Capítulo XIV

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Era por la mañana, un sábado, por lo que la mayoría de personas en Howarts disfrutaban al aire libre o hacían sus deberes junto al lago.

Pero ellos no, todos, semidioses y magos, estaban delante del pensadero del despacho de Dumbeldore.

- Vale, os voy a enseñar cómo funciona. - Dijo Hermione.

Acto seguido tocó con su varita su cabeza y al separarla todos vieron como salía un recuerdo. Y ella lo dejaba en el pensadero.

- Eso era un recuerdo, ahora hundir la cabeza ahí.

Los semidioses no se hicieron de rogar, pronto todos estaban en el recuerdo. Era curioso.

En el recuerdo se veía una pequeña Hermione montando en bicicleta mientras que su madre la perseguía y ella reía.

Era una vista enternecedora, tanto que intentaron tocar a la madre de Hermione pero no eran capaces.

Le dijeron que era una gran madre y que su hija era muy mona, pero, de nuevo,parecía que no podía oírlos.

- Chicos no os forceis, esto es un recuerdo, no os ven ni os oyen. - Les explico Ron.

Cuando esté acabo todos salieron del recuerdo. Algo impresionados todos miraron a Hermione como si acabaran de averiguar que era una bruja.

- Oye, nunca os pregunte por vuestra historia, quiero saber si puedo.- Dijo Anabeth.

- Claro, es lo justo. - Dijo Harry.

Entonces empezó a contarle toda la historia. Desde el principio cuando era un bebé hasta cuándo consiguió derrotar a lord Voldemort. Tardó bastante pero cuando acabó fue como si se hubiera quitado un gran peso de encima.

Y para qué negarlo Hazel había derramado alguna que otra lágrima al escuchar las partes más tristes. No era un secreto que ella era una de las que más mostraban sus sentimientos.

- No pasmos por el tártaro como vosotros dos, pero bueno... - Dijo Ron.

- También habéis sufrido, y dirás nosotros tres. - Dijo Percy.

- No eras solo tú y Anabeth juntos?

- Si pero Nico también fue, pero fue solo igual que en el laberinto. - Contesto Anabeth.

- El nos dijo que su vida no era interesante que no hacía falta que nos lo contara. - Explicó Hermione.

- Nicolò Di Angelo, habla ahora mismo. - Dijo Reyna.

El tono que uso surgió efecto y el joven semidios empezó a contar su vida esquemáticamente en veinte minutos ya había acabado.

- Listo, ahora vamos con los recuerdos, que son más importantes. - Gruñó al acabar.

Piper se acercó al pensadero, se concentró en su recuerdo y lo depósito allí dentro.

Cuando estaban todos dentro se empezaron a fijar en todas las diosas de la sala, sobre todo en sus dos principales sospechosas aunque también se fijaban en Afrodita.

- Vamos a cotillear en sus habitaciones. - Dijo Will.

- Buena idea. - Dijo Reyna sonriendo como enamorada.

Entonces todos desfilaron por un pasillo, Leo se acercó a la primera puerta que había y la abrió. Miró su interior y rápidamente la cerró y se puso delante de la puerta.

- Esa es la habitación de Hades. - Explicó Anabeth que conocía las instalaciones. - Que pasó?

- Digamos que ya se donde se fue Persefone cuando acabó de hablar con nosotros. - Dijo Leo nervioso. - Y también os digo, que aló mejor joyitas y fantasmita tienen un hermano pronto.

Todos continuaron tranquilos, menos Leo, por los pasillos del Olimpo.

- Esto es precioso, una arquitectura magnífica. - Decía Hermione mientras caminaban.

- Pues todo lo diseño Anabeth después de la guerra, esta más bonito que antes. - Presumía Piper de su novia.

Así fue hasta que encontraron la habitación de Afrodita, entraron Leo con pánico pintado en la cara, por suerte no había dioses haciendo más semidioses o dioses.

La habitación de Afrodita era azul pastel, tenía una cama descomunal rosa pastel y en las paredes tenía colgadas fotos de sus hijas famosas, entre ellas Piper.

- Mamá... - Dijo deslizando los dedos por la foto suya allí colgada.

Aún así se concentró y se pusieron a investigar. Abrieron el armario que estaba lleno de su ropa y dos o tres prendas de Ares.

Miraron debajo de la cama pero nada, solo polvo divino y algún que otro bote de purpurina. También en un cajón encontraron un álbum.

Los jóvenes abrieron ese álbum repleto de fotos de parejas del campamento Mestizo, un poco raro todo. Aún así nada incriminba a la diosa directamente.

Por lo que se dirigieron al templo de Atenea, que era donde la diosa tenía su dormitorio, para tener privacidad decía.

Ahora los semidioses no sabían si la quería para hacerles la vida imposible sin preocupaciones y desde casa.

- Parece que Afrodita no ha hecho nada malo, bueno nada que sea lo que estamos buscando. - Dijo Frank.

- Oye, cuanto tiempo podemos estar aquí? - Dijo Will curioso.

- Hasta que el recuerdo de la persona se acabe. - Respondió Hermione.

Siguieron andando hasta el templo de Atenea y cuando estaban a punto de entrar volvían a estar otra vez en el despacho del director.

- Ya va ser hora de cenar, será mejor que dejemos las otras dos para mañana. - Dijo Harry. - Podemos venir por la mañana.

- Por nosotros sin problema. - Dijo Will.

Y así fueron todos a comer, no volvieron a hablar del tema, al fin en cuentas a la mesa no se puede hablar de trabajo.

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Aquí otro capítulo y esta vez no os deje mucha tensión o puede que sí.

Al final Afrodita no es tan mala, bueno yo no tengo novio así que buena tampoco. (。•̀ᴗ-)✧

Mañana o pasado depende de mis ánimos descubriremos a la culpable... Vale no pero estarán cerca.

Besos,
Yo.

Harry Potter y la sangre mestizaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora