Cuando mi boca estaba a escasos centímetros de su feminidad, sentí un gran estruendo que nos hizo sobre saltar. El estante se había caído al suelo, y con ello la cámara de vídeos, un par de fotos y... el televisor.
Jane emitió un chillido, al tiempo que su semblante se teñía de terror. Yo también estaba asustado, pero no tanto porque sabía quién lo había hecho; lo que sí me intrigaba un poco era la razón de por qué había interrumpido algo que él mismo me había pedido hacer.
—¿¡QUÉ FUE ESO!? —Jane se tornó exasperada, al tiempo que se arrinconaba en una esquina del sofá, cubriéndose sus senos. Tragó en seco y me miró, para luego decir—: Vi algo, lo juro.
Ahora el que estaba asustado era yo.
—¿Q-Qué viste? ¿Qué fue exactamente fue lo que viste?
—Bueno, no sé qué fue lo que pasó exactamente... —comenzó a explicar—. Sólo vi, o al menos eso creí, una especie de humo gris al lado del estante. Te iba a decir que si habías puesto algo a cocinar cuando se vino encima.
Con mis manos en la cintura, miré a mí alrededor: todo era un desastre. Los marcos de las fotos estaban rotos y ni hablar de los adornos de porcelana de mamá... Todo estaba vuelto trizas, incluyendo la pantalla del televisor que se había caído bocabajo. Ni siquiera tuve la necesidad de voltearlo porque sabía que estaba roto. La cámara tampoco era la excepción: se había dañado.
La miré a ella. Sus mejillas estaban enrojecidas y pude percibir que todavía tenía aquella chispa del efecto del estimulante sexual para mujeres.
—Podemos ir arriba... Prometo ayudarte cuando terminemos.
—Eh, no —sacudí mi cabeza en negación. Sabía perfectamente que a John le había molestado eso, y prefería correrla de casa antes que terminara desbastada—. Necesito acomodar este desastre. ¿Puedes vestirte e irte?
Sus mejillas se enrojecieron todavía más, pero no por estar excitada, sino por la vergüenza que le causó mi otro rechazo. Con la mirada baja, comenzó a colocarse el brasiere, luego el suéter crop top. Tomó su bolso y se levantó, para después seguirme hasta la puerta.
—Nos vemos...
Jane no contestó: solo cruzó la puerta para irse. La cerré en medio de un suspiro y cuando me di la vuelta, hubo dos cosas que me impactaron. Una más que otra, y a ciencia cierta no supe cuál de las dos se ganó el primer lugar.
Lo primero que vi fue que el estante estaba en su lugar, como si nada hubiera pasado; lo segundo que vi fue a John frente a mí, con sus manos ligeramente empuñadas y con el ceño fruncido. Su mirada estaba más penetrante de lo normal. Parecía molesto.
—¿Qué pretendías hacer?
Sí, estaba molesto. Eso fue lo que impresionó más de todo.
—John..., t-tú me dijiste que...
—¡SE SUPONÍA QUE TENÍAS QUE DEJARLA CON LAS GANAS OTRA VEZ, NO TENER SEXO CON ELLA! ¡MÁS VERGONZOSO SERÍA UN VÍDEO DONDE ELLA TE INSISTIERA PARA HACERLO, QUE USTEDES DOS HACIÉNDOLO! ¡POR AMOR A SATÁN, PAUL! ¿¡QUÉ TIENES EN LA CABEZA!?
Jamás me había gritado, y eso, de alguna manera, logró impresionarme —y preocuparme— bastante. Siempre había recibido buenos tratos de su parte y ese cambio tan radical me había afectado; mis ojos no tardaron en nublarse.
—Pero, John...
Y desapareció. Se desvaneció ante mis ojos, dejando una densa capa de humo gris que desapareció al instante. No me dio tiempo de formular algo más, puesto que la puerta se abrió y chocó con mi espalda.
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The Devil with an Empty Heart ➳ McLennon
FanficNecesitaba una persona idónea e ideal para mí. Cansado de esperar y que las chicas -y el resto de las personas- solo me vieran como amigo y niño bueno que sólo le interesaba la religión, busqué ayuda. Por tal motivo, decidí acudir al Diablo a ver c...