Todo por ti (Gaara y tú) {¿Por qué a mi? T2}

No te le acerques

_____ pov's

- Que haces aquí Haru? - preguntó mi madre 

- ¿Que crees que hago aquí? ¿Una simple visita? - dijo irónico quien creí era mi padre en los primeros años de mi vida – No seas tonta y deja de preguntar cosas tan estúpidas

- Por qué no vuelves a alguna aldea y ya? Por qué siempre estás con criminales? Primero Orochimaru y luego Akatsuki? Caiste más bajo de lo que creía – dije decepcionada

- Para qué? Mi único propósito en la vida eran ustedes – dijo aun dolido por lo que había sucedido – Pero después de todo nunca logré obtener lo que deseaba

Haru al parecer no superaba lo sucedido, las personas debemos de aprender que no todo es como queremos siempre. Pero él se obsesionó con mi madre al punto de querer destrozar su vida tanto como, según él, ella destruyó la suya. No quería que ella fuera de nadie más que de él, así que le pidió a Pain no dejar con vida a Jiraiya por ningún motivo y que lo hiciera sufrir de la manera más cínica posible. Se había vuelto loco por amor, un amor que jamás le fue correspondido.

No culpaba a mi madre de la situación, aunque no podía dejar de mirar el sentimiento de culpa que existía en su mirada mientras Haru pronunciaba su monologo de quejas y reproches hacia ella por todo lo que había sucedido en su vida.

En el momento en que menos lo esperé el lanzó una shuriken que impregnó con su chakra para un ataque más potente, que con suerte mi madre desvió.

- Te arrepentirás de todo lo que me hiciste Tsunade – dijo antes de lanzarse furioso a la batalla

Mi madre podía tener una fuerza sobrenatural, pero Haru era astuto y no dejaba que ella se acercara. Utilizaba ninjutsu de todo tipo que la mantuviera lejos de su alcance. Lanzaba secuencias de bolas de fuego que resultaban difíciles de esquivar debido al corto tiempo de diferencia entre ellas.

Mi madre no quería darle un golpe fatal, ni siquiera quería darle pelea, simplemente se dedicaba a esquivar sus ataques. Y eso lo frustraba aún más.

- Lástima que no puedas proteger a lo que más amas – dijo antes de lanzarme un par de shurikens impregnadas de chakra seguramente para provocarla.

Esquivé una de ellas, pero la otra rozó ligeramente mi brazo haciendo que sangrará un poco.

Mi madre no tardó en expresar su enojo y golpeó con fuerza el suelo dejando fragmentado el cemento a nuestros pies.

- A ella ni te acerques – dijo con el aura más macabra que había visto en mi vida

De repente su rapidez y su fuerza se multiplicaron. Ya no había razones para tenerle compasión, no cuando se había metido con lo que más apreciaba en la vida: su hija.