¿Usted ya ha pensado en el significado de la cruz? ¿En el sacrificio que el Señor Jesús, el Hijo de Dios, tuvo que hacer para salvarle del pecado y de la muerte eterna?
El precio fue muy alto. En la Biblia, el profeta Isaías, alrededor de siete siglos antes, describió la muerte de Cristo de la siguiente manera:
“Mas Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por Su llaga fuimos nosotros curados. […] mas el Señor cargó en Él el pecado de todos nosotros. Angustiado Él, y afligido, no abrió Su boca; como cordero fue llevado al matadero; […] enmudeció, y no abrió Su boca” (Isaías 53:5-7).
El obispo Edir Macedo aclara que “El Señor, siendo inocente, soportó tranquilamente el castigo destinado a los demás, y así pago la deuda de la humanidad con buena voluntad y disposición”.
Lea también: ¿Por qué el Señor Jesús nació en la tribu de Judá?. (Subido en este mismo libro).
El dolor del pecado
¿Por qué el Señor Jesús tuvo que sufrir tanto? ¿No sería suficiente que Dios simplemente perdonara a la humanidad?
El problema del pecado en la humanidad podría ser resuelto de manera simple por el Creador, pero no lo fue.
Porque los seres humanos no entienden hasta qué punto Dios no acepta el pecado. La Biblia dice que el salario del pecado es la muerte (Romanos 6:23). “Él tiene una pauta moral tan altísima, que no perdonó ni siquiera la rebelión de los ángeles en el Cielo (2 Pedro 2:4).
Y el Santísimo no renuncia a Su Palabra. Entonces, Él simplemente no podría perdonar porque las personas no le darían valor al perdón.
Las personas necesitaban ver la sangre, para que entendieran cuán nocivo es el pecado para Él. El pecado hiere a Dios.
Cada azote que el Señor Jesús recibió, cada espina de la corona en su cabeza, cada golpe en el clavo que estaba en Su cuerpo representa el sufrimiento que le hacemos a Él por nuestra rebeldía.
La escena de agonía de Cristo simboliza la triste historia de la humanidad en contra de su Creador.
El castigo que era para nosotros, Dios se lo transfirió a Su Hijo Amado, que lo aceptó mansamente. Jesucristo se convirtió en pecado, a pesar de ser inocente y puro.
Pero, lamentablemente, muchos aún desprecian ese sacrificio, porque no entienden el valor que tiene.
Fue debido a esa decisión noble del Hijo de Dios, que nosotros obtuvimos la oportunidad de habitar con Él en el Cielo, tras la muerte terrenal.
En lugar de ser condenados al dolor eterno del infierno, somos justificados por Su Sangre (Hechos 13:39). Es decir, logramos la oportunidad de comenzar todo de nuevo.
Tal vez usted reconoce que necesita de la misericordia de Dios y se está preguntando: “¿Qué debo hacer? ¿Cómo puedo reparar mis fallas?”.
La respuesta a su pregunta está en el arrepentimiento (Hechos 2:38). Cambie su comportamiento. Busque el nuevo nacimiento. Y, entonces, el Señor Jesús enviará al Espíritu Santo para habitar dentro de usted.
Tomado del blog Universal México.
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Cerca de DIOS © [Segundo Libro]
Espiritual¿Te gustaría escuchar la voz de DIOS? Por medio de los diferentes temas y canciones que serán hablados podrás encontrar la respuesta a muchas de tus preguntas referentes a DIOS, añadiendo el ejercitar tú fe a través de la lectura. De modo que si alg...