Capítulo 4 - ¿estás bien?

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Había pasado una semana desde que me desmorone delante de todos, siempre fui una chica fuerte que no lloraba fácilmente, así que todos estaban preocupados por mi reacción, sobretodo Harry quien me había calmado y consentido aquella noche. Pero por más que me pregunto que me tenía así yo no pude decirle la verdad. Solo le dije que me asusté mucho y verlo bien hizo que me quebrara por todo lo que había pasado, pues tuve miedo de perderlo.

Él no me creyó del todo, aunque por una parte era la verdad, faltaba otra parte de ella. La del muchacho rubio platino. Hermione también intento sacarme la verdad pero yo simplemente no podía confesarla y no porque no quisiera. Tener aquel sentimiento guardado era lo que también me tenía así, pero no podía, ellos jamás me entenderían.

Harry, Her y Ron habían sido víctimas de Draco desde que llegaron a Hogwarts incluso yo también debería odiarlo. Ellos jamás comprenderían mis absurdos sentimientos, ni siquiera yo los comprendía.

Hoy era nuestra primera semana en Hogwarts y en la cena en el gran salón, el profesor Dumbledore nos diría algo importante. Pero antes de la cena decidí ir a la torre de astronomía la torre más alta del castillo. Mi teléfono celular no había parado de vibrar todo el día, mis padres me estaba llamando, decidí ir allá a contestar mi teléfono muglee, no me gustaba usarlo donde alguien pudiera verme pues era un aparato muglee al fin y al cabo no era bien visto aquí.

Al llegar arriba dio un suspiro hondo y atendí.

– Hola – dije sin ánimos de encontrarme con la voz de algunos de mis padres, ellos jamás me llamaban

– ___ gracias a dios – era la voz de mi madre – tenemos todo el día llamándote

– ¿Qué sucede? – quería ir al grano rápido, terminar con esto de una vez

– tu tía me llamo, y nos dijo que habías estado en problemas estos días. Que te habías perdido y...

– ¡hay basta madre! No hace falta que simules que te importo – escupí interrumpiéndola – desde que estoy en Hogwarts nunca te ha importado mi salud

– no digas eso hija

– No me digas así – dije convirtiendo mi mano libre en un puño, la voz comenzaba a fallarme – tú no tienes ningún derecho a decirme hija, porque tú no has sido mi madre por cuatro malditos años, eres una extraña para mi

– tus palabras me están lastimando __. – dijo simulando tristeza, porque eso esa para mi todo era una simulación y no entendía porque lo hacía.

– no me interesa como te sientas y estoy bien si por eso llamabas, adiós – luego de eso colgué y me tome de la pared para respirar hondo mientras dos lagrimas caían de mis ojos.

¿Cómo podía decir que mis palabras la lastimaban? ¿Cuánto no me había lastimado ella? No quería llorar, pero aquella llamada que había esperado por tanto tiempo cuando finalmente llego, me estaba haciendo sentir más miserable de lo que ya me sentía.

Escuche un ruido detrás de mí y me sorprendió ver a la otra persona que me hacía sentir patética cada vez que nos cruzábamos. El me miraba en silencio y por primera vez no me sentí nerviosa por su presencia. Me limpie las lágrimas y camine para irme pero el llegar a su lado, Draco me tomo por el brazo sin dejarme ir.

– suéltame – le ordene, recordando como él no me había ayudado días antes.

Draco pov

Estaba camino a la torre de astronomía, me dirigía a pensar aquel lugar me daba tranquilidad. Me hacía olvidar mis problemas, había descubierto que mi padre era un mortifago en el torneo de Quidditch y yo sabía que si Voldemort volvía yo iba a ser el próximo. Estaba en mi sangre ser uno de ellos, sabía que aquello era un privilegio pero algo en mi me decía que no sabía si era capaz de hacerlo.

Si me había sentido mal por no ayudar a la chica Granger, ni siquiera sabía porque, yo aborrecía verdaderamente a aquella chica, igual que a su prima pero ___ tenía algo que me hacía molestar verdaderamente quizás su mirada desafiante pero a la vez insegura. No sabía descifrarla completamente en cambio en la otra Granger solo veía su odio contra mí. En __ no. Y como si lo fuera adivinado con el pensamiento allí estaba la sangre sucia Griffindor.

Ella estaba hablando con alguien mediante un aparato muglee, era de esperarse que ella usara aquellos artefactos. La mire aburrido entonces decidí esconderme y escuchar.

– ¡hay basta madre! No hace falta que simules que te importo – su voz se escuchaba en un completo ahogo – desde que estoy en Hogwarts nunca te ha importado mi salud

– No me digas así – dije luego con la voz quebrada pero severa – tú no tienes ningún derecho a decirme hija, porque tú no has sido mi madre por cuatro malditos años, eres una extraña para mi

– no me interesa como te sientas y estoy bien si por eso llamabas, adiós – luego de eso se separó del aparato y se tomó de la pared parecía como si fuera a desplomarse en cualquier momento, la escuche llorar y me sentí... mal por ella, no sabía que podría sentir lastima por una Granger pero la verdad es que nunca la había visto así.

Se me hacía extraño verla llorar, ella no era de ese tipo de chicas pero al parecer su madre tenía el efecto de volverla débil. Estaba dispuesto a irme cuando pise algo que me soltó un ruido que me delato.

Entonces ella se giró y sus ojos celestes llenos de lágrimas me miraron llenos de tristeza. Limpio las lágrimas de sus mejillas con el dorso de su mano y se dispuso a irse pero cuando llego a mi lado la tome por el brazo. Ella me miro incrédula y yo me sentí un idiota.

– suéltame – me dijo duramente, yo dude pero al final aquellas estúpidas palabras salieron de mi boca.

– ¿estás bien?

Sαy Soмєтhιng ~ Drαco MαlfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora