Cinco.

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PAX

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PAX

Dejó de respirar en cuanto la puerta de metal se abrió hacia delante formando una rampa. Lo primero que vio fue la arena carmesí que rodeaba la nave debajo de una cielo tan turquesa que parecía estar debajo del agua mirando hacia arriba. Rodeados de árboles con hojas que caían como cortinas en un color verde claro similar al de una manzana. Sonrió porque no sabía cómo reaccionar. Aún sentía la mano de Bellamy sosteniendo la suya. Por un instante, imaginó que eran solo ellos dos. Hasta que su atención recayó en las personas que estaban delante de la nave vistiendo los mismos trajes que Milo y Ezekiel. El aire cálido inundó sus pulmones, devolviéndola a la vida mientras Milo y Ezekiel bajaban por la rampa.

Algunas personas que estaban detrás de ella avanzaron, bajando también con sus ojos puestos en el cielo, tan atónitos ante la belleza en lo extraño que no podían ni hablar. Pax se obligó a soltar la mano de Bellamy y seguir la multitud. No miró hacia atrás porque sabía que vería un Bellamy confundido. Ella también lo estaba; aunque las dudas quedaron atrás cuando sus pies tocaron la arena carmesí. Era increíble. Como una pintura. Levantó la cabeza hacia el cielo turquesa y notó en la distancia que una aurora de un color más oscuro rodeaba el sol blanco como si alguien hubiera derramado un tarro de acrílico sobre el lienzo. Bajó la mirada al tiempo que, el grupo, avanzaba lento por el sendero que se abría paso entre los árboles. Atisbó entre las sombras que las cortinas de hojas creaban algunas flores extrañas y algún que otro movimiento rápido como si se tratara de un roedor.

Intentó contener una sonrisa pero no lo logró cuando sus pensamientos derivaron en lo mucho que a Eleanor le hubiera gustado aquel lugar. Tan único e intrigante como ella. De repente, la soledad inundó su pecho y esperó que llegaran pronto al lugar donde debían estar para hablar con Milo y traer a su madre cuanto antes.

Por suerte, no tuvo que esperar mucho cuando el grupo se detuvo y ante sus ojos se cernía de forma magnífica el famoso domo.

Pax no sabía qué había esperado pero no era lo que tenía frente a ella.

Recordaba haber leído y visto películas futurísticas donde la sociedad quedaba atrapada dentro de uno por diferentes motivos, pero nadie la había preparado para lo intimidada que se sentiría ante la altura de esta pecera gigante.

—Les pido que avancen por aquí. —Oyó una voz que la hizo volver al presente. Se abrió paso entre la gente sin mucho esfuerzo debido a que todos estaban atontados por la belleza de Ramé y el magnífico domo. Milo, junto con Ezekiel y cuatro personas más, se encontraban ante una puerta de metal que conectaba con un tuvo cubierto de un material gris que no permitía ver lo que había dentro. Luego de aquel tubo eterno, venía el domo—. No se apuren —continuó Milo—. Del otro lado los estará esperando otras personas, médicos, que se asegurarán que está todo bien y podrán ingresar a la ciudad. Una vez allí, habrá compañeros que los guiarán a su habitación —explicó. No hubo respuesta, ya que la puerta se abrió y comenzaron a ingresar en grupos de a cuatro.

Vagary ll || Bellamy BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora