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—Arianne, ¿pero que haces aquí?—la cansada voz de mi socio me sorprendió haciendo que un par de bolsas de plástico llenas de hierbas se me cayeran al suelo.

Me agaché a recogerlas antes de que el viejo Yunsang lo hiciera. Me giré hacia el pequeño expositor de madera de pino en el que había dejado varias muestras preparadas listas para su compra. Volví a encarar al hombre que me miraba con ojos interrogantes y me encogí de hombros con una sonrisa.

—Pues contigo trabajo, además, la feria comienza mañana y todavía quedan por finiquitar varias cosas—le sonreí antes de darme la vuelta para seguir con mi trabajo.

Escuché el carraspeó de mi jefe y su gruñido de desaprobación. Sabía lo que había ocurrido ayer en este mismo recinto, y estaba intuyendo que de alguna manera u otra le habían llegado a sus oídos las órdenes expresas de Jungkook de "no dejemos hacer nada a Arianne".

—Debes descansar Ari. El accidente de ayer se vió bastante feo.—noté su cálida mano en mi hombro con el cometido de frenarme en el inventario que estaba haciendo—Además, tampoco queda tanto por hacer, me puedo encargar yo.

Me giré para encararle y con claro disgusto en mi rostro. No me iba a quedar cruzada de brazos cuando había tanto por hacer. Estaba preparada para dar la guerra que hiciera falta.

—Ayer terminé por ausentarme toda la tarde, y hace un par de días igual. No voy a dejar que termines todo el trabajo tú solo, de esto me puedo encargar yo—mi voz era firme y autoritaria.

Creo que se me estaban pegando algunas costumbres del azabache.

—Pero Arianne...—Yunsang no sabía que hacer, miraba nervioso a su alrededor.

—Arianne nada, dije que te voy a ayudar y lo voy a hacer.—resoplé haciendo que un mechón de mi negro pelo reflotara hacia arriba—Además, trabajo para ti, la feria es trabajo, así que, aquí es donde debo estar.

Una mueca de disgusto cruzó por el rostro del viejo. Miró a su alrededor de nuevo, en búsqueda de algo o alguien. En el fondo sabía a quién estaba buscando, bueno, más bien a quién esperaba no encontrar.

Me giré de nuevo para agacharme y continuar con el inventario de las plantas medicinales. Revisaba las cajas, comprobando que las cantidades y los tipos de plantas fueran los correctos. Yunsang resopló y escuché el gruñido angustioso de su lobo.

—Arianne, deberías hacerme caso. El señor dió órdenes expresas de que nadie te dejara trabajar.—volví a girarme con una mirada fría en mi rostro.

Lo sabía. Sabía que el azabache haría algo parecido. Desde que esta mañana se fue de la casa a su entrenamiento con los alfas, sabía que algo había hecho.

Pero vamos, estaba completamente loco si pensaba que le iba a hacer caso.

—Escúchame Yunsang, este es mi trabajo, me gusta esto y no quiero dejarte con toda esta carga de trabajo a tí solo. Las órdenes del señor me entran por un oído y me salen por el otro. Voy a trabajar, le guste o no le guste.—tenía claro que mi mirada se había transformado en un infierno azul con llamas verdes.

—Ari...no seas tan obstinada, por favor.—Yunsang suspiró derrotado.—Eres un hueso duro de roer, pero las órdenes del alfa son órdenes, y te guste o no hay que acatarlas.

— Las acataré cuando considere que son razonables.—crucé mis brazos sobre mi pecho—Y esta órden no lo es, asi que no hay más que discutir. Pongámonos a trabajar, que cuanto antes empecemos primero terminaremos.

Me giré de nuevo para volver a ponerme al trabajo. Estaba enfadada. Muchísimo diría yo. Mi loba dió un resoplido de acuerdo conmigo. No nos gustaba que nos dieran órdenes inútiles. Bueno, no nos gustaba que nos dieran órdenes directamente.

Nightmare- JJK (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora