Observo a cada uno de los presentes en esta sala, todos uniformados, tan limpios, tan autoritarios, miro el lazo de color negro que nos identifica a un costado de nuestros pechos, todo esto se siente tan real cuando lo que pensabas que era una simple pesadilla, simplemente no lo fue así
A unos metros de nosotros esta el féretro de Connor, a un lado de su cofre están sus padres llorando desconsolados por lo sucedido, acompañándolos en su dolor se encuentran George, Santiago y Daniel, Tris y yo estamos en una esquina observando como todo pasa sin detenerse, sin previo aviso una lagrima rueda por mi mejilla recordando los momentos vividos junto a él.
Una voz lejana me saca de mis pensamientos, y retiro cualquier rastro de llanto de mi cara.
Hoy estamos aquí para darle el último adiós a una persona excepcional, un ser humano increíble, amigo fiel pero sobre todo un hijo maravilloso Connor Pride.-habla George
Observo cómo su madre se apoya en su esposo y este trata de consolarla a tal magnitud que sienta como si esto fuera sólo un sueño malo, sin embargo todos los aquí presentes saben que aquel chico que está ahí murió siendo un héroe, un increíble chico, una gran persona.
Todos lo saben incluso yo
Dejo de navegar en mis pensamientos y un sonido clásico resuena por la sala, el cantar de unas trompetas anunciando la despedida total de aquel hermanl que la vida me regalo y que me quitaron hace poco.
Cada uno de los presentes y conocidos de la academia se acercan a despedirse de él.
Es el turno de Tris, está se encamina hacia nuestro querido amigo quien yace en aquel féretro como si solo estuviera dormido.
Ella le dedica una última mirada y unas cuantas lágrimas recorren su rostro, no sin antes murmurar un leve <<te quiero chispitas>>, aquello solo hace que mi corazón se encoja más.
Es mi turno lo sé ya que Santiago me mira indicando que me acerque, pero no quiero, no puedo, no creo ser capaz. Me obligo a mi misma a moverme y cuando lo hago me acerco lentamente.
Verlo ahí me parece una mentira si hace poco estuve con él y ahora ha pasado esto.
Prometo que los haré caer chispitas, te prometo que los haré pagar y tú muerte será recompensada.-susurro sosteniendo una flor en mi mano y dejándola encima de su ataúd.
Un mes después
Había pasado un mes desde aquella fatídica noticia aún no estábamos seguros de lo que había pasado aquella noche y aunque creíamos avanzar un paso, la verdad es que era como si ellos se alejaran dos más.
Las cosas han sido un poco complicadas, he estado dejando de ir a las sesiones médicas desde lo ocurrido con Connor, me he mantenido trabajando en encontrar alguna pista que me ayude a encontrar a los culpables, ahora mismo estoy trabajando en una de ellas, necesito saber una dirección en donde creemos que operan miembros de la banda.
Bonita, te vez cansada, debes parar.-menciona Santiago.
Lo haré cuando tenga la dirección-le digo.
Haz estado trabajando duro desde la muerte de Connor, creo que te debes un respiro, además de estas cosas se pueden encargar Daniel o Tris. - me informa.
Lo sé pero ellos ahora están enfocados en lo que les pidió George, y no se encuentran en la base.-le menciono.
En esos instantes doy un clic más en la computadora deseando hallar la dirección IP, al teclear unos cuantos códigos más al fin doy con ella.
¡Al fin!-menciono cuando tengo lo que quería.
Bien te acompaño, no creo que sea conveniente que vayas sola. -
Se defenderme Santi-le digo.
No te estaba preguntando, dije que voy a ir contigo.
Ahora bien voy a salir a avisar al escuadrón que nos acompañará, te espero abajo bonita.-me informa(...)
Suspiro pausadamente mientras me acomodo mi traje, he estado estos últimos días trabajando incesantemente, tratando de encontrar pistas que me den algún indicio de la organización fantasma que tanto me ha estado dando doleres de cabeza.
Y hoy por fin tengo la oportunidad de atacar, si bien no es al rey a quien voy a destronar, será divertido atacar a sus peones para ver como poco a poco el reino se va cayendo.
Toco en mi cuello la cadena que alguna vez perteneció a mi madre y en mi muñeca observo la manilla que era de Connor, sus padres me la obsequiaron antes de ellos marcharse de aquí, siento que están conmigo hoy y es todo lo que necesito.
Recuerdo tomarme las pastillas para mantenér regulado mi corazón, he dejado de asistir a las sesiones médicas por estar sumida en la búsqueda de estos idiotas, me he descuidado y nadie sabe de aquello, no entiendo porque el médico no le ha dicho nada a mi padre, supongo que es por el contrato de privacidad que mantiene con cada uno de sus pacientes.
Pero me he sentido bien, o sea no tan bien, he tenido una que otras molestias pero nada que las pastillas no logren controlar.
Estoy lista-murmuro para mi misma.
Sigo caminando hacia el ascensor para bajar a dónde se encuentran los demás, al llegar abajo me doy cuenta de que estamos preparados y sonrió ante tal acto observo todo detenidamente y todo parece estar más que listo, mi sonrisa se borra al ver que Priscila, esta colgada del brazo Santiago y el ni siquiera hace el esfuerzo por apartarla, gruño en voz baja ante tal escena, me reprendo a mi misma y me obligo a caminar para subirme a la camioneta.
Al pasar por el lado de ellos noto como la arpía esa pone su pies para hacerme caer.
No lindura, ese truco ya me lo sé-pienso
Cómo toda una dama elegante paso por el otro extremo y hago que su intento de verme en el suelo quede como eso, como un intento.
Bonita-habla Santiago.
¿Está todo listo?-le interrumpo antes de que vuelva a decir algo.
Sí-me asegura.
Perfecto, te espero en el auto-le digo mientras me acerco a besar la comisura de su labio.
Joder, pero acaso marcas territorio, ¿Qué fue eso?
Eso mismo quisiera saber yo, querida conciencia.
No espero al ver su reacción pero escucho un grito de exclamación y a una pelirroja furiosa retirarse de aquí y asumo que he dejado sorprendido a Santiago, así como yo lo estoy.
¿Acaso estabas celosa?-
No, como podría estarlo, ¿verdad?
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Dí Que Me Amas
RandomCara siempre había sido una chica fuerte ante todo y orgullosa como nadie, > eso lo había escuchado de mi madre antes de morir, y es que ¿cómo podía ser feliz si quizás tenía los días contados?. > aquellas palabras me las había dicho mi mejor amiga...