontrado antes en el suelo y la vuelvo a leer; "Hay veces que el amor más intenso se oculta detrás del silencio más profundo."  La persona que escribió eso se debe de creer muy graciosa, pero no voy a caer en la broma. Me acerco a la papelera que está al lado de mi escritorio, rompo el papel en mil pedazos y lo tiro. En parte me gustaría que fuera verdad, que por fin alguien se fije en mí. Pero todos sabemos que eso es imposible.

— ¿Will? —oigo una voz conocida que me saca de mis pensamientos, enseguida me doy cuenta de que es Mike— lo siento mucho, yo... —sin que me de tiempo a reaccionar la puerta ya se estaba abriendo. Mierda, me intento limpiar las lágrimas rápidamente pero antes de que me diera cuenta Mike ya tenía su mirada clavada en mi.

— ¿No te enseñaron a llamar a la puerta antes de entrar? —intento no mirarle a la cara y finjo que estoy colocando algo en mi habitación para que no se de cuenta de que tengo los ojos llorosos. Lo que me faltaba es que pensara que me afectan sus estúpidos comentarios.

— Ah si, perdo... —se queda callado unos segundos— espera, ¿estabas llorando? —misión fallida, se ha dado cuenta.

— No no, es que acabo de bostezar, tengo sueño —digo todavía sin mirarle a la cara.

— Will —se acerca a mí— mírame.

— Vete Mike, ya te he dicho que tengo sueño.

— Tu sólo mírame, por favor.

Suspiro y accedo, en su mirada puedo ver el arrepentimiento que tiene. Pero siempre hace lo mismo, dice algo que hace que lo fastidie todo, luego vuelve con su mirada de cachorrito a pedir perdón y se va. Ya me conozco este juego.

— Ya sé que... he dicho cosas que no debería y te prometo que me arrepiento muchísim...

— Ahórrate el discurso, Mike —digo sin dejarle acabar— ¿quieres que te perdone? Está bien, te perdono. Pero ahora quiero que te vayas por favor.

Por su cara puedo decir que no se esperara que dijera eso, la verdad es que yo tampoco me lo esperaba.

— No, Will, escúchame —suspira— soy un idiota ¿vale? Lo sé y lo siento. Eres un amigo genial y no te mereces que te trate así. ¿Qué importa si no has dado tu primer beso? Ya llegará el momento, no hay prisa. Quizás hasta le gustas a alguien y no lo sabes.

— ¿Y si piensas así por qué me has dicho todo lo contrario antes? ¿Querías quedar bien delante de tu novia o qué? Siempre que está Once delante te comportas de un modo diferente conmigo, y cuando estamos a solas de repente eres otra persona. De verdad Mike, no te entiendo —le miro con cara de decepción y veo que le he dejado sin palabras. Lo sabía, ni siquiera sabe cómo responder a eso— vete de mi habitación por favor.

— Lo siento, en serio —pronuncia esas últimas palabras y por fin se va de mi habitación.

No me gusta estar enfadado con él pero tiene que aprender que no siempre que pida perdón le va a funcionar. Pero por otra parte... ¿y si lo estoy exagerando todo? Ha venido a disculparse y yo lo he echado de mi habitación sin casi escucharle. Aunque... no sé, no voy a dejar que me diga de todo y luego yo le perdone como si nada. Madre mía, esta discusión conmigo mismo no llega a ninguna parte.
Decido que es hora de irse a dormir y mañana ya veré lo que haré. Seguramente le acabe perdonando porque no podemos estar así todo el verano, es inútil.

(...)

Me gustaría decir que me desperté por culpa de los rayos de sol que entraban en mi habitación mientras oía a los pájaros cantar, pero no, me desperté por culpa de Mike y Once que tienen la música tan alta que se oye en toda la casa. Hundo la cara en mi almohada intentando volver a dormirme pero no lo consigo. Después de unos largos minutos en esa posición decido levantarme de la cama y me quedo hipnotizado mirando al escritorio de mi habitación, parece que todavía no estoy muy despierto. Me fijo que hay un papel encima de la mesa y eso me hace reaccionar, ¿otra nota? Qué raro.
Me acerco a ahí y la agarro, lo primero que leo es "Para Will". En fin, seguro que es otra estúpida broma. Al final decido abrir el papel y ver lo que han escrito esta vez:

"No puedo dejar de pensar en ti."

Admito que la idea esta de mandarme cartas con frases cursis me gusa, si no fuera una broma. Esta vez decido no tirar el papel y guardarlo en un cajón de la mesa. En cuanto me doy cuenta tengo una estúpida sonrisa dibujada en la cara, mierda, no me lo estaré creyendo, ¿no? Bueno, quizás en el fondo un poco si. ¿Por qué me harían la misma broma dos veces? No puede ser una casualidad ¿no? En fin, si mañana recibo otra carta igual consigo más pistas de lo que está pasando.
De repente oigo que mi madre dice desde el comedor que vayamos a desayunar a si que me aseguro de que la carta está bien guardada y voy.

— Buenos días, Will —dice mi madre dándome un beso en la frente.

— Buenos días —sonrío y le doy un mordisco a mi tostada.

Mike y Once están más callados de lo normal, hace dos segundos estaban con la música a todo volumen en su habitación y... ¿ahora ni se dirigen la palabra? Espero que no se hayan peleado por mi culpa.
De pronto me fijo en que Mike tiene mas ojeras de lo normal y una cara de no haber dormido en toda la noche que se ve a kilómetros, además de eso está demasiado serio para ser él. Sin embargo Once tiene la misma expresión alegre de siempre, esto es muy raro.

— Perdone señora Byers, no tengo mucha hambre —dice al fin Mike, y todos le miramos sin entender, él siempre tiene hambre.

— No pasa nada —dice mi madre— ¿te encuentras bien? No tienes buena cara —veo que ella también se ha dado cuenta.

— Si, claro, estoy bien —dice intentando forzar una pequeña sonrisa, pero sus ojos lo delatan— solo estoy un poco cansado.

— ¿No has dormido bien? —pregunta mi madre de nuevo, parece que le está interrogando.

— No mucho, pero a veces me pasa, no se preocupe —se levanta de la silla— perdón, voy al baño un segundo —dice y sin esperar respuesta se va.

Nunca había visto a Mike así, y aunque supuestamente sigo enfadado con él, verle así me mata.

𝑴𝒐𝒐𝒏𝒍𝒊𝒈𝒉𝒕© <byler>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora