Veintisiete.

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BELLAMY

El silencio que prosiguió a la pregunta de Pax se extendió por lo que pareció una eternidad.

Esme mantuvo sus ojos en Pax como si esperara que cambiara de opinión mientras Bellamy repetía una y otra vez las palabras de León... ¿Estaba Ezekiel protegiéndola de alguna manera? ¿Cómo se atrevía después de todo lo que había hecho con Milo? Debía ser una trampa. Debía...

—Lo tomo porque has cambiado de opinión —comentó Esme, interrumpiendo el hilo de sus pensamientos.

—Sí —replicó Pax de inmediato.

Bellamy sabía que su cambio de parecer tenía que ver con Murphy y poco con lo que acababa de oír sobre Ezekiel; pero de todas maneras se preguntó cómo se sentía al respecto. Más temprano le había asegurado que no estaba enamorada de Ezekiel, pero algo en su interior le decía que Pax sí había sentido algo, aunque fuera mínimo.

—Bien —susurró Esme, levantando la mirada hacia Clarke y él. Clarke dejó caer los brazos a sus lados, tan atónita que no ni siquiera podía cerrar la boca—. Me gustaría que se reúnan conmigo mañana temprano —pidió, poniéndose de pie con ambas manos apoyadas en la mesa—. Necesito despejar la cabeza. Hablar con mi gente —explicó un poco más rápido; tal vez sintiendo la adrenalina de la nueva información tomar efecto—. Ustedes no se preocupen —repuso con una sonrisa—. Pero mañana no lleguen tarde.

Bellamy asintió al igual que Clarke. Ambos se dispusieron a salir de la oficina cuando Pax volvió a hablar:

—No podemos perder más tiempo —soltó, parándose—. Murphy podría...

—Murphy estará bien —interrumpió Esme, perdiendo la sonrisa—. Milo no le hará daño porque sabe que es un arma contra nosotros —continuó. Suspiró—. Y Ezekiel no lo permitiría.

A pesar de que Pax le daba la espalda, la imaginó pestañeando varias veces, sin dar crédito a lo que oía. Esme, en cambio, no notó el peso de sus palabras. Le echó un rápido vistazo a Clarke y Bellamy, como si estuviera invitándolos a decir una palabra más. Cuando la recibió el silenció, se irguió.

—Será mejor que se vayan.

Ante esto, Pax giró sobre sus talones para dirigirse a la puerta. Bellamy no la detuvo, la dejó pasar y luego a Clarke. Al salir al pasillo, la observó encerrarse en su habitación.

—¿Por qué no vas con ella? —preguntó Clarke a su lado.

Sacudió la cabeza sin pensarlo.

—No. Necesita espacio —contestó antes de empezar a caminar por el pasillo con Clarke a su lado.

—¿Ya se arreglaron?

Sonrió antes de asentir. Los recuerdos de la mañana temprano inundaron su mente.

—Sí —replicó cuando estuvo a punto de perderse en las imágenes que su cabeza proyectaba. Clarke lo miró con los ojos entrecerrados intentando ver lo que estaba pensando. Entonces, sintió sus mejillas encenderse—. Es más, esperaba hablar contigo o con Octavia —explicó con la mirada en el suelo. Cruzaron la puerta para encontrarse con la misma habitación en la que recibieron a Pax el día anterior. Se dirigieron a la puerta de la derecha, donde se cernía el comedor—. Mañana es su cumpleaños —continuó.

La mesa del centro era larga y contenía tantas sillas como fuera necesario para que todos entraran. Ahora estaba vacía excepto por algunas sobras y personas que habían decidido quedarse antes de pasar un rato en el jardín o en sus habitaciones. Los siguieron con las miradas, las conversaciones se tornaron en susurros o acababan, pero tanto Bellamy como Clarke decidieron ignorarlo. No tenían noticias concretas de Esme, por lo que era en vano reunirlos. Además, parecían estar cómodos alejados de Milo.

Vagary ll || Bellamy BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora