Noche sin victoria

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El Ladrón de la Luna regresó a cumplir su cometido luego de un mes en la espera de la anhelada luna llena, sus pasos mantenían la misma ligereza y confianza. Lucy refunfuño internamente, el Ladrón de la Luna no dejaba en paz sus pensamientos desde el último encuentro, si todo marchaba de acuerdo al plan no dejaría pasar la oportunidad de ver quien se esconde tras ese antifaz.

Fijamente los magos visualizaron al Ladrón de Luna acercarse hacia la Corona del Tigre, la inquietud por descifrar la intención del mago los hizo desarrollar un increíble autocontrol. El Ladrón de la Luna tomó la joya entre sus manos con labios fruncidos.

—Esta...—susurró inseguro—no lo es—sus manos cubiertas por esos sofisticados guantes blancos se elevaban y descendían con la Corona del Tigre entre ellas.

—Lucy ¿por qué no toma la joya?— preguntó cautamente Happy, la maga estelar movió su cabeza pasmada, poseía la misma interrogante y aquella imperiosa necesidad de saber que era lo que realmente pasaba por la cabeza de ese rufián incremento cuando el semblante del Ladrón de la Luna se removió en su lugar desganado.

—Definitivamente no lo es—aquella amarga derrota lo incitó a dejar la joya en su lugar, sus dedos se posaron en su mentón y sus misteriosas ideas comenzaron a rondar por su cabeza. Nunca imaginó que su momento de reflexión se vería interrumpido por una espada lanzada a la distancia, el sonido de su capa desgarrada indicó que aquella noche no sería tranquila, sus ojos se fijaron en los magos de Fairy Tail—otra vez ustedes—masculló.

—¡Ahora si te daremos tu merecido!—gritó Gray sonriente—¡Ice make: flechas de hielo!—de inmediato diversas flechas de hielo se dirigieron a su objetivo, el Ladrón de la Luna logró esquivarlas con cierta dificultad en un solo movimiento.

—¡Caña de agua!—atacó Juvia, a pesar que la maga de agua apareció por sorpresa consiguió salir ileso del ataque, inmediatamente viró y observó a Erza, Gajeel y Natsu dirigiéndose a él con velocidad, en la batalla anterior pudo ser testigo de la fuerza bruta de aquellos magos, su cuerpo se alejó en cuanto la espada de Erza fue en su encuentro, su respiración se agitaba en cada movimiento con el fin de esquivarlos.

—¡Rugido del dragón de los cielos!—el Ladrón de la Luna emitió un grito de frustración al estrellarse contra una pared, sin poder recomponerse a tiempo cayó abruptamente sobre el suelo gracias a la patada que Natsu rápidamente efectuó. La desventaja le estaba cobrando factura, alzó su brazo en un movimiento certero y su voz brotó desgarrada.

—¡Llueve noche!—una bruma se avecinó a ellos, era como si la noche se proyectara dentro de esa joyería, con una simple señal las estrellas resplandecientes de esa noche artificial cayeron feroces sobre sus oponentes. Natsu prontamente resguardó entre sus brazos a Lucy y Happy, de la misma forma Gajeel a Levy y Lily, Gray sujetó a Juvia ignorando los gritos frenéticos de la maga de agua, Wendy y Charle eran apretujadas por Erza. El Ladrón de la Luna se levantó liberando pequeños jadeos de cansancio. No se quedaría ni un segundo más con aquellos problemáticos magos, escaparía aprovechando las últimas estrellas de su ataque.

—Nos ve...—su despedida se vio interrumpida por el látigo que lo retenía del brazo dolorosamente, intentó forcejear, pero Lucy se aferró a su látigo y a evitar que él pudiera huir— ¡Maga! ¡Suéltame!—farfulló agitado.

—¡Buen trabajo, Lucy!—vociferó Erza, la escarlata corrió y de un certero impulso golpeó al ladrón desestabilizando su coordinación.

—¡Rugido del dragón de fuego!—la debilidad estaba haciendo estragos con él, Natsu acababa de darle el golpe que ciertamente debería haberlo derrumbado definitivamente, no obstante, con el dorso de su mano limpió su rostro,

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