Libérese de lo que le atormenta

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El peso de la culpa puede distanciarle de Dios

Diariamente, la acusación y el peso de la culpa a causa de una decisión tomada de manera equivocada en el pasado atormentan a varias personas, pero muchos no entienden que pueden haber sido ocasionados por un pecado o un error que no fue confesado.

Muchos se equivocan cuando se dejan llevar por el instinto humano de la curiosidad y la desobediencia —acciones que ocurren desde la época en la que Adán y Eva vivían en el Jardín del Edén. Por medio de la curiosidad provocada por el diablo, Eva desobedeció a Dios cuando experimentó el fruto prohibido e hizo que el hombre cometiera el mismo error. Inmediatamente, la vergüenza surgió entre ellos y también con respecto al Creador.

Lo mismo sucede en los días actuales: cuando la persona no confiesa su culpa o no pide ayuda para corregir un error, alimenta el peso que siente y, por eso, desarrolla el sentimiento de vergüenza. A consecuencia de eso, se vuelve tímida, nerviosa, ansiosa y en su interior se llena de odio y rencor.

Esta le aparta de Dios

La culpa tiene el poder de apartar a una persona de Dios. Esa condición se intensifica cuando la persona no asume sus actitudes, siempre justifica su mal comportamiento y le transfiere un problema que es de la persona a terceros.

“Después de que Adán y Eva pecaron, Dios preguntó qué había sucedido y, en lugar de asumir que fueron insensatos, quisieron culpar a alguien. Hoy también es así: la culpa es suya, pero usted quiere culpar a alguien por no admitir que se equivocó y para no quedarse sola en esta situación”, dijo la columnista Cristiane Cardoso.

Este es uno de los motivos por los cuales muchas personas cristianas, que van a la iglesia y quieren hacer lo que es correcto, cargan la culpa en su interior.

En realidad, no logran entregarse a Dios y, por eso, sus vidas no cambian. “Ese sentimiento lo acompaña incluso cuando usted va a orar, pues, en todas las oraciones, usted se acuerda de eso y continúa sintiéndose sucio. La culpa le une al pecado aunque usted ya no lo cometa”, señaló Cristiane.

Lea también: 3 pasos para el verdadero arrepentimiento. (Subido en este mismo libro).

Solución

La solución de este problema está descrito en Santiago 5:16: “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho”. Entonces, para ser libre de una vez por todas de ese peso, busque ayuda y asuma el error que cometió. Converse con una persona que tiene la misma fe en Dios o con quien usted se equivocó y no deje que ese sentimiento contamine a otras personas. Solo así esta culpa no tendrá más fuerza para acusarle.

“Usted necesita curarse de la culpa de la traición, del abuso o del rechazo. Mientras usted siga aferrándose a la culpa, no logrará entregarse a Dios ni tener paz. Hable con quién lo tiene que saber, porque le va a ayudar. Es mejor que usted pierda una amistad, un título o incluso un matrimonio, pero no perder su Salvación por eso”, finalizó la columnista.

Tomado del blog Universal México.
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