Todo es su culpa

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Cada día me sentía más y más gorda, no sabía si sería por comer tantos onigiris o producto del crecimiento del bebé que albergaba en mi interior. Ante los ojos de las demás personas me veía adorable, sin embargo yo solo me sentía como un cerdo cuando lo engordan para ir al matadero. Sabía que no moriría en la operación, sin embargo sabía que dolería y eso solo me hacía ponerme ansionsa y con ganas de comer.

He de admitir que me veía hermosa en los vestidos de embarazada y no solo porque Gaara me lo recordará cada día al verme, sino porque esa panza no me hacía lucir nada mal.

Desde el primer día en que nos enteramos de lo sucedido mi vida cambió para siempre, Gaara no quería que fuera a la Academia debido a cualquier dolor o sintoma que pudiese tener. No quería que me desmayara en media clase o que me golpeará con algo. Por lo que negocié con él y terminamos acordando que no podía ir a ayudar en jornada completa y podía ir solo la mitad del día.

Los chicos me miraban curiosos y comentaban al inicio que seguramente todo era una farsa para poder quedarme en casa. Era obvio que los más pequeños no lo iban a entender y por lo tanto sacaban dichas conclusiones, pero conforme avanzó el embarazo y mi abdomen comenzaba a expandirse se acercaban cada vez más a sentir las pataditas que el bebé daba.

Hasta los más pequeños se comportaron atentos ante mi embarazo, nunca me dejaban sola, lo cual al inicio me parecía cortés y muy amable de su parte, sin embargo, luego me di cuenta de que Gaara personalmente les había pedido ese favor a las personas que se encontraban a mi alrededor. No como una orden estricta a seguir, sino como un favor personal hacia él fuera de su rol de Kazekage.

Fui a la Academia cada día, hasta la semana #29 de mi embarazo. Ese día me sentía horrible, era inevitable querer permanecer acostada todo el día. No soportaba mi espalda, el cansancio era cada vez mayor y todo requería un mayor esfuerzo. Gaara se dio cuenta que no me sentía bien cuando al enviar a un ninja a dejarme a la academia mi ración de onigiris diaria, yo no me encontraba ahí, este le informó inmediatamente al Kazekage dicha noticia y él no espero ni medio segundo para abandonar la habitación y buscarme en nuestra alcoba.

- ¿Cómo te sientes? – dijo mirándome sorprendido al encontrarme acurrucada en el rincón de la cama - ¿Quieres que llame al doctor? – yo solo gruñí, no era una respuesta muy clara pero contaba con que él sabía interpretarla, odiaba a ese doctor con todo mi corazón así que no quería ni verlo rondar por el edificio en un día como ese.

- El dolor que siento es normal, tranquilo – dije volviéndome para verlo desde mi posición – detesto que mi madre nunca me hubiera enseñado a hacer algún jutsu para aliviar este tipo de malestar – dije enfadada

Él me miró serio desde la posición donde se encontraba, me observaba cuidadosamente sin siquiera pestañar, parecía que me analizaba para él determinar el tipo de amenaza que esto representaba. Pasados unos minutos decidió abandonar la habitación no sin antes darme un beso en la frente y acariciar mi vientre.

Tres días después de que comenzara mi calvario de dolores, se encontraba mi madre en Suna. Cada mes llegaba a visitar por un par de días y luego regresaba a la aldea y por fin había llegado la hora de que viniera a la aldea.

- Entonces ¿Realmente tengo que vivir con este dolor el tiempo que resta? – grité frustrada desde mi cama a mi madre

- Ya te lo dije como mil veces – dijo mi madre un poco frustrada mientras suspiraba – Si aplicamos en exceso el ninjutsu médico para aliviar tu dolor puede que tu bebé se vea afectado. Esto puede ir desde malformaciones hasta la muerte – explico seria

- ¡No! ¿Por qué tengo que estar embarazada? – grité en llanto

Mi madre salió de mi habitación disimuladamente evitando el contacto con una embarazada llena de hormonas que no lograban ser controladas, las cuales hacían que su carácter no lo resistiera ni la persona más paciente de la aldea.

Tsunade pov's

- ¿Cómo está? – preguntó el pelirrojo al verme salir de la habitación

- Si no fuera por tu culpa estaría mejor – le grité, él solo me miró sorprendido sin entender a que me refería – Si no anduvieras metiéndote en lugares no apropiados en días no apropiados nada de esto estaría pasando – el chico por fin captó la referencia y se sonrojo ante su propio pensamiento

- Yo.... – el chico no sabía que decir

- No me interesa niño – dije de mal humor – Pero pronto debes de celebrarle la fiesta al bebé – el chico parecía cada vez más tonto, no lograba entender ni una palabra de lo que yo decía pero tiendo en cuenta su nulo contacto humano era obvio que no tendría noción alguna de a que me refería – Es una celebración en honor al niño que esta pronto a nacer, usualmente se le dan regalos a los padres para el niño, entre otras cosas – expliqué

- Pero no lo necesitamos, quiero decir, tenemos más que suficiente para el niño – respondió

- No te estoy preguntando si lo necesitas – dije molesta acercándome caminando hacia él – dije que hay que hacerlo y punto , es una tradición para celebrar con amigos y familia

- Está bien, prepararé todo para dentro de dos semanas, apartaré el salón principal de Sunagakure y además... - interrumpí

- Y se hará en Konoha – dije como última sentencia – Y que sea una sorpresa – dije amenazante, el chico solo asintió y no dijo nada más, definitivamente calladito se veía más bonito. 

Todo por ti (Gaara y tú) {¿Por qué a mi? T2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora