Cuarenta y dos.

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BELLAMY

Su primera reacción en cuanto Esme lo soltó, fue abalanzarse hacia Pax para protegerla de los disparos. Llegaron a esconderse detrás de un sillón.

Buscó con su mirada a Esme, pero fue imposible encontrarla entre la ola de personas que nacían por cada sector. Se quitó la mordaza de la boca.

—Pax, ¿qué...? —No acabó la pregunta cuando volteó hacia Pax, quien lo envolvió en un abrazo, hundiendo el rostro contra su cuello. Bellamy se permitió rendirse por un instante, aunque no demasiado debido a sus manos aún atadas.

—Tenemos que salir de aquí —dijo Pax al separarse, ajena al caos a su alrededor mientras le desataba las manos—. Milo...

Fue arrojada hacia atrás por un soldado de Esme.

—¡¿Dónde está?! —gritó sobre ella.

Bellamy se puso de pie, arrojándolo al suelo y dándole un puñetazo. El soldado lo recibió de lleno pero no fue lo suficientemente fuerte como para dejarlo inconsciente. Desestabilizado por esto, el soldado le pegó a Bellamy, haciéndole perder el equilibrio. Cayó hacia el costado, con el soldado sentándose sobre él. Sintió las manos fuertes sobre su cuello y empezó a luchar, tomando la ropa del soldado entre sus dedos, empujando su rostro, lo primero que podía hacer por no quedarse sin aire.

Entonces, el soldado cayó inerte a su lado junto a un estruendo. Tomó una gran bocanada de aire, atisbando a Pax sobre él sosteniendo lo que quedaba de un jarrón.

—Vamos, Bellamy —pidió, estirando la mano.

La tomó y, agazapados, permitió que lo guiara del otro lado de la sala hasta una puerta que Bellamy reconoció de inmediato. Era la cocina. Entraron y la cerró detrás de él con seguro. Estaban a salvo allí dentro.

—Podemos salir por aquí —dijo Pax sin aire, caminando entre las mesas—. Con suerte nos encontraremos con Octavia y...

No la dejó acabar cuando fue su turno de tomarla del brazo, girarla hacia él y envolverla en un brazo. Sintió las manos cálidas de Pax en su espalda, su cabeza sobre su pecho y se permitió cerrar los ojos, respirando el aroma de su cabello.

—Pax... —murmuró, saboreando el nombre en sus labios una vez más. Sostuvo el rostro pálido de Pax entre sus manos—. Creí que... —Sacudió la cabeza—. ¿Qué está pasando?

Pax, con sus manos sobre el pecho de Bellamy, mordió su labio inferior. A través de su mirada pudo notar las cosas que había vivido, lo mucho que le pesaba en sus hombros y deseó poder quitárselo todo; cargarlo él. No le importaba lo que fuera mientras pudiera ayudarla.

—Estoy embarazada.

Las palabras resonaron en su mente como eco en una cueva. Escudriñó su rostro, buscando si había oído bien. Por la mirada intensa de Pax, supo que era así. Las piernas estuvieron a punto de fallarle, su corazón latiendo con tanta fuerza que era lo único que se oía en la cocina. Los disparos, los gritos, las peleas, quedaron en otra dimensión.

—¿Bellamy? —murmuró Pax, asustada.

Bellamy sonrió, soltó una risa y sintió las lágrimas escocer sus ojos. No podía hacer una sola cosa a la vez. Lo único que atinó, fue envolverla una vez más en sus brazos.

Las sospechas eran ciertas después de todo y sentía que su pecho estaba a punto de estallar debido a la felicidad cuya magnitu no podía controlar.

—Cielos, Pax... —susurró entre risas, sosteniendo el rostro de Pax, cuyo rostro también estaba húmedo y sonreía. Sí que la había extrañado—. Te besaría si no fuera porque estoy cubierto de sangre —bromeó, arrancando una risa dulce en Pax.

Vagary ll || Bellamy BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora