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Cargaba las cajas que había traído el señor Yunsang con demasiado ímpetu. Las dejaba apiladas dentro del pequeño cuarto que hacia de almacén. Esa mañana había llegado demasiado pronto a la tienda, no había pasado por la mansión, como acostumbraba, y me había encerrado en la trastienda para embotarme en unos cuantos libros sobre botánica con la finalidad de distraer a mi mente.

La imagen del azabache con la rubia se repetía como un disco rayado. El sonido de sus besos, las piernas de ella enrolladas a la cintura de él y la camisa desabrochada de ambos. Dejé la caja que portaba en las manos con demasiada fuerza en el suelo.

Será capullo.

— Ten más cuidado Arianne, hay cosas frágiles en las cajas— el señor Yunsang me reprendió.

— Lo siento, se me ha resbalado— me excusé avergonzada.

El hombre asintió y desapareció del marco de la puerta. Estaba tan centrada en reproducir y maldecir la imagen del azabache que no me había dado cuenta de la presencia de mi jefe.

Apilé la última caja y cerré la puerta del almacén con llave. Me dirigí a la trastienda donde Yunsang se encontraba ojeando una revista de plantas. Suele traer varias de la ciudad, normalmente las ojea con detenimiento para luego apuntarse algunas flores que podría traer en su próximo viaje a por suministros.

— Has venido muy pronto hoy Ari— su voz rasposa, por la edad, rompió el breve silencio que se había formado desde que entré en la tienda.

— Si, bueno— rasqué mi nuca descubierta por la coleta alta que llevaba— Quería ayudarte con los suministros que traerías de la ciudad, además, he aprovechado para leer algo más sobre plantas de los libros que guardas aquí— señalé los tres libros apilados sobre una de las mesas de madera.

El hombre desvió su vista para comprobar la presencia de los tres libros apilados uno encima del otro. Sentía que no me creía del todo, pero si sospechaba algo no preguntó nada, solo se limitó a asentir y a observarme tras sus rectangulares gafas de pasta, las cuales hacían ver sus ojos más grandes de lo que eran.

— El lunes te traeré algún libro que tengo en casa que creo que te pueda interesar— cerró la revista que estaba observando y apoyó sus codos sobre la mesa— He pensado en expandir un poco el negocio, ¿que te parecería sumar a los aromas algún frasco con algún remedio natural para dolores o golpes?— abrí mis ojos con sorpresa, no me lo esperaba— Sé de sobra que sabes muy bien como cocer las hierbas y plantas necesarias para hacer remedios naturales.

— Por mí estaría genial— me senté al lado de él en la mesa— Estoy dispuesta a colaborar en todo lo necesario.

— El caso es que yo no quiero que solamente colabores— se quitó sus gafas y las dejó sobre la mesa entrelazando sus dedos para apoyarse mejor sobre esta—Te estoy pidiendo que seamos socios, la gente te adora y creo que sería bueno para el negocio añadir remedios naturales frescos sin manipulación alguna, ¿qué dices?

— ¿Es enserio?— dije totalmente asombrada y fuera de mí.

— Totalmente niña— dijo con una sonrisa que hizo que las arrugas de las comisuras de sus labios se notaran.

— ¡Si!— me levanté totalmente emocionada lanzando la silla con demasiada fuerza hacia atrás, tanto que golpeó la pared. Me giré sobresaltada para ver la silla hecha añicos en el suelo— Perdón por eso— volví a rascar mi nuca avergonzada.

— No te preocupes niña— una pequeña risa escapó de sus labios— Ahora tómate el resto del día libre, ya has trabajado suficiente por hoy— se levantó de la silla con una sonrisa en su rostro— Disfruta de la tarde y ya el lunes hablamos para concretar los productos que podemos vender.

Nightmare- JJK (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora