Veintiséis.

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PAX

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PAX

Cerró la puerta tras ella, aún sonriendo por todo lo que acababa de experimentar. También consciente de que debía encontrar a Gish.

Caminó hacia la cocina, esperando y deseando que estuviera allí de la misma forma que lo había estado por la mañana. Cuando abrió la puerta, suspiró al verla con un cuenco bajo sus narices.

Levantó la cabeza y una sonrisa apareció en su rostro al reconocerla.

—¡Pax! —exclamó cuando tomó asiento junto a ella—. Esperaba verte en el almuerzo —comentó.

Pax mordió su labio inferior para ahogar una sonrisa. La piel se le erizaba aún pensando en cómo Bellamy la había tocado.

Empujó el recuerdo hacia el fondo de su mente y se concentró en Gish.

—Estaba en mi habitación...

—Oh, ¿quieres comer algo ahora? Puedo prepararte...

—Con Bellamy —sentenció.

Gish acalló al instante pero no fue hasta segundos después cuando comprendió a qué se refería. Incómoda con el silencio, Pax continuó:

—Dijiste que eras la doctora del lugar —murmuró como si alguien pudiera oírlos, aunque eran las únicas allí—. Yo...

—No digas más —interrumpió Gish, retomando la sonrisa y posando una mano sobre la de Pax de forma maternal—. Tengo lo que necesitas —añadió, girando sobre sí misma y acercándose a los muebles. Pax mantuvo la mirada en la mesa, oyendo cómo movía frascos de vidrio de un lado a otro, abría y cerraba puertas—. En estas épocas... —murmuró, más para sí que para ella; pero Pax comprendía a que se refería porque ella también lo había pensado.

En estas épocas, un embarazo no sería deseado.

Antes de Bellamy, había estado con un chico más que había conocido en el curso de fotografía. No habían mantenido una relación larga ni oficial. Nunca le había contado a Eleanor sobre Elio; no le parecía importante.

Ahora, se le ocurrió que le gustaría hablarle de Bellamy a su madre. Sonrió ante la imagen que se formó en su mente. Eleanor sentada en el sofá del living mientras Pax le hablaba sobre el muchacho pecoso de pelo rizado que le hacía perder la cabeza.

Claro que no había un sillón donde sentarse, ni un living, ni una casa a la que volver. Ni siquiera Eleanor estaba allí y por esto, y muchas razones más, debía recurrir a Gish.

—Ten. —Gish posó un vaso bajo sus narices. El líquido era transparente; por un instante creyó que era agua—. No te dejes llevar por la apariencia —comentó como si hubiera leído sus pensamientos. Tomó asiento junto a ella—. ¿Hace mucho que sales con él? —preguntó, tal vez queriendo distraerla.

Pax bebió el vaso medio lleno, tomándose segundos para respirar y acabarlo. Lo dejó sobre la mesa. No tenía ningún sabor en absoluto.

—No —replicó, abrazándose a sí misma. De repente, tuvo ganas de volver a su habitación—. Es decir... —Se corrigió, encogiéndose de hombros—. Nos conocimos en la Tierra —explicó con una sonrisa. No se acostumbraría nunca a relatar las circunstancias que los había llevado a conocerse—. Los soldados estaban en la calle y no quedaba prácticamente nadie.

Vagary ll || Bellamy BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora