Vista en la luna

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Era como estar parada en un delicioso sueño, el Mundo Uno resultó ser más hermoso cuando tenía vida. Durante su llegada junto a los demás se asombró de ver el mundo paralizado, en un lúgubre canto eterno. No quiso hablar demasiado, se sentó al lado de Mavis y destruyó la Lagrima del Hada, la única llave que le permitiría regresar a casa.

La vio despertar, el matiz en el Mundo Uno retornó, y la vida continuó su trayecto. Lejos de disputas y del sufrimiento por la avaricia.

—Este será mi nuevo hogar —intentó convencerse la maga estelar. Alet le había enseñado un acantilado, donde los rayos del sol podían contemplarse como un compañero sin igual, desde aquella altura era capaz de observar el bosque esplendoroso de magia. La tela de lino de su vestido se meció a la par del viento.

Cerró sus ojos ocultando así la nostalgia que fulguraba en su mirada.

(...)

Desde que la misión acabo, ninguno se arriesgó a hablar durante el regreso al gremio, era un silencio que no debía ser interrumpido, inclusive cuando llegaron, quien se dedicó a explicar lo ocurrido fue Dreun. Los demás magos de Fairy Tail buscaron respuestas en las decaídas miradas de sus nakamas Levy fue lo suficiente fuerte como para balbucear entre lágrimas que Lucy se había marchado, y no sabían si retornaría en algún momento.

Así fue como en el gremio nombrar a Lucy se transformó en una oración de dolencia ¿Dónde estaría ella? ¿Estaría bien? ¿Algún día regresaría a Fairy Tail? Tantas preguntas que únicamente Lucy podría responder.

Cuando paso el medio año, algunos forjaron la idea de que no regresaría, otros se mantenían mirando las puertas con expectación.

Natsu, era quien intentaba buscar respuestas. Sus grandes sonrisas se convirtieron en tenues sonrisas, sus gritos de felicidad en frías palabras, otra vez inerme, sin discernir dónde estaría Lucy. Una vez intentó regresar a su vida diaria, pretendió convencerse que Lucy lo traicionó al mentirle, pero no duro demasiado, porque durante una noche sobre la cama vacía de la maga estelar comprendió que se vio forzada a mentir para evitar que todo acabe en tragedia.

—Típico de ti, Lucy —murmuró con voz ronca.

Los días fueron pasando y Natsu observaba como cambiada de a poco la vida de todos, Aedus fiel a su palabra se había entregado por sus crímenes cometidos, junto a Dreun y Kayat. Sin embargo, al no hallar pruebas y su entrega voluntaria les dieron un año de encierro, se atrevió a manifestarle a Aedus que podía unirse al gremio cuando terminara su condena. Sabía que sería así, porque el primo de Lucy le sonrió dándole las gracias.

Los magos de Fairy Tail se entregaban a sus sentimientos, Erza estaba más cercana a Jellal, esa misión los había unido más, por otro lado Gray aunque continuaba reacio de a poco se permitía amar a Juvia, en los ojos duros de Gajeel escudriñó alguna vez tristeza por la muerte de aquella muchacha de su pasado, Levy se esforzó por regresarle la felicidad. Mirajane estaba embarazada de Laxus, no obstante, en algún momento del día miraban las puertas del gremio esperando ver a Lucy cruzarlas.

Natsu hasta hace unos meses que comprendió que en su vida necesitaba que Lucy estuviera con él, ella ocupaba un espacio fundamental, Lucy significaba presente y futuro.

Por eso presentía que no podía seguir avanzando.

(...)

Lucy aprendió que el tiempo no era tan importante en el Mundo Uno, los años para ellos pasaban, pero no le daban mucha importancia, si el sol los continuaba acompañando era un motivo para seguir adelante. Se había acostumbrado a sentir el roce de su vestido, a que sus manos tocaran las hojas brillantes del bosque y a susurrar mágicas palabras con las hadas que habitaban allí.

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