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Jungkook

Su respiración pausada chocaba en mi pecho dandome una sensación de calidez que hacia tiempo no sentía. Mis brazos aferrados alrededor de ella, protegiéndola de cualquier cosa que quisiera dañarla. Ella era mi vida, y por ella sería capaz de cualquier cosa.

Vestida en una de mis tantas camisas se encontraba en paz, pegada a mi pecho. Bajé la vista para comprobar que la sábana que nos cubría se encontraba a la altura de nuestras caderas, revelando mi pecho desnudo y un trozo de piel de su muslo. Mi camisa se le había subido levemente dejándo al descubierto sus braguitas negras.

Mi lobo respiró fuerte. El deseo que sentíamos por ella cada día crecía más, pero sabíamos, ambos, que nos debíamos de contener. Iba a ser ella quien rompiera la barrera, no la iba a someter nada.

Deslicé mi mano suavemente por la curva de su cintura hasta llegar al borde mi camisa. El tacto de mi mano con la piel de su muslo quemaba, era fuego. Mordí mi labio bajando la vista a su rostro sereno, imperturbable, tratando de no despertar más a mí lobo ya loco de deseo. Mi lobo se contenía bien, en ocasiones era díficil, pero lo terminábamos logrando. Aunque la imagen de hace una hora casi hace que me abalance sobre ella sin pensarlo demasiado.

Iba a entrar al baño. Sabía que ella ya había terminado de ducharse, hacia rato que el agua había dejado de caer y podía notar la calma que emanaba de dentro. Abrí la puerta sin esperar ver esa imagen tan erótica que hizo que mi mente dejara la realidad por unos instantes. Ella de espaldas a mí vestida sólo con esas braguitas negras que ahora me observaban burlándose de mí. Tragué duro y ella se percató de que estaba observando en la puerta del baño. Chilló mi nombre e hizo que reaccionara ante el gruñido de su loba. Estuve totalmente ido por unos minutos. Con una erección amenazando con culminar pero pronto toda la sangre volvió a su cauce cuando caí en cuenta de una cosa.

La cicatriz de su espalda.

Mi lobo volvió a gruñir disgustado. Ver eso no nos había gustado nada y nos había hecho más protectores de lo normal.

Subí de nuevo mi mano para acariciar su mejilla retirando un par de mechones negros que se habían posicionado sobre su rostro. Ese movimiento hizo que se acurrucara más en mí, sacándola un leve gemido de su garganta.

Un gemido que fue directo a mi entrepierna.

Apreté más mi agarre tratando de pensar en otras cosas, pero era díficil, demasiado díficil. Mi lobo me gruñó por lo bajo, quería que prestara atención y olvidándome de mi futura erección le hice caso. Bajé mi vista de nuevo y olfateé levemente su cabeza, aspirando el aroma de su pelo. Pero esta vez no solo era eso.

Ahí estaba de nuevo. Su aroma.

Mi lobo se relajó al instante cuando aquel tenue aroma se coló por mis fosas nasales. Un suspiro cansado salió de mis labios y acomodé su cabeza entre mi pecho y mi mentón. Ella conseguía relajarme, ella era mi medicina.

.......

Era de noche. Los sonidos nocturnos de los animales llenaban mis oídos junto con el viento que se había despertado hacia unos minutos. Me sentía libre, sin ataduras, y había dejado rienda suelta a mi lobo.

Mis cuatro patas se movían rápidas y feroces, como si estuviera a punto de cazar un gran premio. Amaba esta sensación, moverme libre y sin preocupaciones por el bosque, disfrutando de su plenitud y tranquilidad.

La luna brillaba más que ningún otro día. Estaba acompañada por miles de estrellas que se reflejaban como pequeños puntos luminosos en aquel manto de oscuridad. Frené mi carrera y comencé a andar observando todo a mi alrededor, embelesado con su belleza.

Nightmare- JJK (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora