Nightmare- JJK (Omegaverse)

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Soora

— Toma cariño, esto te templará los nervios— mi abuelo dejó en la mesa de mi costado una taza humeante de té— Puedo oler tus nervios  a kilómetros.

Mis ojos se desviaron hacia la taza blanca, de la que emanaba un fino reguero de humo que subía hasta el techo de la nave. Mis pupilas dilatadas se fijaron en el rostro impasible de mi abuelo.

Sonreí con los labios sellados.

Él siempre parecía sereno y tranquilo ante estas situaciones. Nunca mostraba su parte humana, no cuando todo el mundo parecía perder el control. Lo suyo era guardárselo para él mismo, y soltar todas las lágrimas cuando estaba solo, donde nadie podía verlo ni escucharlo.

Como hacía Jungkook.

— ¿No tienes miedo, abuelo?— mis manos agarraron la taza en un movimiento torpe.

El silencio se sumió entre nosotros. Ambos sentados en esas incómodas sillas de plástico, dentro de una nave, resguardados de todo peligro externo. El mundo podría terminarse allá fuera, en cambio, nosotros estaríamos a salvo.

Mi hermano se encargó de que esto fuera a prueba de bombas.

— Lo tengo hija, por supuesto que lo tengo— la taza tocó mis labios abrasándome en el intento de probar una gota del líquido. La aparté inmediatamente.— Ten cuidado hija.

Dejé la taza de nuevo en la mesa de al lado. Observé mi alrededor. Todos los omegas agrupados en diferentes grupos, dándose apoyo, rezando porque todos los alfas regresaran a salvo. Las lágrimas se agaloparon en mis ojos cuando palpé la desesperación de algunos.

No todos podrían regresar.

— ¿Crees que lo logren?— la pregunta salió con un deje tembloroso de mi garganta.

Mis ojos se cerraron cuando sentí el toque de la mano tibia de mi abuelo en mi pierna. Un leve apretón con una expresión desentendida lo siguieron. Sabía que detrás de esa cansada mirada se escondía un mundo de emociones, sentimientos no dichos y palabras, que con el tiempo perdieron el valor con el que se sintieron al principio.

— Confío en tu hermano, Soora— sus labios finos y arrugados se extendieron tratando de confortarme— Él es un Jeon, tú también, la mayoría de los lobos aquí lo son. Todos tenemos este sentimiento de unión, y eso nos hace fuertes, porque nos volvemos uno.  Cuando hieren a uno, defendemos todos.— mi lengua remojó mis labios mientras mi mirada seguía el recorrido de su brazo en mi pierna hasta su rostro— Eso lo ha logrado tu hermano, y no te quepa duda que Jungkook lo logrará. Además,— una risita escapó de sus labios— cuando Jungkook y Arianne se vuelvan a encontrar frente a frente, no me gustaría ser ese malnacido. Creo, que lo que le pueda ocurrir a ese lobo no se lo deseo ni a mi peor enemigo.

— ¿Cómo estará ella?— las palabras que habían estado rondando mi cabeza por semanas salieron sin tal siquiera poner el esfuerzo en retenerlas.

Mi abuelo retiró la mano de mi pierna y desvió sus ojos al suelo. Esa era una pregunta que él también se hacía, todos nos la hacíamos, pero habíamos estado tan pendientes de controlar a Jungkook, que apenas habíamos tenido en mente cualquier otra cosa.

— Viva.—  el silencio que quiso ser conciliador no pareció nada más que el aventurero de una pesadilla. Una pesadilla que nunca pareció tocar fin— Eso es lo único a lo que debemos ceñirnos, los detalles escabrosos solo han servido para alimentar la ira de tu hermano.

Un carraspeo a nuestra espalda hizo que me diera la vuelta. El olor a cítricos se distinguió entre todos los hedores que desprendían los omegas. Mis ojos escanearon al chico que se encontraba en pie, con un cabestrillo que mantenía su brazo derecho pegado a su torso. Sus ojos cansados y ojerosos penetraron mi piel mandándome escalofríos por todos el cuerpo.