𝑴𝒐𝒐𝒏𝒍𝒊𝒈𝒉𝒕© <byler>

𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝟤𝟥

— ¡Mike abre la puerta! —exclamo.

No se cuanto tiempo he estado intentando que me abra la puerta de su casa, pero ha sido bastante. Desde el interior no se oye ni un ruido y parece que esta todo oscuro. Rápidamente empiezo a pensar: ¿y si Once me ha mentido? Quizás Mike no se ha ido a casa... En fin, solo hay una manera de saberlo.
Rodeo la casa buscando alguna ventana que esté abierta y por suerte parece que la ventana de una de las habitaciones de la planta baja lo está. Me acerco corriendo y la abro un poco más intentando no hacer ruido para poder entrar. Joder ahora mismo parezco un ladrón, se que no está bien entrar en una casa sin permiso pero teniendo un novio bipolar y una hermana celosa creo que tengo excusa.

Consigo pasar sin problema, puede que ser bajo tenga alguna ventaja después de todo.
Como veo que no hay nadie salgo de esa habitación y empiezo a caminar tímidamente por el pasillo, esto está muy silencioso y no hay ninguna luz encendida lo que hace que esté muy oscuro. Puede que todo esto me esté dando un poco de miedo.

— ¿M-Mike? —digo con la voz algo temblorosa, pero tampoco consigo respuesta.

Sigo caminando hasta que veo que a mi izquierda está la puerta de un baño, me detengo y tomo aire antes de ver si hay algo en el interior. Pongo la mano sobre el pomo de la puerta y lo giro para abrirla, poco a poco la voy abriendo rezando para que no haya nada pero lo que veo en el interior hace que mi corazón se pare en seco.

— N-no me j-jodas... —susurro un poco paralizado.

Veo a Mike sentado en el suelo con la espalda apoyada en la pared. Tiene los ojos cerrados, la piel algo pálida y hay un bote con pastillas derramadas por el suelo.
Mierda, mierda, mierda. Esto no está pasando.
Me arrodillo ante el y le acaricio suavemente la cara para ver si hace algún movimiento.

— ¿M-Mike?

Nada, no hay respuesta.

— Mike, p-or favor...

Me quedo callado unos segundos mirándole y veo que al cabo de un rato el murmura algo que no acabo de entender, seguidamente abre débilmente los ojos y yo suspiro de alivio. Ya estaba empezando a pensar lo peor.

— Déjame —dice con un tono de voz muy bajo, casi sin vocalizar.

— ¿Q-qué ha pasado?

— Te he dicho que me dejes —dice con el mismo tono y vuelve a cerrar los ojos.

— No me voy a ir, Mike —digo firme— venga, tienes que levantarte.

— N-no, tengo sueño...

— Ni de broma, no te puedes dormir.

Me levanto para agarrarle de la mano y hacer que se levante. Él suspira y se levanta débilmente del suelo. Cuando ya esta arriba paso el brazo alrededor de sus hombros para ayudarle a caminar y que no se caiga, todavía va algo drogado por esas pastillas. Vamos a paso lento sin decir nada hacia su habitación y le dejo encima de su cama, él nada más notar que está ahí vuelve a cerrar los ojos y me da la espalda. Le tapo con una manta para que no pase frío y permanezco mirándole.
La verdad es que ahora no sé qué debería hacer, pero lo que sé es que no puedo dejar que se duerma, no sé, es un presentimiento.

— ¿Cuántas pastillas has tomado? —pregunto.

— ¿Y a ti que te importa?

— Si estoy aquí creeme que me importa, Mike.

— Joder, no se... —protesta— ¿medio bote? Creo —se encoge de hombros— no es para tanto.

¿Qué?