¿Aún no logra ver el Reino de DIOS?

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Solamente los nacidos de Dios tienen ese poder

“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:3-5).

Tomando como base el diálogo entre Jesús y Nicodemo, Alynne Lyma (esposa del obispo Alvaro Lima) destacó que aquellos que son nacidos de Dios, no solamente entrarán el Reino de Dios, sino que también Lo verán.

Diferencia entre ver y entrar en el Reino de Dios

Ella incluso destacó que el Reino de Dios no es la misma cosa que el Reino de los Cielos, pues este empieza aquí en la Tierra, en la vida de aquellos que se someten a Su voluntad.

“El Reino de Dios está en donde Él reina, impera, en donde Él es el Señor. Cuando usted forma parte del Reino de Dios Su voluntad es la que se realiza en su vida. No la del hombre, del diablo o la suya. ¡Es la voluntad de Dios! Él es quien cuida a aquellos que pertenecen a Su reino”, enfatizó Alynne.

Pero ¿cómo ver un reino que es espiritual?

Solamente es posible con los ojos espirituales. Por eso, muchos de los que un día pudieron verlo, hoy ya no pueden.

Así como algunas personas, conforme van envejeciendo, van perdiendo la visión física, muchas, con el paso del tiempo, pierden la visión espiritual. Y, así, cambian la manera de ver las cosas.

Cuando se entregaron a Dios, veían las cosas con ojos espirituales y entendían que, independientemente de lo que sucediera, de los problemas que enfrentaran, todo cooperaba para su propio bien. Pues, si Dios lo estaba permitiendo, era para su crecimiento y madurez espiritual.

Perdiendo la visión espiritual

Pero, con el paso del tiempo, dejan que las dificultades, injusticias, los malos ejemplos y determinadas situaciones afecten su visión espiritual y, hoy, no logran ver nada con buenos ojos.

Ya no logran ver a Dios en nada de lo que sucede; que, muchas veces Dios permite algunas situaciones para moldearnos y hacernos estar más cerca de Él.

Solo logran ver a las personas. Entonces, si algo sucede, que se quedan molestas, con ira, con rencor. Porque todo lo que ven es la acción del hombre. Entonces, si no están bien espiritualmente, no piden ayuda, porque tienen miedo de lo que puede perder. Eso demuestra que ya no tienen la convicción de que su vida está en las manos de Dios, de que Él es quien está en el control de todo.

Y el miedo es una emoción humana. “Cuando la persona es nacida de Dios, no tiene miedo. ¿Por qué? Porque ve a Dios en todo. Sabe que si llegó a pasar una situación difícil, una dificultad, es porque Dios permitió que ella lo viviera. Sabe que su vida está en las manos de Dios”, señala Alynne.

Cuando Dios tiene el control

Ahora bien, si Dios tiene el control de su vida, nadie tendrá poder sobre ella, a menos de que Él lo permita.

Fue exactamente lo que el Señor Jesús le dijo a Pilatos, cuando le declaró que tenía el poder para soltarlo o crucificarlo.

“Entonces le dijo Pilato: ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte, y que tengo autoridad para soltarte? Respondió Jesús: Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene”(Juan 19:10-11).

“Él sabía que aquello estaba sucediendo con el permiso de Dios. Porque era por una causa mucho mayor. Él tenía esa visión espiritual. Él veía el Reino del Padre”, aclaró.

Usted, ¿cómo reacciona?

Usted, ¿cómo ha reaccionado ante los problemas y las dificultades? ¿Logra ver a Dios o solo la palabra de muerte que oyó de una determinada persona?

¿Recuerda cómo Sadrac, Mesac y Abed-Nego reaccionaron ante la amenaza de ser arrojados al horno de fuego? Ellos tenían esa visión espiritual y, por eso, no retrocedieron y no negaron la fe. En lugar de eso, enfrentaron la situación y confiaron en el hecho de que Dios estaba en el control de su vida y que, por lo tanto, si quisiera, podría librarlos (Daniel 3:16-18).

Dios no los libró del horno, sin embargo, los libró ADENTRO de él, de tal modo que el fuego no tuvo poder sobre ellos. La Biblia dice que ni un solo cabello de ellos fue quemado.

¿Qué significa? Que cuando Dios permite que pasemos por determinadas situaciones es para enseñarnos, moldearnos, hacernos madurar y crecer, a fin de bendecirnos con algo mucho mayor y, así, Su nombre sea glorificado en nuestras vidas, como sucedió con aquellos hombres y tantos otros que la Biblia relata.

“¿Cuántas personas, a causa de una dificultad, tuvieron la oportunidad de acercarse más a Dios? Otras, no obstante, quedaron traumadas y abandonaron la fe. Pero, cuando usted es nacida de Dios, esa situación no le trauma, pero le hace crecer. El fuego no le quema, sino que hace mejoras en usted”, destaca Alynne.

Abriendo los ojos espirituales

Otro ejemplo destacado en el programa fue el de Eva. Lamentablemente, así como ella escuchó a la serpiente en el jardín del Edén, muchos han escuchado a las personas que se acercan con el pretexto de ayudar. Pero, lo que quieren, en realidad, es quitarle su visión espiritual y robarle la pureza que hay dentro de usted.

“Adán y Eva paseaban con Dios. Ellos tenían esa proximidad con Dios; tenían pureza en todo lo que veían, hasta en el momento en que escucharon la voz de la serpiente. Cuando ellos comieron del fruto, la Biblia dice que sus ojos se abrieron. ¿Qué ojos? Los ojos que empezaron a ver el mal. A partir de entonces, ellos empezaron a ver las mismas cosas, pero de una manera diferente. A partir del momento en el que aquellos ojos carnales se abrieron, ellos vieron su desnudez y la vieron de otra manera”, destaca.

Así también sucede con la persona que pierde la visión espiritual: esta se vuelve maliciosa, empieza a ver a las personas y las situaciones de manera diferente. En concreto, con malos ojos. Donde antes ella veía la acción de Dios, ahora solo ve el problema, las circunstancias.

Lea también: 5 tips para mantener el enfoque en el Reino de Dios. (Subido en este mismo libro).

Advertencia espiritual

Por lo tanto, “vamos a abrir nuestros ojos espirituales para que los ojos carnales se cierren. Porque si usted pierde la visión espiritual, dejará de ver el Reino de Dios y, consecuentemente, de pertenecer a él. Solo es cuestión de tiempo”, finaliza Alynne.

Tomado del blog Universal México.
Pido disculpas por la confusión.

Cerca de DIOS © [Segundo Libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora