—¡NO! —espeté—. ¡No voy hacer eso con ÉL! ¡Lo siento, pero no!
Iba levantarme, pero él me tomó por los hombros y me obligó a sentarme nuevamente.
—Sí lo vas hacer —me dijo; yo fruncí el ceño—. Tienes que hacerlo.
—¿No puede ser otra persona, eh? —alcé una ceja—. ¿¡Tiene que ser específicamente él!? ¿Por qué?
—Porque lo quiero de mi lado —me contestó—. Lo he estado evaluando desde hace tiempo, y su personalidad, su forma de pensar y de actuar vendrían bien para mí. Oh, vamos —insistió. Aún no me soltaba—. Hazlo por mí, que yo voy hacer algo por ti.
Me quedé en silencio, mirándolo a los ojos e intentado convencerme a mí mismo de que eso sería una buena idea y traería ventajas.
—¿Me aseguras que él no te va a ver, ni va a saber nada de ti? —formulé mi pregunta con voz tenue—. No quiero que tener que compartirte con nadie.
Se inclinó hacia mí para darme un besito cortito en los labios.
—Te prometo que no. Yo solo soy para ti.
Con una mueca de no muy a gusto, logré zafarme de su agarré para así poder rodear mis brazos en su cuello y darle un abrazo.
—No me hagas hacer eso...
—Es necesario, precioso —murmuró, envolviendo mi cintura entre sus manos y haciéndome sentir seguro—. Te voy a ayudar, no te preocupes...
Me separé de él al escuchar eso.
—¿Cómo lo harás?
Tocó la punta de mi nariz, haciéndome sonreír un poquito.
—Sólo déjamelo a mí, pero ten en cuenta que cuando llegue el momento de hacerlo tendrás que hacerlo sí o sí. ¿Okey?
Suspire, y asentí.
—Está bien...
Entrelazó sus manos en la mía, las besó y luego me miró, al tiempo que sus labios dibujaban una leve sonrisa.
—Ahora ve a ducharte y baja a cenar con tu madre, ¿sí?
—Ujum...
Me dio un beso en los labios y, segundos después desapareció, dejando una estela de humo gris que desapareció al instante.
Logré levantarme de la cama e ir hacia la salida de mi habitación con las intenciones de ir al baño. Al estar ahí cerré la puerta y comencé a desvestirme. La ropa estaba sucia, y los zapatos ni hablar: estaban llenos de lodo seco y polvo. Todas las prendas las metí en la cesta, y cuando mi cuerpo estuvo desnudo traspasé la cortina de plástico e inicié una ducha de agua tibia.
Era relajante. Me daba tranquilidad el agua tibia caer sobre mi cuerpo y enjabonarme donde no me daba el sol.
La ducho duró alrededor de diez minutos, y cuando salí envuelto en la toalla fui directo a mi habitación para colocarme el pijama gris y las pantuflas.
Bajé las escaleras con rapidez porque el aroma a pasteles de hojaldre horneados y rellenos de queso y jamón aumentó mis ganas de comer. Cuando llegué a la sala, mamá estaba acomodando la mesa para que pudiéramos comer.
—Siéntante, Paulie... —fue amable, a pesar que había sido grosero con ella—. ¿Qué quieres de bebida? ¿Café, té o zumo de frutas que preparé para el almuerzo?
—El zumo de frutas —contesté, tomando asiento y mirándola con una sonrisa. Ella me la devolvió y se marchó a la cocina—. ¿Cómo estuviste estos días?
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The Devil with an Empty Heart ➳ McLennon
FanfictionNecesitaba una persona idónea e ideal para mí. Cansado de esperar y que las chicas -y el resto de las personas- solo me vieran como amigo y niño bueno que sólo le interesaba la religión, busqué ayuda. Por tal motivo, decidí acudir al Diablo a ver c...