Cuatro.

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BELLAMY

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BELLAMY

—¿En qué piensas?

Giró la cabeza hacia Octavia, quien estaba abrochándose el cinturón blanco de la nave. Bajó la mirada cuando su hermana levantó la suya en busca de una respuesta. No quería que lo viera distraído con la atención puesta en Pax. Desde que se había ido con Murphy hasta la nave, no había hablado con ella. Ahora estaba sentada, susurrando con cierto entusiasmo a Murphy, sentado a su lado. Junto a él estaba Harper, quien también parecía inversa en la conversación. Se preguntó qué estarían hablando y si era muy tarde para ponerse de pie y tomar asiento en el lugar vacío al lado de Pax.

—Bellamy... —Volvió a Octavia. No se había dado cuenta que su mirada recayó en Pax como un imán otra vez. Su hermana ladeó la cabeza—. Si quieres estar con ella, entonces ve —alentó con ambas cejas elevadas y haciendo un ademán con la mano.

Sacudió la cabeza, decidido a olvidar a Pax. Al menos por un instante.

—Estoy bien —aseguró, acomodándose en el asiento y procurando no perderse en Pax; en su mirada decidida, la cabeza ladeada hacia delante para que solo Murphy y Harper la oyeran como si estuviera compartiendo un secreto. Seguramente estaban hablando de Milo y Ezekiel. Conversando sobre inquietudes que Bellamy no escucharía jamás.

—¿Estás seguro? —insistió Octavia. La miró con una sonrisa.

—Sí —repitió, apoyando una mano en la pierna de su hermana—. ¿Estás lista? —preguntó, alegre cuando la expresión de Octavia cambió y supo que no se referiría a Pax otra vez.

—No lo sé —contestó sincera—. ¿Podemos confiar en estas personas? —preguntó en voz baja, inclinándose hacia Bellamy, quien la observó con detenimiento—. ¿No es un poco extraño que nos ofrezcan un lugar en su planeta, así como si nada?

Bellamy se encogió de hombros, rascándose la nuca. Quería darle la razón, compartir sus miedos. Quería explicarle por qué él tampoco confiaba en esta gente y preguntarle a Octavia que más había visto para hacer semejante comentario. Pero los murmullos excitados en la multitud que había tomado asiento, listos para despegar, lo detuvo. Recordaba cada segundo del momento en que ingresó a una nave similar desde la Tierra. El silencio sepulcral tan distinto a la escena que se abría ante sus ojos en el presente. No podía interferir.

Sonrió hacia Octavia, se inclinó hacia delante como lo había hecho ella y aseguró en voz baja:

—No tienes de qué preocuparte, O. —Le dio una palmada cariñosa en la pierna—. Pax sabe lo que hace —añadió ante la indecisión en su mirada verdosa. Octavia asintió con inseguridad, aunque no volvió a insistir. En su lugar, suspiró y se acomodó en su asiento, apoyando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos como si quisiera dormir allí mismo. Bellamy se preguntó en qué momento su hermana de diecisiete años había crecido tanto.

Los murmullos murieron cuando la puerta por donde habían ingresado se abrió, revelando a Milo y Ezekiel.

—¿Están todos listos? —preguntó Milo como un maestro le hablaba a sus alumnos. Hubo una ola que asentimientos y susurros aprobatorios—. Excelente —añadió con una sonrisa, juntando sus manos en un aplauso—. Ezekiel y yo estaremos en el piso superior. Despegaremos en cinco minutos —anunció. Sin esperar respuesta, ambos caminaron entre la sala redonda.

Vagary ll || Bellamy BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora