Inevitable

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Erza descansó contra el gran bulto que constituían sus maletas, sus cejas se juntaron con impaciencia al escuchar a sus demás nakamas murmurar distraídamente. Por un instante pensó que debió avisarles que partirían incluso dos horas antes, de esa forma se evitaría ver semejante desorden en las puertas de la posada, Natsu y Gray frecuentaban ser demasiado quisquillosos cuando se trataba de madrugar y ahora estaban atravesando las molestas consecuencias.

Lucy chilló a la vez que su maleta salía volando contra las de Erza provocando una estrepitosa estridencia, las alaridos de sorpresa no se hicieron esperar.

—¡F-fue Natsu!—gritó Gray alarmado, sus brazos que rodeaban el cuello del pelirrosa cedieron estremecidos.

—¡Gray, eres un idiota!

Ambos no tuvieron más opción que abrazarse al tener el rostro contraído de Erza frente a ellos, sus piernas perdieron las fuerzas y se desplomaron sobre el suelo sin pretender que los demás los socorrieran.

Levy se alejó de aquella aterradora escena encogida para evitar algún golpe por parte de la peligrosa Titania. Era de esperar que llegarían tarde para abordar el tren para el siguiente punto, al distinguir a Lucy intentando alzar algunas maletas se unió para ayudarla y de paso repasar el plan que tenían en mente.

—Debimos prever este tipo de desastres—habló la maga de la escritura.

—Lo pensé al ver a Natsu despertar—la rubia ocultó sus mejillas sonrojadas al reparar que su amiga realizaba un gesto sagaz.

—Dejando de lado tu futuro romance con Natsu—Levy consiguió no estallar a carcajadas por la abochornada reacción de Lucy—le envié al maestro información sobre nuestro siguiente destino, nos comunicaremos con él en cuanto lleguemos.

—Xuis...—susurró Lucy pensativa.

Levy inclinó su cabeza interesada por la apesadumbrada expresión de Lucy.

—¿Ocurre algo, Lu-chan?

Lucy pestañeo pretendiendo espabilar sus pensamientos, lo que menos le apetecía era preocupar a su fiel amiga, le regaló una mueca tranquilizadora y continuó arreglando las maletas de Erza, pronto la escarlata se cansaría de darle una paliza a Natsu y Gray.

—No es nada. Solo tengo el presentimiento que esta vez el Ladrón de la Luna no se escapara de nosotros.

(...)

Supieron que la información que darían tal vez derrumbaría la estabilidad de Aedus, algo realmente muy difícil de ver. Dreun alcanzó a imaginar los gritos desaforados de Aedus, después de todo al saber las nuevas el rumbo de la misión cambiaria drásticamente. Con una clara señal Aedus los invitó a hablar de una vez. Kayat se restringió a voltear su rostro para echarle una mirada e indicarle que la tarea de explicar lo descubierto era de él.

—Hablen de una vez—el rubio elevó su mentón, estrechó sus ojos intuyendo que las noticas que traían eran sorprendentes.

—Sí, amo Aedus—el pelirrojo sacudió con sus dedos su cabellera para tranquilizar sus desordenados pensamientos—aquellos magos de Fairy Tail tienen información muy interesante, cada uno estuvo involucrado en eventos muy importantes como el legendario enfrentamiento contra el mago oscuro Zeref y el mismo Acnologia.

—Interesante—musitó Aedus apoyando su mentón sobre el dorso de sus manos, deliberó que serían enemigos prometedores, antes de que ordenara que se prepararan para la Superluna las miradas perturbadas de Dreun y Kayat lo frenaron—hablen.

—Amo...—Dreun tragó con dificultad—es sobre una de las integrantes de ese grupo de magos.

—¿Integrante? ¿Qué hay de interesante en ella?

—Es una Heartfilia—habló Kayat acabando por fin con la vacilación.

—Al igual que usted, amo—terminó Dreun.

Aedus no pronuncio palabra alguna, sus piernas amenazaron con flaquear al ponerse de pie, sin embargo, su compostura en menos de dos segundos se estabilizó. Las puntas de sus dedos acariciaron uno de los pendientes que adornaban sus oídos.

—Amo ¿es acaso esa maga un familiar suyo?—Kayat discernía que su pregunta probablemente no sería contestada por ello sus ojos se agradaron cuando Aedus viró ligeramente su rostro exponiendo su perfil.

—Si—sus pasos iniciaron para sumergirlo en la oscuridad del largo pasillo oscuro—hablare con nuestro señor.

Al estar en la completa penumbra percibió los susurros consternados de Dreun y Kayat. Si él fuera ellos reaccionaria de la misma forma, luego de tantos años sus caminos se cruzaban como una burla del mismo destino. Aedus Heartfilia se resignó a que era imposible continuar fingiendo que su amaba prima continuaba viva en el mundo.

«Es inevitable que no estés involucrada en esto, Lucy»

(...)

Al llegar al gremio de Fairy Tail los magos los recibieron como si fueran integrantes de aquella enorme familia, las aventuras que vivieron juntos fue suficiente para considerarlos de esa manera. Y aunque Jellal no lo expresará abiertamente le embelesaba aquella sensación de pertenencia. Quien se acercó a ellos fue Mirajane con su excepcional sonrisa dulce dispuesta a darles la ayuda que presentía vinieron a buscar.

—¿No esta Erza?—cuestionó el peliazul, la albina cubrió sus labios con diversión.

—Vaya, vaya—Meredy se adentró al gremio buscando a una de sus más queridas amigas—me temo que ahora no se encuentra, está en una muy importante misión.

Jellal miró a Mirajane arrugando el entrecejo.

—Es sobre el Ladrón de la Luna—aseveró el mago, Mirajane separó sus labios con evidente intranquilidad, por el momento se mantendría en secreto el nombre de los encargados del Ladrón de la Luna.

—¿Cómo sabes sobre esa misión?

Meredy regresó a la entrada con los brazos cruzados y una notable decepción.

—Meredy y yo tuvimos un encuentro con él en Crocus.

—Oh, eso no suena muy bien—la maga se aproximó a ambos verificando que sus palabras no fueran escuchadas por alguien más—partirán a Xuis, allí piensan enfrentar nuevamente al Ladrón de la Luna.

—¿Enfrentarlo?—Meredy le echó un vistazo a Jellal.

—Iremos a encontrarnos con ellos—anunció el peliazul retrocediendo—perdona nuestra partida.

Mirajane juntó sus manos sobre su pecho intranquila al verlos dispuestos a encontrarse con los magos de Fairy Tail, algo inusual estaba ocurriendo y sus nakamas estaban involucrados, Jellal se paralizó y viró dispuesto a no dejar a Mirajane con la duda de su inexplicable necesidad por ver a Erza y los demás.

—El Ladrón de la Luna, no es un simple ladrón que atrapar y encerrar.

Jellal y Meredy traspasaron la gran puerta del gremio dispuestos a tomar el primer tren disponible. Debían llegar lo antes posible. 

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