Señor de los apartados

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Lucifer fue el primero en apartarse de la presencia de Dios. Él inauguró la apostasía en el mundo, cuando solo existían un hombre y una mujer en toda la tierra. Él es la esencia del pecado, pecó en el cielo y negoció con los ángeles, ofreciéndoles, creo yo, la condición de ser adorados en lugar de adoradores, y los arrastró consigo.

«A causa de tu gran comercio te llenaron de violencia y pecaste. Por eso, te expulsé del monte de Dios…» (Ezequiel 28:16)

Así Lucifer pasó a ser el señor de los apartados. Expulsado del cielo, cayó aquí en la tierra y pronto se dio cuenta de que la serpiente era el animal más sagaz (astuto), y la usó para arrastrar también al hombre y alejarlo de la presencia de Dios, así como lo que hizo en el cielo.

«Pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis.» (Génesis 3:3-4)

Hoy, el señor de los apartados ha logrado alejar a muchos de la presencia de Dios, utilizando como anzuelo el placer de la carne, la vanidad, lo colorido del mundo, etc.

Cuando un siervo de Dios, miembro, obrero, pastor u obispo se entrega, nuevamente, al pecado deliberadamente, se está tornando otra vez esclavo (siervo) del señor de los apartados.

El pecado es una ofrenda presentada a su “señor”. Por ejemplo, en el momento en que una persona está en plena acción del adulterio, es como si estuviera haciendo un trabajo de brujería para su señor, ofreciendo su cuerpo, su mente y su corazón como ofrenda viva al líder y autor de todos los pecados de la humanidad.

«Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.» (Juan 8:34)

Para los que fueron secuestrados por el diablo y hoy están en cautiverio y, sin embargo, no aceptan esta situación y quieren liberarse, todavía hay una oportunidad. Nuestro Señor dijo:

«Así que, si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres.» (Juan 8:36)

Sin embargo, existen aquellos que se convirtieron en hijos del señor de los apartados, fueron adoptados por él, esos son los que recibieron el ADN de su señor, es decir, tienen su carácter. Actúan de la misma manera en la que su padre actuó en el cielo: “voy, pero no iré solo, arrastraré a todos los que me den oídos”.

Los hijos del señor de los apartados salieron, desarrollaron un odio mortal contra aquellos que fueron utilizados por Dios para ayudarles, y viven veinticuatro horas por día contaminando los ojos y el corazón de los desprovistos de cuidado para con su vida espiritual. A los hijos del señor de los apartados les corresponde este versículo de Hebreos 6:4-6.

ATENCIÓN, obreros y todos los demás con respecto a los:

«… ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; A ESTOS EVITA.» (2 Timoteo 3:2-5)

Esta es la dirección que viene del Espíritu Santo a través de Su Palabra para ustedes que desean mantener su Salvación hasta el fin: ¡huyan de ellos!

Dios los bendiga y los guarde.

Tomado del blog del Obispo Edir Macedo.

Cerca de DIOS © [Segundo Libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora