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Lucy percibió a su alrededor un ambiente rígido, en cuanto sus manos tocaron el suelo viró buscando a Zeref, lo encontró desfallecido, auscultó pasos tras ella. Se levantó mirando de reojo la luna verdosa, tomó aire, debía cerrar las puertas de inmediato antes de que el mundo entero supiera de la existencia de aquel evento.

—¡Lucy! —Happy voló abrazando los pechos de la maga estelar, estaba aliviado de verla con ellos al fin.

—Happy —sonrió sutilmente mimando su cabeza.

—¿Estas bien? —cuestionó Natsu verificando que no tuviera alguna herida, Aedus se dirigió con Zeref comprobando su estado actual, aquella expresión de tranquilidad que se dibujaba en su rostro le hizo suspirar de tranquilidad.

— ¿Quién lo diría? —Murmuró mirando a todos los presentes—. Luego de muchas derrotas, esta parece ser la definitiva.

—No, esta vez será su victoria. Hizo mucho, debe descansar —sentenció Lucy con firmeza.

Eniji la contempló con dureza, era imposible que ella estuviera expresando descarriadas palabras. Los magos de Fairy Tail la observaron desconcertados, entendían que Lucy había descifrado un miesterio, y de ser así era necesario saberlo.

—Señorita Lucy —comenzó Eriol—. Este hombre siempre quiso el poder del Mundo Uno, solo quiere regresar para tomarlo.

—Así es, creíamos haberle explicado todo hace tiempo —concordó Allen.

—Por supuesto, Umi fue quien les dijo eso —masculló reteniendo su descontento—. Ustedes dijeron que son mis guardianes; en realidad son guardianes, pero de las mentiras de Umi. La misión que ella les dio fue evitar que los descendientes elegidos por la Lagrima del Hada de Alet no lleguen a Zeref, para no saber la verdad.

—¿Verdad? —se apresuró a preguntar Dreun.

Lucy apretó sus manos en puños, debía contenerse, el tiempo pasaría muy rápido y no tenía la posibilidad de explicar todo con lujo de detalles, miró a sus nakamas convencida de sus palabras dichas.

—Lo vi —informó—. Todo este tiempo estábamos del lado equivocado, Zeref solo quiso esta joya para regresar a la normalidad el Mundo Uno, pero los descendientes de Alet se pusieron en su contra porque escucharon las mentiras de Umi.

—Espera —espetó Eniji frunciendo el ceño, era cierto que recordaba a su madre vagamente, pero su misión estaba tan incrustada en su alma que le parecía imposible que fuera capaz de eso —. Mi madre nunca lo hizo, cuando murió era joven ¿Cómo explicas que Zeref haya matado a mi...prometida?

Lucy aflojó sus facciones, no tendría respuesta para ello. Tal vez Zeref lo había hecho, pero no podía afirmar nada.

—Umi nos engañó, eso es verdad —repitió—. Lo de tu prometida, no tengo respuestas, pudo haber sido Zeref o un simple engaño.

Eniji cerró sus ojos ¿todo ese tiempo defendió una mentira? Se cuestionó atormentado.

—Pero...todo este tiempo —balbuceó Eriol, embrollado.

—¿Quién es Alet? —preguntó Jellal, presentía que Lucy estaba apurada. Lucy asintió levemente, tenía que decirlo, de lo contrario aquel doloroso conflicto nunca terminaría.

—Alet es el hermano de Mavis —al observar la reacción de sus nakamas se adelantó a explicar—, en el Mundo Uno es hermana de él, no es la primera de nuestro mundo.

—Increíble... —murmuró Gray, tras él los demás se miraban entre ellos aturdidos.

—Yo... —balbuceó Lucy, aterrada—, Alet es quien podría abrir las puertas del Mundo Uno y Mavis era la magia que le permitía hacer eso. Los descendientes de Alet son quienes pueden utilizar la Lagrima del Hada. Soy uno de ellos, somos —corrigió observando a su primo Aedus.

—Eso explica porque Zeref confió en que usted seria el elegido ¡porque usted es descendiente también de Alet! —exclamó Kayat, ahora todo encajaba, ambos eran los últimos que podían tener algo que ver con Alet, lamentablemente la Lagrima del Hada escogió a Lucy, quien ya había escuchado la versión de Umi.

Aedus bajó su cabeza para agudizar sus sentidos, era en realidad su última esperanza, pero en cuanto no lo fue más no le importó que le ocurriría.

—Eso significa que Lucy-san... —se aventuró a decir Wendy.

—Así es. Yo nunca debí nacer en este mundo —sentenció—. La Lucy de este mundo murió, desde un inicio yo debí nacer en el Mundo Uno.

—Lucy no digas eso —discutió Natsu, las palabras rígidas de Lucy le produjeron descontento—. Las cosas ocurren por algo, Lucy debiste nacer acá porque era así.

—Natsu... —la seguridad de sus palabras en un tiempo antes de saber la verdad le hubiera brindado felicidad, sin embargo, en ese preciso instante la llevó luchar por no llorar—. Yo, no puedo...

—¿Lucy? —el mago de fuego se aproximó hasta ella, angustiado —. ¿Qué sucede?

—Natsu, yo tengo que irme —confesó, dolida. Lentamente alzó su cabeza para encontrarse con los ojos confundidos de Natsu.

Un gélido silencio inundó el lugar, Lucy percibió la urgencia de actuar, apartó su mirada y retrocedió un par de pasos, no obstante, Natsu la detuvo sosteniéndola del brazo, aquellos ojos juguetones y llenos de vida irradiaban una inmensa tristeza y una sonrisa incrédula.

—Lucy, deja de bromear —se atrevió a refutar, Gray. Al levantar su cabeza vislumbró el semblante taciturno de sus nakamas. No la dejarían ir.

—Eniji, Eriol, Allen, ustedes vendrán conmigo —anunció, Natsu oprimió suavemente su agarre—. Me refería a que debo atravesar las puertas, al momento de despertar a Alet podre dejar todo en sus manos y cerrar las puertas, para ese entonces estaré de regreso —enunció optimista.

—¿En serio? —murmuró Natsu esbozando una suave sonrisa. Lucy agitó su cabeza y se aproximó hacia el mago para abrazarlo con ímpetu. Happy se unió al abrazo suspirando de alivio.

—Regresare, lo prometo —Lucy se dedicó a sentir la incandescencia del mago, la agitación que él en un principio demostró se convirtió en una suave respiración.

—¡Esta bien, Lucy! —exclamó él trazando una gran sonrisa.

—¡Si! —Lucy avanzó, en ese instante una opresión oprimió su estabilidad, pero forcejeó para no hacerlo. Eriol cargó consigo a Zeref y fue junto a Lucy.

La maga empuñó la Lagrima del Hada entre sus manos, sus grandes ojos se enfocaron en su amada familia, estaban expectantes con cada movimiento, divisó a su primo mirarla con profundidad.

Mordió su labio inferior levantando su brazo en dirección a la luna llena.

—Ábrete ante mí, puerta de los mundos —susurró, llorosa. Les dedicó una gran sonrisa.

Natsu en ese instante, mientras el fulgor envolvía al grupo distinguió que su corazón se removía abatido, pero creía ciegamente en las palabras de Lucy, ella nunca le mentiría, se dijo. La irradiación verde se fue marchando a medida que las puertas del Mundo Uno se cerraban.

Entonces, reaccionó.

Corrió trémulo, mirando a todas las direcciones en busca de Lucy.

—¡Lucy! —gritó, exasperado. Aquel alarido lastimero fue el detonante para que los magos de Fairy Tail lanzaran exclamaciones y que las lágrimas de quienes no creían que Lucy se hubiera ido prometiendo regresar.

El labio inferior de Aedus tembló, todo había terminado. Aquella terrible guerra de años había acabado por fin, no obstante, su sufrimiento y el de los seres queridos de Lucy ofuscaron su dura expresión.

—Mentirosa... —balbuceó entre lamentos.

En un mundo lejano, Lucy Heartfilia, descendiente de Alet había llegado al Mundo Uno trayendo paz a través de la verdad, con una sonrisa de victoria y con el corazón devastado por haber dejado su hogar.  

Manten tu vista en la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora