Doce.

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PAX

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PAX

Aún con la mano en el pomo y su cuerpo enfrentando la puerta, se planteó ingresar de vuelta a la habitación y exigirle respuestas... O acabar con lo que había surgido. Todavía sentía el calor de la mano de Bellamy apoyada en su nuca, su aliento contra el propio y cómo había apretado la mandíbula antes de separarse. Había visto en sus ojos un fuego que no se apagó incluso cuando retrocedió. Quería saber qué había pasado; porque, según recordaba, había sido él quien le pidió una nueva oportunidad...

Sacudió la cabeza, soltando el pomo de la puerta para no tentarse. Estaba siendo egoísta. Ella también había dado un paso al costado, luchando por ignorar lo que sentía por Bellamy. Tal vez era muy tarde para arrepentirse. Tal vez Bellamy había llegado a un punto en que aceptaba que no volverían a tener lo que vivieron en la Tierra. Carraspeó, tratando de ahogar el nudo en la garganta. Cuánto anhelaba sus caricias... Sus besos... Sus sonrisas...

Basta.

Tenía que salir de allí.

Avanzó por el pasillo ignorando la puerta de su habitación que la invitaba a ingresar como si creyera que estando encerraba fuera a distraerse, pero se conocía mejor. Estaría dando vueltas en la cama por horas, caminando de un lado a otro hasta acabar frente a la puerta de Bellamy solo para arruinar aún más las cosas. No. No lo permitiría. Lo que necesitaba era una distracción. Cualquier cosa. Necesitaba...

La puerta del ascensor se abrió segundos después de que hubiera presionado el botón sin haberse dado cuenta. Ezekiel estaba de apoyado contra la pared. Sonrió radiante cuando la vio.

—¿Bajabas? —preguntó con cortesía.

Pax imitó su sonrisa, aún sintiendo su corazón latir con fuerza y su mente que gritaba lo mucho que deseaba salir de aquel lugar.

—Esperaba encontrarte —replicó, ingresando al ascensor. Ezekiel la miró con ambas cejas elevadas. Su postura relajada y a la vez elegante lo hacía ver mil veces más atractivo y Pax debió mantener sus ojos clavados en los de él para no perder el hilo de sus pensamientos—. ¿Qué te parece si nos vamos ahora? —sugirió. Su voz sonó más segura de lo que en realidad se sentía.

—¿Ahora? —repitió Ezekiel evidentemente sorprendido. Pax no supo qué decir hasta que él soltó una risita genuina—. No hay problema —añadió, estirando los brazos—. A mí también me vendría bien un poco de aire.

Pax abrió la boca pero la cerró cuando las puertas del ascensor se abrieron para revelar el salón aún vacío. Cuando Ezekiel salió, recordó los pantalones holgados y la remera común que llevaba.

—Lamento no haberme vestido para la ocasión —susurró, alcanzándolo antes de que las puertas se cerraran en sus narices.

—Estás hermosa igual —comentó con una ligereza tal que encendió sus mejillas. La sonrisa de Ezekiel se ensanchó al notar su reacción y Pax se encontró con que no podía mirarlo a los ojos. Con él se sentía como una adolescente junto a su primer enamoramiento—. ¿Vamos? —preguntó estirando el brazo de la misma forma que lo había hecho la noche anterior. Pax puso los ojos en blanco, sonriente, antes de tomarlo.

Vagary ll || Bellamy BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora