Treinta y ocho.

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PAX

—¿Estás bien?

Volvió al presente, enfocó su visión en Danica y se obligó a asentir.

—Sí —replicó luchando por sonreír.

Danica no pareció muy convencida.

—¿Quieres un poco de agua? —preguntó.

Pax no se molestó en responder, ya que Danica la tomó del brazo con cuidado y la encaminó hacia la cocina. Abrió la puerta. El lugar se encontraba vacío, aunque a Pax ya no le importaba. Lo único que tenía presente eran las palabras de Danica.

Estaba embarazada.

Claro que lo estaba. ¿Por qué la sorprendía tanto? ¿Había creído que había otra explicación para las náuseas, vómitos y dolores? ¿Se había convencido de que era una coincidencia?

—Siéntate —ordenó Danica.

Pax obedeció, tomando asiento en una de las sillas altas y apoyó los codos sobre la isla. Hundió la cabeza en sus manos, pasando los dedos por su cabello y cerrando los ojos.

No debería estar allí. Debía ir a la oficina de Milo, encontrar una forma de hacerle beber el veneno antes de que Ezekiel comenzara a sospechar de su ausencia...

De haber tenido las fuerzas necesarias, hubiera reído. Estaba pensando en matar a una persona cuando acababa de recibir una noticia que, por mucho pesar, le causaba cierta alegría.

Nunca se había imaginado convirtiéndose en madre. Jamás había planeado esto, pero ahora que había llegado y que la sorpresa del momento se disipaba de a poco, aclarándole la mente, no podía esperar a contárselo a Bellamy...

Cielos, ¿qué pensaría Bellamy? ¿Estaría contento? ¿Enojado? ¿Desilusionado? ¿Lo aceptaría?

Miles de preguntas se acumularon en su mente y fue incapaz de responder ninguna.

—Ten.

Levantó la mirada hacia el vaso con agua que Danica dejó sobre la isla. Tomó asiento a su lado al tiempo que Pax bebía, agradecida por el refresco que se deslizó por su garganta.

—Ya no estás tan pálida... —comentó Danica. Pax sonrió como agradecimiento—. Entonces... —murmuró en un tono renovado que la tomó por sorpresa. Se inclinó hacia ella como si estuviera a punto de compartir un secreto—. ¿Cuándo le contarás a Ezekiel?

Pax pestañeó varias veces, incapaz de darle sentido a la pregunta. Como un balde de agua fría, recordó que allí todos sabían que Ezekiel y Pax habían estado en una relación. Y, aunque nunca se habían acostado, tenía sentido que Danica creyera que sí.

—Pronto —murmuró, esperando que su tono de voz no le fallara ante el nerviosismo.

Danica sonrió, apoyando una mano en su hombro en forma de apoyo. Era lo que necesitaba, solo le hubiera gustado que fuera por la verdad.

—Mira, tengo que irme —empezó, poniéndose de pie—. Pero me avisas cuando le cuentes a Ezekiel, ¿eh? Se pondrá muy contento. Ni hablar de Milo —añadió, girando sobre sus talones hacia la puerta de la cocina.

Pax no tuvo que responder, ya que Danica la dejó sola y, en cuanto cruzó la puerta, deseó que se hubiera quedado, porque los pensamientos la invadieron al igual que olas en la playa.

Estaba embarazada.

Ezekiel la esperaba.

Quería contarle a Bellamy.

Vagary ll || Bellamy BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora