La verdad te hará libre

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Ver más allá de los recuerdos de una persona implicaba buscar cada mínimo detalle, vislumbró una luz en la oscuridad. Abruptamente un conjunto de voces sacudió el silencio, no llegó a comprender que era lo que exactamente decían, se hallaban enmarañadas entre sí, le costaba encontrar alguna afirmación coherente entre aquella confusión.

Lucy aceleró sus pasos sin permitir que la turbación le impidiera continuar, debía saber y debía actuar para que esa misteriosa necesidad sea zaceada. Las voces se fueron desenredando a medida que perseguía la luz. Su guía resplandeciente se expandió obligándola a cerrar sus ojos, al abrirlos hubo armonía.

Estaba en un extenso jardín; al girar observó unas escaleras de mármol y una puerta grandiosa, se escuchaba una fuente de agua corriendo como lo hizo en el pasado, enredándose con el pacifico sonido del agua se alzaron dos voces infantiles.

—¡Zeref! ¡Cuidado! —escuchó gritar a un niño un poco mayor que Zeref.

Lo siento —balbuceó Zeref. Lucy se aproximó sabiendo que era imposible que la percibieran, consiguió analizar al niño de cabello oscuro y amable sonrisa que articulaba algunas palabras sobre el buen comportamiento a Zeref—. ¡El Conde de la Hadas vendrá!

Lucy vio a Zeref brincar con ojos brillantes de afán, supo entonces que el niño que estaba su lado era su hermano Kyoshi.

«¿El Conde de las Hadas?», se preguntó la maga estelar confundida. Siguió a los niños que subían las escaleras de a dos por la aspiración de por lo menos lograr ver desde lejos la figura de aquel hombre de porte distinguida.

Zeref y Kyoshi se escondieron tras las grandes puertas y se asomaron lo suficiente para escuchar atentamente la conversación amena entre el Conde de las Hadas y el jefe de la zona Sur del Mundo Uno. Lucy al ver la gran sonrisa en el pequeño rostro de Zeref supo que una situación esperada se desarrollaría en ese momento.

El motivo de mi llamado se debe a mis dos hijos —habló el padre de los muchachos, el Conde de las Hadas asintió y su cabellera rubia se meció a la par de su movimiento—. Mi hijo Kyoshi es quien tomara mi lugar como jefe y Zeref será su mano derecha, sin embargo, quisiera que ambos conocieran más, que compartan el conocimiento del Bosque de las Hadas, creo que de esa manera unificaríamos en un solo sentir al Norte y Sur. Nuestro Supremo estaría muy dichoso de que el Mundo Uno sea unido en todo sentido.

Su propuesta es muy interesante —habló con voz serena el joven, sus ojos verdes se dirigieron a ambos niños que creían que estaban fuera de su visión—. La curiosidad es la guía al conocimiento.

¡Oh! ¡Muchísimas gracias, Conde!

Lucy se situó de cuchillas al lado de ambos niños que celebraban en silencio con ojos soñadores. La búsqueda del conocimiento fue el inicio del desastre.

La maga estelar se levantó para perpetuar su recorrido, con cada paso, diferentes escenarios se presentaban ante ella, paró para visualizar detalladamente el hermoso lugar que era el Mundo Uno y como en ese instante ambos niños corrían hacia el Conde de las Hadas ávidos por conocer el Bosque de las Hadas.

Pueden llamarme Alet —se presentó haciendo una grácil reverencia.

Lucy camino tras ellos, y entonces mientras los años pasaban Lucy aprendió junto a Kyoshi y Zeref.

La maga se sorprendió al ver a Mavis, sabía que aquella niña no podía ser la primera que había conocido en su mundo, no obstante, le resultaba familiar aquella sonrisa honesta, Alet la presentó como su pequeña hermana, entre tantas explicaciones misteriosas del joven Lucy se percató que Mavis era una pieza clave del Bosque de las Hadas y del Mundo Uno.

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