Veinte.

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BELLAMY

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BELLAMY

—¡Espera! ¡Espera! —gritó Bellamy, soltándose del agarre de León de una forma tan brusca que tropezó hacia atrás.

—¿Qué haces? —cuestionó el mozo—. ¿No te das cuenta que tienes que salir de aquí?

Lo había arrastrado hasta la cocina sin mediar palabra; ajeno a la desolación en Bellamy, cuya mente navegaba en el rostro de Pax a punto de romper en llanto.

—El resto está en el túnel —continuó León, dando un paso hacia él.

Bellamy no se movió de su lugar.

—¿Mi hermana?

León asintió. Parte del peso en sus hombros desapareció.

—No puedo dejarla —continuó, echándole un vistazo a la puerta. Sus pies giraron, dispuesto a cruzar el salón de vuelta hacia el ala contraria de la mansión.

Una vez más, León lo sostuvo del brazo.

—Estará bien —aseguró en voz baja. En su mirada, Bellamy no encontró la desesperación que había visto antes sino comprensión, descolocándolo por un instante—. Sabe lo que está haciendo —añadió.

Cada fibra en su cuerpo gritaba porque empujara a León, lo alejara de él y fuera en busca de Pax. Había estado en la oscuridad por tanto tiempo, creyendo que los había abandonad a merced de Milo que ahora se sentía culpable.

Y, sin embargo, había sido ella quien decidió no tomarlo en cuenta.

En los segundos que el resentimiento tomó forma en su interior junto al deseo por ir a buscarla, una nueva figura apareció en el umbral de la puerta por donde ingresaba la luz de la luna. León giró como un roedor ante su cazador.

La figura avanzó hacia ellos, ninguno de los dos se movió dado que la reconocieron al instante. Era Murphy.

—¿Dónde está Pax? —cuestionó con sus ojos en Bellamy, ignorando por completo a León, quien tomó la decisión de responder.

—¿Qué haces aquí? —cuestionó, esta vez retomando el tono impaciente—. Deberías estar en el túnel, camino...

—No me iré sin Pax —cortó Murphy, apenas echándole un vistazo a un León que parecía a punto de perder la paciencia—. Tú deberías irte, Octavia está como loca. No avanzará si no estás con ella —continuó hacia Bellamy, quien sacudió la cabeza cuando Murphy apoyó una mano en su hombro—. Yo me encargo —murmuró.

—Vamos, Bellamy —pidió León, aprovechando el momento de duda en Bellamy para arrastrarlo por el brazo de la misma forma que lo había hecho en la oficina de Milo cuando Pax se lo pidió.

Acompañó a León en cuerpo, pero su cabeza giró la suficiente para ver a Murphy desaparecer por la puerta.

El aire gélido chocó contra su rostro al tiempo que se apuraron hacia la hilera de árboles ante ellos. Una vez allí, León lo soltó, tal vez seguro de que Bellamy no daría la vuelta hacia la mansión. No podía hacerlo; no mientras su hermana aún estaba en peligro.

Vagary ll || Bellamy BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora