Siete.

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PAX

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PAX

Ezekiel la condujo hasta la otra punta del salón, cruzando la pista de baile hasta llegar a una mesa redonda y alta como varias que se desperdigaban por el espacio; esta estaba desocupaba y junto a un ventanal desde donde Pax podía observar un jardín abriéndose paso a través de las cortinas blancas.

—¿Qué te parece hasta ahora la fiesta? —preguntó Ezekiel, tomando dos copas de un mozo que pasaba junto a ellos. Le tendió una a Pax.

Observó el contenido cuando la sostuvo. Era un azul tan oscuro como la noche en la Tierra y puntos blancos brillaban en la bebida, danzando hasta llegar a la superficie donde desaparecían como burbujas.

—Es increíble —susurró sin poder quitar los ojos de la bebida. Las luces del salón se habían encendidos, fuera el cielo estaba oscureciendo y se preguntó si se vería igual que el líquido en la copa.

—Me alegra que te guste.

Levantó la mirada, apoyando la copa en la mesa y sonrió con amabilidad. Los ojos verdes de Ezekiel estaban sobre ella, una sonrisa cruzaba su rostro y sus pecas destacaban en su piel blanca bajo la luz artificial.

—¿No la probarás? —preguntó él señalando con la cabeza la copa que Pax había dejado en la mesa. Asintió efusivamente. Por un instante había olvidado lo que estaba haciendo.

La bebida se sintió algo amarga al comienzo pero era un gusto agradable. Sintió las burbujas que se asemejaban a las estrellas hacerle cosquillas en la boca por un instante. Era increíble. No había otra palabra para describir todo lo que descubría de Ramé segundo a segundo.

—Deliciosa —repuso, esta vez sí dejando la copa en la mesa para mirar hacia la ventana. El cielo estaba pintado de un azul eléctrico parecido al de su vestido.

Oía los murmullos de la gente, hablando animados de la comida o la fiesta en sí y se sintió agobiada de repente. Había visto a algunas personas de la Tierra, pero apenas le habían prestado atención, como si no la conocieran.

Volvió su atención a la multitud. Sus ojos cayeron en Murphy, quien devoraba un bocado de la mesa más cercana. Estaba entretenido con la comida y parecía agradarle la fiesta. Sonrió, deseando poder disfrutarla tanto como él. Sin embargo, una voz se empeñaba en recordarle que no debería estar en una fiesta sino en una reunión con Milo para traer a la gente de la Tierra y demostrarles a todos que podía estar a cargo.

Como si hubiera leído su mente, Milo se abrió paso entre la multitud.

—Veo que te estás familiarizando con una de nuestras mejores bebidas —comentó alegre.

Pax sonrió. La palabra «familiarizando» le hizo pensar que no conocía a otro familiar de Ezekiel que no fuera su abuelo. Lo miró como si pudiera leer su mente y responder la pregunta, pero Ezekiel tenía sus ojos en Milo.

Vagary ll || Bellamy BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora