El comienzo de una nueva historia

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A pesar de que los 27 de Octubre son para celebrar, jamás podré olvidar lo que sentí hace cuatro años en un día como ese. Los dolores del parto eran irresistibles, puedo ser una ninja pero aún así soy humana y nunca tuve una gran resistencia contra el dolor por lo que solo se me ocurría maldecir a mi querido esposo mientras intenta respirar hondo y pujar lo más fuerte que podía.

¡Ser padre es hermoso! - me dijo mi madre ese día - ¡Pero creeme que te harán la vida imposible! - También advirtió

Mientras veía a las dos pequeñas al correr por mi casa sentía la primera parte. sin embargo, al levantar la vista, luego de que se escuchara como un vidrio se rompía, y ver el recuadro de nuestra foto familar destrozado en el suelo vivía la segunda parte. Respiré hondo y volví a la cocina, donde una vez tranquilizada llamé a las niñas.

- ¡Nozomi! ¡Ai! - grité desde la cocina - ¡Vengan inmediatamente si no quieren tener problemas! - dije apunto de recurrir a la violencia para que las chicas me hicieran caso.

- ¡Fue Nozomi! - gritó Ai apenas me vio

- ¡Se sincera! - gritó la niña pelirroja más pequeña de la sala - ¡No fue nuestra culpa! - dijo mirandome con ojos de preocupación - Golpeamos ambas el mueble sin culpa, no queríamos hacerlo - dijo aún con miedo de desatar mi ira

Miré a ambas severamente, no porque me encontraba enojada sino para poder disfrutar un poco de ese poder que uno tiene como madre sobre esos pequeños que nos admiran como a nadie en el mundo.

En el instante en que iba a decir algo al respecto entró Gaara y de inmediato ambas voltearon a verlo, corrieron a sus brazos. Ahí iban de nuevo utilizando ese poder, que yo en su momento también utilicé, era la técnica infalible para evitar cualquier regaño: mirar a los ojos a tu padre y dejar salir un par de lágrimas y después decir que lo sientes. Pero en este caso, también me acusaron a mi.

-¡Papá! - gritó Ai, quién era la más dramática de las dos - Mamá está a punto de golpearnos - Gaara inmediatamente me miró con severidad, jamás le habíamos pegado a nuestras hijas y habíamos quedado en jamás hacerlo, por lo que era de esperar su reacción. Yo le hice señas de que luego hablabamos y él entendió, por lo que no dijo nada en mi contra.

- ¿Qué sucedió? - le preguntó a la otra pequeña

- Se calló el portaretratos de nuestra foto familiar - dijo mirando el suelo tristemente

- ¿Donde quedaron los restos? - dijo mirando tiernamente a la más alta de las dos, Ai. Ella lo guió hasta el cuarto donde ellas los habían puesto tratando inútilmente de repararlos.

Los seguí de largo para ver que hacian, al llegar a la habitación puede ver como Gaara les entregaba un cuadro que sostenía la foto hecho de Arena. Ellas miraban impresionadas el acto de su padre y lo abrazaban mientras yo me encontraba en la puerta haciendo del papel de bruja amargada, cuando en mi interior estaba conmovida por la ternura de la escena.

- ¡Mira mamá! - dijo Nozomi acercandose - ¿Ya no estás molesta? - preguntó sonriendo, yo me acerqué y la abracé

- ¡Claro que no pequeña! - susurré en su oido, lo que provocó que ella me abrazará más fuerte. Seguidamente Ai también se unió debido a que se sentía celosa de no ser parte del abrazo.

- ¡Vamos a cenar! - gritó Nozomi deshaciendo el abrazo y corriendo hacia la cocina

- ¡Ella nunca va a aprender! - dijo Ai mirando a su hermana alejarse del lugar, Gaara y yo nos volvimos a ver y reímos en silencio mirando el contraste entre las dos hermanas.

Después de hablar de como estuvo nuestro día e intercambiar algunos comentarios al respecto Ai decidió hablar evitandome el hecho de hacerlo con Gaara más tarde.

- ¡Perdón madre! - dijo haciendo una pequeña reverencia luego de terminar su comida- Mentí con que la culpa la tuvo Nomi porque sabía que a ella no la regañarías tanto como a mi - dijo mirandome fijamente a los ojos

- ¿Estás insinuando que la quiero más a ella? -dije seriamente

-  ¿No es obvio? - preguntó - Si yo soy la preferida de papá, ella es la tuya - Gaara la miró seriamente y antes de que este dijera algo continuó - Él tiene mi nombre tatuado en su frente - este sonrió un poco y me miró con la duda en su mirada de como ella sabía eso. Yo solo reí y desvié mi mirada hacia ella.

- También tengo tatuado el nombre de Nozomi - dijo mirando a la pequeña que miraba tristemente su cena - Mira - levantó la manda de su sudadera y mostró el nombre de la pequeña en su brazo - No puedo tatuarmelo en la frente ya que sería raro, sin embargo este tatuaje es más viejo que tu - dijo desviando la vista a Ai

- ¡Lo tiene desde que tenía su edad! - les dije a las niñas - Yo decidí que te llamarías así gracias a ello - le dije a la mayor de las gemelas por tan solo unos segundos

Ella nos miró a ambos y sonrió para sí, la chica no era tonta por lo que sabía que su padre no tenía ese tatuaje desde hace mucho tiempo, ni siquiera yo lo sabía, pero seguramente al igual que con el de su frente lo hizo con su arena al momento de escuchar el argumento de la niña.

- Entonces me regañas más fuerte a mi dado a que soy menos sensible que ella - dijo altaneramente, lo que me molestó

- Quizá es porque eres la más problemática y testaruda de las dos ¿No lo crees? - contraataqué

- Entonces me parezco a ti, porque a mi padre no creo - dijo sonriendo y saliendo de la habitación.

La miré alejarse y sonreí, definitivamente su carácter explosivo y drámatico era gracias a mi, pero la manera en la que deducía cada parte de la historia por si sola era por parte de Gaara, apesar de que él no podía decifrar los sentimientos de las personas era un buen estratega cuando se refería a analizar al enemigo, al igual que sus hermanos; denitivamente ella también sería una buen estratega en su momento. Al contrario, Nozomi era sensible, al igual que yo lo era en su entonces, pero tenía la bondad y honestidad de su padre, era callada y observadora por lo que resultaba ser una buena mediadora cuando su hermana peleaba con algún otro niño.

- ¡Gracias mamá! La cena estaba deliciosa - dijo Nozo, como le decíamos de cariño, antes de salir tras su hermana.

Gaara se quedó conmigo para limpiar la mesa para luego irnos a nuestra habitación.

- ¿Cuando aprendieron a leer? - preguntó mi querido esposo ya en pijama desde la cama

-  Han estado prácticando estos días - dije acostandome a su lado - ¿Cuando...? - él no dejó que terminará

- En ese mismo instante - dijo confirmando mis sospechas - no creí que esto llevaría a una pelea - dijo sereno mirandome a los ojos

- ¿Y el mío no lo tienes tatuado? - le pregunté imitando la cara con que las niñas lo miraban para que él hiciera lo que querían, el solo rió y me besó

- Quitame la camiseta para descubrirlo - dijo susurrando en mi oído, a lo que yo sonreí

Lo besé y él me correspondió mientras se acomodaba sobre mi. Metí mis manos bajo su camiseta y acaricié su abdomen, su piel estaba tibia y se erizaba al contacto con mis manos. Quité la camiseta como él me sugirió y descubrí mi nombre en su pecho, definitivamente eso no lo tenía hace tres noches, yo reí y continué besandolo dandole a entender que quería más de él y reaccionando como era esperado no me defraudó durante esa noche. 

Todo por ti (Gaara y tú) {¿Por qué a mi? T2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora