Capítulo XXIX

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   Se me hundió el estómago, y de nuevo las ganas de llorar aumentaron de forma notable. Sin embargo, todavía no podía dejarlas salir. Era como si las tuviera detenidas, como si no pudiera hacer nada más que querer hacerlo; aquella sensación me estaba matando lenta y pausadamente. Era horrible

   El hecho de ver su carita pálida, sus ojos cerrados y aquella mascarilla que le proporcionaba respiración artificial me ponía de malas. Me pregunta por qué no lo había conocido antes.

   Con un nudo intenso en mi garganta, deslicé mi mano por su cabellera castaña para acariciarla sutilmente. Segundos después, sentí la mano de Mimi sobre mi hombro.

   —¿Lo conocías? —me preguntó. Su voz se escuchaba melancólica y quebrada.

   —Mentiría si dijera que no... Lo he visto muchas veces.

   Apreté mis labios, sin perder de vista aquellas cejas pobladas que enmarcaban un rostro peculiarmente bonito, sin vida y sin aliento. Me dolía, sí me dolía bastante.

   —¿Dónde?

   —N-Nos topábamos varias veces en el camino —le mentí. Claramente no podía decirle la verdad—. Y nos saludábamos... Y... —me giré para verla—. Señora, ¿podemos estar en contacto? Me gustaría estar al tanto sobre la recuperación de John. Y si pasa algo, por favor llámame.

   Ella se tornó un poco inquieta, sin embargo sacó de su cartera un papelito y un bolígrafo, y escribió sobre él su número telefónico, el cual me extendió.

   —No quiero perder las esperanzas.

   —Tampoco yo —hablé en voz baja, escuchando únicamente el pitido que indicaba las pulsaciones del corazón de John. Lo miré durante un buen rato—. Tampoco yo...

   —Él era un chico bastante alegre —deslizó su mano por el brazo de John, al momento que sus ojos se cristalizaban—, y rebelde, claro. A menudo teníamos discusiones por sus actitudes y porque me contestaba mal, pero luego de discutir siempre se acercaba a mí, me abrazaba por detrás y me decía: "ya, está bien, lo lamento." —Una lágrima rodó por su mejilla, por lo que ella se encargó de limpiarla rápidamente—. Era tan espontaneo, tan directo..., tan dulce y ácido al mismo tiempo. De vez en cuando solía decir que su corazón estaba vacío porque aún no encontraba a la persona de sus sueños.

   Me puse en alerta al escuchar eso último. Él decía que su corazón estaba vacío, y Lucifer me había dado un objeto simulando un corazón vacío. El corazón vacío del Diablo.

   —Vaya... —intenté, a toda cosa, disimular mi fatídica y trágica expresión de asombro. Me temblaba el cuerpo—. ¿Y qué tal esa chica Prudence?

   —Él intentaba enamorarse de ella, le escribió una canción e intentó dedicársela, pero... John estaba obligándose a sí mismo a quererla, pero en realidad no la quería... A pesar que él era rebelde y tenía esa facha de niño malo, él tenía sentimientos bonitos... —Suspiró—. Pero, bueno, solo espero que pueda recuperarse de esto pronto. No sabes lo que me cuesta verlo así. Estos días han sido horribles.

   Llevé la mano a su hombro, y ella me miró, intentado sonreí a pesar que lo único que hacía era llorar desconsoladamente.

   —No te preocupes. Él se va a recuperar. Lo prometo.

   Se limpió las lágrimas que bañaban su rostro.

   —¿Cómo... cómo puedes asegurar algo así? —sollozó. Se dignó a verme—. ¿Cómo puedes asegurarme algo así?

   —Estoy seguro que él se va a recuperar. No ha vivido la vida porque no ha conocido el amor, y todavía no puede morir sin haber vivido. Él va a estar bien. Aquí o en otra vida.

The Devil with an Empty Heart ➳ McLennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora