El Señor Jesús dejó una advertencia sobre las consecuencias de la manera de ver a los demás y las circunstancias a nuestro alrededor
Un día, un niño llegó muy enojado a su casa. Él le dijo a su madre que se había peleado con su amiguito en la escuela y le dijo que ya no quería hablar con él, pues era muy molesto, muy orgulloso y, por eso, ya no serían amigos.
De manera sabia, la madre tomó la balanza, además de pequeños bloques y dijo:
—Hijo mío, vamos a poner en un lado de la balanza todos los defectos que le ves a tu amigo. Cada defecto será representado por uno de esos pequeños bloques —sugirió.
El hijo, entonces, empezó a decir que su amiguito era orgulloso, molesto, engreído y, para cada defecto, la madre ponía un bloquecito en un lado de la balanza.
Al terminar la lista de defectos, ella dijo:
—Ahora, vamos a hablar de las cualidades que tiene y pondré otros bloquecitos del otro lado de la balanza. Dime las cualidades de tu amiguito —continuó.
El hijo pensó y pensó, hasta que dijo:
—Pues, no recuerdo ninguna… Él no tiene cualidades, solo defectos —señaló.
La madre decidió ayudar a su hijo a recordar los momentos que vivió con su amigo y que demostraban las cualidades que poseía. Y dijo:
—¿Recuerdas cuando me dijiste que un día compartió su lonche contigo en la escuela? Entonces, él es bondadoso, ¿no es así? —Le preguntó a su hijo, que respondió afirmativamente.
La madre, entonces, colocó un bloquecito en la balanza.
Y continúo:
—¿También recuerdas cuando le pidió permiso a su mamá para que te dejara ir a su casa y pudieran jugar con sus juguetes?
Preguntó nuevamente, en tanto que el niño respondió:
—¡Sí, lo recuerdo!
Entonces, puso otro bloquecito. De esa manera, la madre le fue ayudando a recordar todo lo bueno que el amiguito le había hecho. De repente, el hijo notó que la balanza pesó mucho más del lado de las cualidades, que del extremo de los defectos.
De esa manera, comprendió que no era una buena deshacer esa amistad a causa de un malentendido que podría resolverse.
Tenga buenos ojos
Así también es nuestra vida. Si no vigilamos, nuestra tendencia siempre es potencializar los defectos ajenos en lugar de las cualidades.
El obispo Adilson Silva, responsable del trabajo de la Universal en São Paulo, destaca que todos nosotros tenemos defectos y, también, un sinnúmero de cualidades. Por esa razón, el Señor Jesús nos enseñó a tener buenos ojos.
“Él dijo que los ojos son la lámpara del cuerpo. Si nuestros ojos son tinieblas, toda nuestra vida también estará en tinieblas”, señaló.
“La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?”(Mateo 6:22-23).
“Por eso, cuando usted vea a su prójimo, procure ver más las cualidades que sus defectos”, orientó el obispo.
Tomado del blog Universal México.
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Cerca de DIOS © [Segundo Libro]
Spiritual¿Te gustaría escuchar la voz de DIOS? Por medio de los diferentes temas y canciones que serán hablados podrás encontrar la respuesta a muchas de tus preguntas referentes a DIOS, añadiendo el ejercitar tú fe a través de la lectura. De modo que si alg...