Capítulo XXVIII

1.2K 241 617
                                    

   La miré de manera rápida, al tiempo que sentía mi corazón latir. Quería escucharlo de una vez por todas y ansiaba que nadie pudiera interrumpirnos.

   —¿Ah, sí? —me incliné hacia ella y, tratando de parecer natural, indagué—: ¿De dónde?

   Ella chasqueó la lengua.

   —Con razón que no me da buena pinta. ¡Ya decía yo que lo había visto en un lugar, pero no podía recordar cuál!

   —Ajá, pero di —insté. Mi padre parecía igual de impaciente que yo—. ¿De dónde lo has visto?

   —Del lugar donde fuimos a comer con mis amigos. Ese amigo tuyo estaba tocando esa misma canción en el escenario, pero antes de subirse al escenario el presentador dijo que él usualmente tocaba en bares y que teníamos el honor de escucharlo ahí. ¿Ves por qué te digo que había algo en el que no me encajaba? Tocaba en bares, y esa gente siempre suele ser rebelde. Claro, no quito el hecho de que sea talentoso, pero de que es mala conducta, lo es. Por eso es que no quería que te juntara tanto con él, porque estoy segura que es una muy mala influenza para ti.

   Me asombró lo que me había dicho, pero no aquello de que él era una mala influenza y un mala conducta, no, sino porque contrastaba mucho con lo que había escuchado de Brian en el retiro. Este había dicho que su forma de tocar lo había cautivado y que era él mismo, sus mismos ojos, sus labios...

   Y tal vez ahí John, el verdadero John, había accedido a tener sexo con él. Porque, como había dicho mamá, tenía pinta de un chico malo, rebelde y seguramente con una ligera atracción hacia los hombres. O también Brian podía haberlo obligado a cambio de algo de dinero extra.

   Vaya qué guía tan espiritual.

   —... ¿Paul? ... ¡Paul! —mi madre me sacó de mis pensamientos, haciendo que yo la mirara rápidamente—. Hijo, ¿qué pasó? —deslizó su mano por mi rostro.

   —Nada, nada... Estaba pensando en lo que me dijiste...

   —¿Él te dijo algo sobre eso? ¿Me crees?

   A decir verdad no, pero sí le creía a mamá. Había muchas cosas que me hacían creer que eso era totalmente cierto, como por ejemplo lo de Brian y la facilidad que tuvo para componer la canción que me dio para que la entregara en la clase de música.

   "Prudence"... Todavía me preguntaba si tenía algo que ver con la lápida.

   —Eh, hijo. —Papá me alborotó el cabello, y yo giré mi rostro para verlo; me sonrió—. ¿Cómo se portó Mike?

   —Ah, bien. Está dormido en su habitación... Yo voy a la mía... Necesito hacer trabajos para entregar.

   Dicho eso me levanté del sofá y me dirigí a las escaleras que me llevarían al segundo piso. Una vez ahí me encaminé a la recámara y al llegar comencé a desvestirme, mientras pensaba en todo lo relacionado al asunto.

   Cuando me quité el suéter de rayas, sentí unas manos posicionarse en mi cintura, haciéndome dar un leve respingo y luego girarme. Ahí estaba John, con una sonrisa enmarcada en su rostro y su perfecto traje negro que le asentaba muy bien. Me dio un beso en los labios.

   —¿Cómo estuvo tu día, precioso? —formuló su pregunta mientras encaminaba sus piernas hacia la cama para sentarse en el borde de la misma—. ¿Qué te sucede?

   —John, necesito hablar contigo.

   Él rodó los ojos.

   —¿Sobre esa tonta página otra vez, Paul? Te dije que ya basta con eso. Ya te expliqué.

The Devil with an Empty Heart ➳ McLennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora